El PSC combatirá la abstención para evitar un hundimiento total

Dimite de un cargo representativo del PSOE la eurodiputada catalana Maria Badia

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Aguantar la polarización, explicar un proyecto que todavía no se ha clarificado, y planificar con un grupo parlamentario sólido el futuro a medio plazo. No hay más. No puede haber más. Por el momento.

Así afronta el PSC las elecciones autonómicas, confiado al menos en que la polarización, que cobra cada vez más intensidad entre el soberanismo de CiU y el españolismo del PP, atraiga a las televisiones de ámbito estatal y el PSC pueda dirigir su mensaje.

Esa posibilidad la tendrá el primer secretario del PSC y candidato a la Generalitat, Pere Navarro, pero puede que no sea suficiente para lograr el gran objetivo: movilizar a los abstencionistas, para evitar un hundimiento total.

Con ese objetivo, el PSC espera igualar o superar mínimamente los resultados de las últimas autonómicas de 2010, con 28 diputados, el peor de toda su historia. En 1980 obtuvo 33; en 1992, 40 escaños; en 1995, 34 diputados; en 1999, 50; en 2006, 37; y en 2010, 28. Ahora, de hecho, unos 25 diputados se consideraría, según la dirección del PSC, casi un éxito.

Galicia y País Vasco

Y la doble intención es recuperar abstencionistas, pensando en lo que ha pasado en las elecciones gallegas, y representar una fuerza política moderada, que no caiga en los extremismos, situando como ejemplo para evitarlo las elecciones del País Vasco.

En eso está el secretario de organización del PSC, Daniel Fernández, y el portavoz del grupo parlamentario, Jaume Collboni. La tarea, además, se complica, porque el PSC luchará esta vez contra un aliado tradicional para buscar mayorías, los ecosocialistas de ICV.

Lucha con ICV

La formación que lidera Joan Herrera ha querido entrar en el terreno de juego de los nacionalistas y defiende desde el primer momento un referéndum de autodeterminación, sin renunciar a la independencia, con la intención de buscar a los electores más catalanistas del PSC.

ICV se ve con fuerzas para intentar superar al PSC. Los socialistas, por su parte, tratarán de provocar las contradicciones en el potencial electorado de ICV. Es decir, la lucha se focaliza, en la izquierda, en un reparto acotado por un porcentaje que puede ser marginal en el próximo Parlament.

Sin ánimo para plantar batalla

El PSC ya no lucha por ganar, ni, casi, por ser una segunda fuerza política sólida y correosa para hacer frente a CiU.
El analista Oriol Bertomeus ha dado cuenta de lo que ha sucedido en el País Vasco y Galicia, y el PSC trata de tomar nota para evitar los errores de los socialistas, aunque consciente de que el hundimiento del PSOE, con un muy debilitado Alfredo Pérez Rubalcaba, les puede acabar de pasar factura.

En el País Vasco, los socialistas han perdido unos cien mil votos respecto al 2009, y sólo retienen el 65% de su voto. La mayor fuga, según ha analizado Bertomeus en la Fundació Rafael Campalans, ha sido hacia el PNV, con un trasvase de 30.000 votos. Otros 40.000 se han ido a la abstención.

Como en Grecia

El caso de las gallegas podría ser más ilustrativo para el PSC. El PP, con mayoría absoluta, ha perdido, en cambio, el 23% de los votos entre las generales y las autonómicas, y de ese porcentaje los socialistas gallegos no recogen apenas nada. De hecho, los socialistas han perdido hasta un 40% del apoyo que obtuvieron en las generales.

Bertomeus asegura que la situación gallega tiene unas ciertas reminiscencias con la situación griega.

La derecha se estanca, y se produce un trasvase de las formaciones moderadas de izquierda hacia opciones más radicales, como el nuevo partido de Xosé Manuel Beiras.

Al PSC le puede ocurrir algo parecido, hacia Ciutadans, o hacia el PP, en este caso. Y también hacia CiU. O, directamente, a la abstención.

Tercera vía

Para combatir todo ello, los principales dirigentes del PSC, también la diputada Rocío Martínez-Sampere, que ha tratado en los últimos meses de jugar ese papel, quieren aparecer como una tercera vía que huya de los extremismos y recoja a una buena parte de la sociedad catalana que desea posiciones conciliadoras.

Pero todo parece insuficiente. La dirección del PSC, y también los jóvenes valores no parecen saber qué dirección tomar.

El candidato del PSC, Pere Navarro, reclamó este miércoles que se acabe con la polarización, tras conocer que la eurodiputada socialista Maria Badia, elegida en las listas del PSC, dimitía como secretaria general de la delegación socialista española en el Parlamento Europeo.

Carta de eurodiputados

Badia, junto con los eurodiputados Raül Romeva (ICV) y Ramon Tremosa (CiU) y Ana Miranda (BNG), han enviado una carta a la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, en la que denuncian que algunas personalidades españolas han amenazado con emplear “la fuerza militar contra la población catalana” y piden a la UE que intervenga de “forma preventiva” en el “conflicto catalán”.

Badia, que firmó también el comunicado catalanista que pedía una Catalunya-estado, junto a dirigentes como Antoni Castells, Montserrat Tura o Ernest Maragall, justifica la dimisión de ese cargo –continuará de eurodiputada—porque el contenido de la carta “se ha sobredimensionado, se ha manipulado y se ha instrumentalizado”.

Y concluye: “Hemos de ser prudentes, porque todo es muy frágil, pero la prudencia no nos debe dejar mudos”.

Dinámica perversa

Para Navarro, todo esto, “forma parte de una dinámica perversa que se ha generado durante esta campaña electoral que tiene que ver con los extremos, que se sirven de unos lenguajes preocupantes que no deberían utilizarse en una batalla que no es de armas, sino dialéctica, la que se hace en una campaña electoral”, en referencia también a la alusión del conseller de Interior, Felip Puig, sobre la posible actitud de los Mossos d’Esquadra para defender, si es necesario, Catalunya.

Y el candidato del PSC concluyó este miércoles con un deseo de intenciones, que los socialistas tratarán de hacer realidad: “Conviene que entre los extremos haya una fuerza política que apueste por el diálogo, que apueste por la comunicación, que apueste por una relación mejorada con España y con Europa”.

Pero, pese a los esfuerzos, la dialéctica entre CiU y PP es intensa. Y el PSC puede estar al borde del hundimiento si sus dirigentes no lo remedian.

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