El PP emplaza a Mas a impulsar un cambio de la Constitución si quiere una consulta
Sánchez-Camacho advierte al líder de CiU que su operación sólo beneficiará a ERC
Seria, pero sin perder el hilo en ningún momento, Alicia Sánchez-Camacho ha llegado a acorralar al líder de CiU, Artur Mas, que será elegido en unas horas nuevo president de la Generalitat. La presidenta del PP catalán tenía claro su mensaje y a quien representaba, buscando, como ha hecho con fruición en los últimos meses, ser la interlocutora directa de La Moncloa en Catalunya.
Y ha tratado de presentar una realidad: la consulta soberanista no se realizará, y es “sólo un engaño”. El argumento es que la ley no lo permite, y que Mas lo sabe. ¿Qué salida ofrece el PP? Sánchez-Camacho ha emplazado a Mas a instar y promover una reforma de la Constitución que pueda hacer posible esa consulta. Y que busque las mayorías necesarias para ello. Cualquier otra cosa, según el PP catalán, está condenada a generar “más frustración” entre la ciudadanía catalana.
Apoyo a Mas en los presupuestos
La intervención de Sánchez-Camacho ha sido dura y es importante, porque el PP catalán ha posibilitado a Mas la aprobación de los dos presupuestos de la legislatura que se inició en 2010. Al margen de las diferencias ideológicas, CiU se ha apoyado en el PP en numerosas iniciativas. Y CiU ha respondido en el Congreso de los Diputados apoyando medidas tan complejas y con tanta repercusión como la reforma laboral.
La presidenta del PP, de hecho, ha tratado de incidir en una cuestión que preocupa también a una buena parte de Convergència, y, principalmente, a Unió Democràtica. Para Sánchez-Camacho, el acuerdo de CiU con ERC perjudicará a la federación nacionalista. “Este pacto es una huida hacia delante. Esta legislatura y usted tienen fecha de caducidad en cuánto se fije la fecha de la consulta y la estrategia de Esquerra es inteligente, porque cuando usted no pueda celebrar la consulta, ERC hará una OPA sobre sus votantes”. El golpe fue directo a la mandíbula de Mas.
Pacto fiscal
Porque el adelanto electoral, la decisión de Mas de apostar por el derecho a decidir, con una consulta, viene precedida de la necesidad del president de la Generalitat de mejorar el modelo de financiación de Catalunya. Es lo que buscó Mas en su entrevista con Mariano Rajoy, aunque el presidente del Gobierno central no podía hacer mucho más. No llevaba, en septiembre, ni un año al frente del Ejecutivo, y, agobiado por el pago de la deuda, Rajoy no pudo ni quiso iniciar un cambio del modelo, fuera de la Lofca, como le pedía el mandatario catalán.
Y ese es el problema central de Catalunya. La presidenta del PP catalán también lo ha interiorizado desde hace meses. Y en su intervención en el debate de investidura le ha recordado a Mas que hizo de mediadora con Rajoy, y que éste sí estaba dispuesto a buscar, dentro del modelo común, un sistema singular para Catalunya, “acotando la solidaridad”, según Sánchez-Camacho, y respetando el principio de ordinalidad.
Se trata de una verdadera revolución si se atiende al debate histórico sobre la financiación autonómica en los últimos años. Pero no resultó. Según Sánchez-Camacho, Mas tenía otros planes. Ya pensaba en el referéndum de autodeterminación.
CiU reclama al Gobierno central algunas partidas
Mas también ha sido duro, recordando a la dirigente del PP que el Gobierno central adeuda determinadas partidas a la Generalitat, y que no podía dar lecciones si Rajoy sigue sin pagar lo que debe.
El debate de este viernes ha evidenciado que, ahora sí, las relaciones entre CiU y el PP se han roto. Pero pudo haber sido diferente. El hecho es que Sánchez-Camacho ha situado el verdadero problema de la Generalitat, su deficiente financiación. Y en eso comenzaba a haber un gran consenso, desde el PP, hasta el mundo económico y las patronales. Pero el pacto de CiU con ERC deja esa cuestión en muy segundo plano. Por lo menos, a medio plazo.