El Pdecat pide ayuda a Artur Mas y a Pujol para frenar a Puigdemont
Los históricos dirigentes de CDC trazan una estrategia para que evitar que la Crida canibalice al Pdecat en el próximo ciclo electoral
Artur Mas y Jordi Pujol siguen con preocupación el declive del Pdecat. Ambos se sienten culpables del deterioro de un partido al que Carles Puigdemont trata sin el menor de los cuidados y están tratando de arrimar el hombro para que el líder huido no destroce definitivamente el Pdecat.
Mas arrastra el remordimiento de haber empequeñecido el espacio convergente con su apuesta soberanista, diseñada para fagocitar a ERC. El resultado es perfectamente descriptible. «Mas siente el peso de que en CDC había 140 personas trabajando. Ahora sólo quedamos 50 y dentro de un tiempo sólo quedarán 25», dicen en el Pdecat, conscientes de que habrá que afrontar un nuevo ERE tras el próximo ciclo electoral.
Pujol, por su parte, se siente culpable de haber propiciado el entierro de una marca efectiva como era la de Convergència. El histórico dirigente hirió de muerte la imagen de CDC después de saberse que ocultaba una fortuna en el extranjero y de confirmarse un secreto a voces: el enriquecimiento de su clan familiar después de décadas de dominio en Cataluña.
La consulta de los doctores Mas y Pujol
Por diferentes motivos, Mas y Pujol no quieren permanecer impasibles mientras el Pdecat va perdiendo posiciones. Y la dirección del Pdecat, comandada por David Bonvehí, no ha dudado en recurrir a los expresidentes de la Generalitat para tener su consejo. Hay una diferencia entre ambos: las consultas dirigidas a Mas son continuas, mientras que las dirigidas a Pujol no pasan de una vez al mes.
El Pdecat se halla huérfano de referentes y de cuadros bien preparados. En los últimos años, el proceso soberanista ha consumido todas las energías del partido, que ahora se mira en el espejo y no se reconoce. La degradación que ha sufrido su capital humano es indisimulable. «Perdimos mucha gente en el camino en el paso de CDC a Pdecat y podría pasar lo mismo con la Crida», temen en el Pdecat.
La mutación de CDC a Pdecat comportó, en esencia, la incorporación de unos 5.000 militantes procedentes básicamente de Solidaritat y de Reagrupament, formaciones sin figuras con experiencia en la gestión de las administraciones y sin apenas presencia en las instituciones. Pocas ganancias.
La supervivencia del Pdecat en números
La formación posconvergente se aproxima ahora a un ciclo electoral en las que se juega algo parecido a la superviviencia. El Pdecat, con la aquiescencia de Mas y de Pujol, ha tenido que sacar los codos para impedir que Puigdemont canibalice el partido.
Hay muchas en juego, entre otras el dinero. El presupuesto de 2018 del Pdecat fue de 3,6 millones de euros. La mitad de estos recursos (1,6 millones) se obtuvieron de las subvenciones públicas que la ley prevé para los partidos con representación en las instituciones. Conservar este flujo es crucial para un partido que mantiene un sueldo para sus presos y que tiene que afrontar voluminosas facturas de abogados en pleno juicio del procés.
Por todo ello, Bonvehí anuncia determinación del Pdecat. «Nos presentaremos a todas las elecciones. Hay fortaleza y mucha gente para edificar proyectos políticos municipales. Volveremos a ser generosos. No nos da miedo sumar para crear proyectos transversales. Pero no estamos dispuestos a perder nuestra identidad ni personalidad», advirtió este viernes Bonvehí al universo de Puigdemont. Lo hizo en una conferencia en Barcelona mientras, a su lado, alguien aprobaba sus palabras con la mirada. Era Artur Mas.