El PNV impulsará en otoño un nuevo Estatuto para presionar a Sánchez
La Ponencia de Autogobierno lleva tiempo parada y con ella se pretende "conseguir y acordar un nuevo estatus político para Euskadi", explican a ED fuentes del PNV
Tras los indultos, Pedro Sánchez tiene dos años para reconocer al País Vasco y Cataluña como naciones. Así lo piensan en el PNV con la pretensión de impulsar en otoño la aprobación de un nuevo estatuto en el País Vasco. Antes insisten en contentar a la izquierda abertzale, molesta con el PNV tras haber acordado éste con el PSE y Elkarrekin Podemos una propuesta de texto articulado a finales de la pasada legislatura.
Se abre un periodo para consolidar una relación bilateral «respetuosa y al mismo nivel» con el Estado para buscar soluciones al conflicto territorial, señala el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Los vascos mueven ficha tras ver la «concordia» del Gobierno de Pedro Sánchez con los indultos a los presos del procés. «Si existe una oportunidad es ahora», señalan a ED desde la formación.
Ortuzar tiene intención de llevar el documento ya pactado y que sirva como punto de partida para comenzar las negociaciones con el resto de grupos en el Parlamento vasco. «Sabemos qué es posible y qué no en el actual marco legal de la Constitución y el Estatuto y se puede hacer mucho. Ahora haremos lo que se pueda y en una segunda fase, a través de cambios legales, veremos cómo avanzamos», instó esta semana en una entrevista.
«Un nuevo estatus político»
La Ponencia de Autogobierno lleva tiempo parada y con ella se pretende «conseguir y acordar un nuevo estatus político para Euskadi», explican fuentes del PNV.
En el partido barajan dos opciones: continuar los trabajos con la base del texto de los juristas, o que un partido asumiera el liderazgo registrando una proposición de ley, una alternativa que solicitan los socialistas y a la que el PNV no se opone.
La formación vasca se ha marcado tres objetivos de cara al próximo otoño: «El reconocimiento de que Euskadi y Cataluña como una nación», la consolidación de una relación bilateral de ambas con el Estado y dar apoyo a vías de resolución del enfrentamiento territorial, «más allá de las judiciales».
Cabe recordar que en los últimos comicios, el lehendakari, Iñigo Urkullu, incluyó por tercera vez en su programa electoral la aprobación de un nuevo Estatuto vasco que supere el Estatuto de Gernika de 1978 y fije un nuevo marco jurídico-político entre el País Vasco y España.
El programa con el que Urkullu se presentó a las elecciones del 12 de julio de 2020 contempla esa reforma, para que la relación entre el País Vasco y el Estado sea dentro de un modelo confederal.
El documento plasma que este acuerdo deberá ser revalidado primero por la sociedad vasca, a través de una «consulta habilitante», -previa a su aprobación en País Vasco y su remisión a las Cortes-, y finalmente, tras su validación en la Cámara Baja, oficializado con un «referéndum pactado» (figura que no existe en la Constitución) con el Gobierno español y amparado en el marco legal vigente.
De este modo, Urkullu se ha fijado como reto que antes de 2024 el País Vasco cuente con una actualización del marco de autogobierno en País Vasco y en el que además de dejar clara la «expresión de su identidad nacional», según explica el documento, sea la herramienta para articular «un modelo de igualdad política, respeto institucional y reconocimiento mutuo» entre España y el País Vasco.
La base de esta aspiración ‘confederal’ la sustenta el PNV en los «derechos históricos del Pueblo Vasco», que deben «exteriorizarse a través del derecho a decidir». Un derecho, insisten, que se pueda ejercer tras un pacto con el Estado.
En el programa de actuación para los próximos años, la formación vasca subraya que se trata de un «derecho democrático» y, por ende, tiene que estar regulado legalmente para su ejercicio efectivo. Una labor de regulación legal que compete a «los actores políticos e institucionales concernidos: Deben negociar los ajustes necesarios en los correspondientes marcos normativos», reclama el PNV.
Un documento muy en la línea «federalista» que pretende aprobar Pedro Sánchez de cara al Congreso Federal del PSOE, que tendrá lugar los días 15, 16 y 17 de octubre en Valencia para avanzar en la ‘vía Iceta’ o federalista de España.
La relación con Bildu
La primera piedra en el camino del PNV se llama EH Bildu. La izquierda abertzale a la que ahora también hace caso el Gobierno de Pedro Sánchez, tras el arduo trabajo de Pablo Iglesias por facilitar este nuevo estatus, se opone al planteamiento del PNV acusándoles de «interesados».
Para Bildu reproducir el marco autonómico con una reforma estatutaria a la horma de los socios supone garantizar su hegemonía institucional. Fuentes de la formación aseguran a ED que «mientras goteen trasferencias que el Estado utiliza para seguir dando vida a su agónico modelo territorial, Euskadi nunca será libre».
«Ortuzar lleva más de diez años diciendo que ‘ahora no es el momento’ para abordar la reforma territorial», deslizan desde EH Bildu. Asimismo, explican que detrás de las apelaciones a las mayorías transversales, «existe una deriva desnacionalizadora» que reniega de contenidos básicos del Plan Ibarretxe y «da la espalda a las bases y principios acordados con EH Bildu».
«Se trata de dar una mano de pintura al autonomismo vigente para seguir estirando el cumplimiento del actual estatuto», asegura la izquierda abertzale.
Con este reconocimiento al ‘derecho a decidir’ se destapa una ‘guerra soterrada’ importante en el País Vasco, ahora que a Bildu le hace caso o, simplemente, es escuchada por el Gobierno de Pedro Sánchez. La izquierda independentista vasca quiere situarse como instrumento político solvente y coherente para un verdadero tránsito del autonomismo hacia los planteamientos del ‘derecho a decidir’ de la voluntad vasca.
Bildu es Junts para el PNV y Otegui el Carles Puigdemont de Ortuzar. El dirigente del PNV reconoce que «desafortunadamente» la relación con la coalición soberanista no se ha suavizado por su actitud de «guerra total contra nosotros».
«Se ven a sí mismos como nuestra alternativa, y su obsesión es quitarnos de todas partes», describe Ortuzar para añadir: «Por eso su actitud es tan negativa, haciendo en todos los sitios una oposición dura y severa, y en esas condiciones no es nada sencillo mantener una relación normal».
Es por ello que los jeltzales ven igualmente muy complejo hilar alianzas políticas y estratégicas con Bildu porque «o asumes su posición al 100% o, de lo contrario», el acuerdo es imposible.
«La imposición de una mayoría es muy mala, pero es peor la imposición de una minoría –manifestó Ortuzar–, y eso es lo que EH Bildu quiere, que se asuman al 100% sus posiciones y que quede bien claro quién ha ganado», zanjó el presidente del EBB.
La ‘guerra’ por la hegemonía del País Vasco mantiene ocupados a PNV y Bildu, que cada día avanzan más allá de sus posiciones, planteando un nuevo Estatuto o la independencia, a cambio del favor en las urnas. Lo mismo sucede con Sánchez. Moncloa avanza en la consecución de hacer más fuertes a sus socios para amarrar las próximas generales. Todo es una carrera a contrarreloj con dos años por delante para desmembrar o amarrar España a sus intereses, según cómo se mire.