El pacto de PSOE y ERC se atasca por el blindaje de la mesa de diálogo
Los negociadores no logran cerrar la fórmula para que la mesa bilateral entre el Gobierno y la Generalitat quede blindada de un eventual recurso ante el TC
La negociación para la investidura de Pedro Sánchez ya era complicada antes de que el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, la dificultara todavía más levantando el peluquín a ERC. Aseguró Ábalos que los de Oriol Junqueras habían desistido de la independencia por la vía unilateral y ERC se sintió humillada viendo al dirigente socialista con su bisoñé en las manos.
Ahora, las consecuencias del ultraje son imprevisibles. Imprevisibles, entre otras cosas, porque Esquerra celebra un congreso este fin de semana después de la insolencia de Ábalos. Y este tipo de citas se sabe cómo empiezan pero nunca cómo acaban (¿acaso con ERC organizando un aquelarre en torno a la bandera estelada?).
En realidad, tampoco estaban siendo sencillas las cosas entre el PSOE y ERC. Ambas partes ya habían encallado en varios puntos de la negociación; en el ritmo que debía llevarse, para empezar, y sobre todo, en el núcleo de las conversaciones, es decir, en la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat. En esa mesa que debe servir para abordar “el conflicto catalán”, la categoría de reciente creación que se centra en el tema de siempre: las aspiraciones soberanistas; antaño el referéndum de autodeterminación, hogaño la amnistía de los presos.
Aunque pasado y presente siempre han sido confusos en el mundo independentista desde que se comenzó a hablar de pantallas —de pantallas superadas y de siguientes pantallas— y desde que un presidente de la Generalitat, un tal Carles Puigdemont, dio por iniciado un viaje “desde la postautonomía a la preindependencia” sin saberse si, desde entonces, Cataluña ha avanzado o ha retrocedido.
El PSOE, ERC y la sordina
El caso es que PSOE y ERC habían hallado la fórmula perfecta para salvar sus dificultades negociadoras. Consistía, simplemente, en no hablar de ellas en público. Pero, claro, el silencio no acostumbra a resolver los problemas, pero sí que los disimula.
Así ha sido hasta esta semana, cuando comienza a saberse lo que pasa en realidad en la sorda negociación de PSOE y ERC, en la que no hay intercambio de papeles desde ya una semana.
No consigue el PSOE contentar a ERC con la exigida mesa de diálogo bilateral entre Gobierno y Generalitat porque los republicanos aspiran, primero, a que el órgano sea diferente al ya existente (la comisión entre administraciones que contempla el Estatut para negociar traspasos) y, segundo, a que el artefacto esté blindado a prueba de tribunales.
Quiere decir esto que ERC desea que la nueva mesa bilateral sirva para abordar cuestiones como excarcelaciones y soberanía y que, además, tenga el armazón jurídico suficiente como para resistir un posible recurso de PP, Vox o Ciudadanos ante el Tribunal Constitucional.
En eso andaban los negociadores hasta que a Ábalos le dio por hacer una trastada, no se sabe si por encargo o por cuenta propia.