El Parlament reconoce a Puigdemont su legitimidad sin aclarar si mandará

El Parlament aprueba una resoluciĂłn que reivindica la "acciĂłn republicana" y el objetivo de la independencia

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El Parlament ha retomado este jueves su actividad después de un mes sin convocar ningún tipo de pleno. La sesión, centrada en debatir una serie de propuestas de resolución, no ha servido para aclarar los planes del soberanismo, pero sí para comprobar la frágil unidad de las fuerzas soberanistas y el tipo de legitimidad que les inspira la figura de Carles Puigdemont. Sin embargo, no existe ninguna concreción sobre el poder que va a tener Puigdemont desde Bruselas, ya que los independentistas se han limitado a un reconocimiento aparentemente simbólico.

El texto fue aprobado a iniciativa de Junts per Catalunya (JpC) y contó con el apoyo (poco entusiasta) de ERC y también de la CUP. En concreto, se denuncia «la destitución ilegal e ilegítima» de Puigdemont como presidente de la Generalitt y se proclama la voluntad y el compromiso de «restaurar la institución de la Presidencia de la Generalitat». «El presidente cesado sigue contando con la mayoría suficiente para poderle ratificar la confianza como presidente de la Generalitat», dice el texto. Nada acerca de su investidura ni del paso atrás que se espera por su parte. Todo ello sigue sin calendario.

Clima de tensión

La sesión vino precedida por el habitual clima de tensión, confusión e impugnación que caracteriza al Parlament desde hace meses. El pleno no se puso en marcha a las 10.00 horas, tal y como estaba previsto, ya que los partidos constitucionalistas reclamaron a la Mesa la reconsideración de la admisión a trámite de las enmiendas de la CUP, que defendía incluir una ratificación de la declaración unilateral de independencia. 

Finalmente, la Mesa del Parlament avaló la tramitación de estas enmiendas de la CUP pese a la advertencia legal expresada por los letrados de la Cámara y las protestas de Ciudadanos, el PSC y el PPC. La Mesa, con mayoría soberanista, tumbó todas las peticiones de Ciudadanos, PSC y PP. Su razonamiento es que la Mesa actual, a diferencia de la anterior, no está apercibida por el Tribunal Constitucional.

Su tramitación, sin embargo, no implicó su aprobación, ya que el texto finalmente acordado por JpC, ERC y la CUP se basó en constatar que las elecciones del 21 de diciembre «han ratificado la mayoría favorable a las fuerzas independentistas», es decir, «a las formaciones políticas favorables a una acción republicana de gobierno y a la constitución de Cataluña en un estado independiente en forma de república». 

Vía unilateral 

La CUP expresó su decepción porque teme que JpC y ERC quieran renunciar a la vía unilateral. «Corremos el riesgo de que renuncien a la legitimidad del 1 de octubre», alertó el diputado de la CUP Carles Riera.

El bloque constitucionalista deploró la política «surrealista» de los soberanistas. «¿Cuánto tiempo van a mantener esta farsa? Dejen de mentir a sus votantes: no les van a dar ninguna república a sus votantes. El lío del procés es su modus vivendi«, dijo Inés Arrimadas. En un sentido parecido se expresó el líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que ridiculizó que Puigdemont quiera ser «presidente por webcam».

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