El PP rechaza la reforma de las pensiones de Escrivá mientras busca una alternativa

Los populares repiten el modus operandi del tope ibérico, que tacharon de "timo" pese a contar con el sí de Bruselas, como sucede ahora con las pensiones

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de la formación este lunes en Madrid. EFE/ Javier Lizon

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La propuesta de la reforma de las pensiones anunciada por el Gobierno junto a sus socios, bajo la autoría del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, llegó a la sede nacional del PP, en la calle Génova, 13, a través de los móviles. Los anuncios en los medios de comunicación fueron la primera noticia que el principal partido de la oposición obtuvo sobre esta reestructuración del sistema actual, y eso no sentó nada bien entre las filas populares. La primera reacción fue tildarla de «impuesto al trabajo» y después el propio presidente Alberto Núñez Feijóo la tachó de «parche» hasta 2025, aunque lo cierto, según admiten fuentes de la dirección, es que no tienen el documento completo para analizarlo.

Pero, visto lo que han visto, tienen clara cuál es su postura: el rechazo total. Eso, claro, sin implicar que tengan una propuesta B para hacer llegar al Gobierno de Pedro Sánchez o una receta propia para solucionar un sistema del que Bruselas ya ha advertido que toca cambiar para desbloquear nuevos desembolsos del Plan de Recuperación, porque están vinculados.

De momento, el principal reclamo de Génova, que anda situándose en el no en la votación parlamentaria aunque aleguen que aún no está decidida la postura, es recibir «la información del Gobierno». «Bruselas sólo ha planteado una transitoriedad hasta 2025, cuando nos toque a nosotros afrontarla [en referencia al hipotético Gobierno popular tras las elecciones generales de este mes de diciembre-«, defienden desde el equipo de Alberto Núñez Feijóo. «Si el Gobierno quiere negociar, que nos informe más allá de teletipo».

Con OK de Bruselas, como la excepción ibérica

En la planta noble de Génova se entiende que el okey que ha dado Bruselas -de manera no oficial, pero sí oficiosa- es una validación a «una hoja de ruta, un pdf, a aplicar después. Es una patada para adelante», sintetizan. Lo cierto es que el Gobierno sí dice que tiene el visto bueno y, la semana pasada, una portavoz de la Comisión Europea aseguró que se evaluará la reforma de pensiones cuando España solicite el cuarto desembolso del fondo de recuperación.

La portavoz no confirmó si la reforma había sido respaldada por el Ejecutivo comunitario, pero este lunes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró que ha recibido el aval de Bruselas «sin lugar a dudas», tras participar en una reunión de ministros de Empleo de la Unión Europea (UE). «Somos un Gobierno serio y, desde luego, claro que nunca daríamos un paso adelante de este calibre sin esa avenencia con la Comisión Europea», adujo.

«Por una vez, le pido al Partido Popular que rectifique, que por una vez nos digan que esta norma es positiva y que voten a favor, que no vuelvan a cometer el error que han cometido con la reforma laboral», insistió Díaz. Pero, de hecho, la postura del PP se acerca más a la que adoptaron con la excepción ibérica, que llegaron a catalogar de «timo ibérico» y que tuvieron que recular tras darle el visto bueno la UE, con los halagos de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que es miembro del Partido Popular Europeo.

«Esto no es el sí es sí»

El sentido del voto es algo que no pretenden desvelar aún los populares, porque, según señalan, «esto no es la toma en consideración de la reforma del sólo sí es sí« promovida por el PSOE en solitario sin el apoyo de sus socios, que únicamente salió adelante por los síes sin negociación ni acuerdo con los socialistas que decidió otorgar el PP. «Esto no es un voto gratis. Nos falta información para verbalizar. Pero vemos margen de mejora«, afirman.

Este lunes, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) indicó que las medidas recogidas en la reforma de pensiones presentada por el Gobierno serán insuficientes para restablecer el equilibrio del sistema de pensiones, que en 2050 necesitará anualmente recursos equivalentes a 4,5 puntos de PIB. Es, de hecho, una de las bazas con las que cuenta el PP para cambiar el relato.

De momento, lo zanjan depositando la pelota en el tejado de Moncloa: «Tienen que sentarse a negociar un plan de pensiones de cara al futuro», en referencia al espíritu con el que se gestó el Pacto de Toledo para despolitizar y desideologizar la reforma de las pensiones.

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