El PP recrudece su ofensiva veraniega contra Sánchez en ausencia de Feijóo
Ante la ausencia mediática de Feijóo, los populares han redoblado sus mensajes contra la acción del Gobierno
La batalla política en la que se han visto enzarzados tanto el PSOE como el PP en las últimas horas, a raíz de las medidas de ahorro energético, han sumido a los dos partidos en un duelo sobre quién consigue hacerse con mayor ruido, justo en las semanas de mayor parón informativo y con los principales líderes políticos de descanso estival. Así, y con un Gobierno que desde el primer momento se mostró tajante con el cumplimiento del compromiso de reducción de uso eléctrico ante Bruselas, los populares han redoblado sus mensajes, subiendo los decibelios.
Tras la llegada a la dirección del PP de Alberto Núñez Feijóo, el tono, los argumentos se habían moderado y templado respecto a la etapa anterior de Pablo Casado. El nuevo presidente reclamaba una «política con mayúsculas, sin estridencias, no a golpe de tuit», basada en hacer una «alternativa» constructiva, y su hacer se había impuesto. Sin embargo, ante su ausencia mediática, y aun manteniendo las propuestas que han marcado su presidencia, el partido ha retomado mensajes más duros.
Se arquearon algunas cejas cuando, hace unas semanas, durante el estreno del propio Feijóo como senador, ya comenzó él mismo a hablar de «Partido Sanchista», en lugar del PSOE. Pero el último ejemplo ha sido el del vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán, quien, además de hablar de «cartilla de racionamiento energético», tildó la acción del Gobierno como una «cortina de humo para que no se hable de la sentencia de los ERE», a pesar de trufar su discurso con una batería de medidas y propuestas alternativas.
Oposición de oponerse sistemáticamente
Es algo palpable. El politólogo Eduardo Bayón, consultado por Economía Digital, así lo sostiene: observa una tendencia de pura «oposición, pero de oponerse sistemáticamente a todo lo que venga del Gobierno, con un tono endurecido«. Sobre todo, en el tema de la energía, donde la primera en marcar posición del PP fue la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, a quien sí caracteriza esos mensajes severos.
«Ayuso sí que a veces está marcando el ritmo. Fue ella quien marcó el posicionamiento y luego el PP siguió la línea», observa Bayón. Aunque no es la primera vez que sucede. «Pasadas las elecciones de Andalucía , la línea de oposición del PP es más parecida a la que hacía Casado que la que representaba Feijóo en la Xunta». El politólogo recuerda que los populares no han abandonado conceptos como el del «gobierno ilegítimo» u «okupa de la Moncloa» que sintetizaban el carácter de la anterior presidencia de la organización.
Esa alternancia de argumentos y declaraciones más duras con defensas a ultranza de la moderación también la diagnostica el periodista y consultor político César Calderón. «Como solía decir uno de los más añorados líderes del PSOE de Andalucía, Alfonso Perales, cada día tiene su afán y en la labor de oposición a un gobierno que se sabe herido, el PP debe alternar mensajes más duros con los que movilizar a los propios con otros más transversales que sirvan para desmovilizar a los de enfrente», defiende el también columnista de Economía Digital.
Génova lo niega
Sin embargo, en Génova, los propios populares no lo ven así. Fuentes del partido consultadas por este periódico niegan ese recrudecimiento, a pesar de que Sánchez «está en el insulto perpetuo, a nosotros no nos encuentran ni en el ruido ni la confrontación», arguyen. «De recrudecer al discurso nada, todo lo contrario», rechazan, cuando se les cuestiona directamente por las declaraciones de las últimas jornadas.
A sus ojos, lo que está haciendo la dirección popular es «hacer caso omiso». «No faltamos al respeto. Seguimos en nuestra línea: propuestas, propuestas, propuestas. En suma: construir una alternativa en torno a Sánchez».
Lo cierto es que el propio núcleo más cercano al presidente es consciente de que esos discursos le favorecen, porque el partido no es «homogéneo» ni «monolítico». Feijóo, consideran, no necesita bajar al barro, y que otros dirigentes populares suban el tono es «complementario». Su estilo es el que es, y es «compatible» con el ala dura que vive en la formación y que no se puede ignorar.
Una estrategia que puede ir a más
Políticamente y estratégicamente tienen sentido sus tesis. Eduardo Bayón afirma que los próximos meses serán claves: «Ahora aún juegan en el contexto de idilio político que les genera el cambio de liderazgo, sumado al colapso definitivo de Cs y un estancamiento de Vox, a raíz del cambio de papeles que supuso la entrada en el Gobierno de CyL y un mal resultado en Andalucía, porque ya no están en un momento expansivo y con el viento a favor».
«Pasado eso, y habiéndose beneficiado, habrá que ver si esa tendencia al alza del PP no se mantiene en otoño, no sé si caerán en acentuar aún más su versión más dura«, pronostica el politólogo. Para César Calderón, «el liderazgo de Feijoó se agiganta cada día».
De hecho, hay antecedentes. «La estrategia de Feijoó y de su equipo, si se parece a alguna, es a la que realizó José Luis Rodríguez Zapatero con José María Aznar, a quien literalmente se merendó a base de propuestas de acuerdo a las que el entonces presidente del gobierno no supo responder coherentemente«, alega el consultor.
El PSOE: «Feijóo tendrá que explicarse»
En Moncloa, ese agravamiento del discurso se percibe de otra manera. Las fuentes consultadas por Economía Digital sostienen un mensaje claro: «En esto [el ahorro energético] se trata de estar a la altura. Responsabilidad, unidad y solidaridad».
A nivel orgánico sí que van más allá. Desde Ferraz destacan en una charla con este periódico que «el PP tiene un problema para cada solución». «Hay una constante que se repite en la historia reciente del PP, tanto con Casado como con Feijóo: nunca están cuando se les necesita».
«Cuando toca arrimar el hombro por el país y Europa con una guerra en la que la energía es un arma en manos de Putin», deslizan fuentes del PSOE. «El PP es un gallinero en el que nadie arrima el hombro. Es un ejemplo de insolidaridad que les deja en mal lugar no solo en España. Feijóo tendrá que explicar a sus socios europeos de partido, empezando por Von der Leyen, porque deja que el populismo rancio de Ayuso se cuele en el pulso que toda Europa mantiene con Putin».