El letargo del arte contemporáneo en Barcelona

La crisis y el IVA lastran al sector, que intenta crear una plataforma para unir intereses y presentar batalla con una sola voz

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El negocio del arte contemporáneo en Barcelona está en horas bajas. Muy bajas. La capital catalana era uno de los mercados destacados de España hace seis años pero ha cedido terreno poco a poco hasta convertirse en una plaza secundaria. El proceso ha dejado tras de si el cierre de galerías y centros de exposición. Ahora, el sector intenta ir por primera vez de la mano para unir sus intereses y presentar batalla con una sola voz. 

La Plataforma de Artes Visuales de Cataluña nace como una organización de un perfil similar al Instituto de Arte Contemporáneo de España. Su primera actividad consistirá en organizar unas jornadas de debate en mayo para conseguir un «diagnóstico de la situación, buscar soluciones y aportar elementos para diseñar un nuevo marco deseable para las artes visuales». 

La falta de afición real, el problema de fondo 

Uno de sus promotores es el presidente de la organización de galeristas Art Barcelona, Joan Anton Maragall, de Galería Trama. En su opinión, el problema de fondo en la ciudad es la «falta de una base de coleccionismo y afición real y potente. En Barcelona esa carencia es mayor que en Madrid». 

Asegura que el fenómeno se explica por la falta de «educación en un sentido amplio», más allá de las aulas. Por ello, la plataforma se ha marcado como objetivo desde tener más presencia en «contextos educativos» a crear un fondo de arte contemporáneo local con aportaciones públicas y privadas o propiciar la aparición de más museos y centros de producción. 

Los galeristas quieren ganar visibilidad y convencer a la ciudadanía de que sus espacios de exposición no son elitistas, que pueden abrir la puerta sin problemas y apreciar sus propuestas artísticas. Pretenden democratizar el arte contemporáneo, indica una fuente que prefiere el anonimato. 

Sólo 10 expositores barceloneses en ARCO 

El panorama es preocupante. La delegación barcelonesa que está presente en la feria ARCO de Madrid desde este miércoles es de tan sólo 11 galerías. Dos años antes, contaba con 30 expositores. La cifra oficial se rebaja a los 10 profesionales si se tiene en cuenta que Galeria Joan Prats y Ediciones Polígrafa son propiedad de la familia Muga. 

Un total de 24.800 profesionales visitaron la edición de ARCO de 2014                Un total de 24.800 profesionales visitaron la edición de ARCO de 2014 / EFE

La codirectora de este grupo, Patricia Muga, reconoce que la situación en Barcelona es complicada: «La crisis y el incremento del IVA han provocado que los pocos coleccionistas de la ciudad se echen para atrás». Su percepción es que en Madrid el sector está más vivo, «¡pero los galeristas locales también se quejan!». 

Falta de público 

La codirectora de Galeria Joan Prats asegura que en la edición de ARCO de este año «se nota cierto optimismo». «Quedarse en casa no soluciona nada», sentencia. 

La feria de Madrid compite con otros grandes congresos del sector como la parisina FIAC o Art Brussels. «Es fuerte, sólida y con muchos prescriptores internacionales», manifiesta el director artístico de Galería ADN, Miguel Ángel Sánchez, «dispone de la masa crítica suficiente para que ocurran cosas». 

Compradores internacionales 

Sánchez indica que el problema de la capital catalana es que «no es un centro de arte contemporáneo». Tiene una ventaja: los compradores internacionales quieren visitarla, por lo que las galerías locales les pueden atraer. «Más del 50% de las ventas que se hacen en Barcelona se cierran con clientes extranjeros», precisa Maragall.

Muga, a su vez, señala que el coleccionista medio, el público objetivo al que se dirige su galería, que apuesta por artistas jóvenes, es el que «aún no se ha recuperado». 

Traslado desde el centro de la ciudad 

La inversión del sector público en arte también está aletargado, igual que los inversores institucionales con fondos artísticos destacables como bancos o aseguradoras. Ellos también han sufrido recortes presupuestarios, a los que se suma que los compradores de ahora están situados en otros paises o continentes. 

El perfil de comprador extranjero ha propiciado otro fenómeno: que los expositores abandonen el centro de la ciudad. Se trata de una zona con alquileres altos y muchos turistas que no son su público objetivo e incluso desalentan a los pocos locales de acercarse a los espacios. Galería Carles Taché es una de las que deja su emplazamiento tradicional. El próximo verano cambiará el Eixample por Montjuïc. 

Falta de apoyo del sector público 

Defensor a ultranza de ARCO, la feria donde empezó, Taché reconoce que el coste del transporte a Madrid ha pesado a la hora de decidir saltarse por segundo año consecutivo la cita más importante del arte contemporáneo que se celebra en el país. El galerista reclama más apoyo de las administraciones para que el sector no quiebre. 

Exposición en la Casa de América de Madrid enmarcada en el contexto de ARCO                  Exposición en la Casa de América enmarcada en el contexto de ARCO / EFE

«Deberíamos replantear qué modelo queremos», dice. El presupuesto medio para ir de Barcelona a la feria de Madrid es de unos 150.000 euros. Maragall recuerda otra cifra: «Sólo el ,75% del presupuesto de la consejería de Cultura se destina a apoyar realmente a las entidades que trabajan con las artes visuales». 

IVA cultural, la estacada final 

El sector afirma que si no recibe mayores ayudas públicas su futuro será aún más complejo. La primera reclamación que ponen sobre la mesa es la rebaja del IVA. «El aumento hasta el 21% lo ha destrozado todo, es el gran culpable de la situación», manifiesta la comisaria independiente Carolina Grau. 

Señala que Madrid ha cogido ventaja frente a Barcelona, «pero también lo hace frente a Galicia, País Vasco o Andalucía». Incluso algunos galeristas han optado por abandonar sus ciudades de origen y abrir en la capital porque allí es donde hay más negocio. Y la actividad llama a la actividad. Grau relata cómo los directores de museos de provincia, compradores destacados en el nuevo panorama post crisis, han tenido que recortar sus gastos en viajes y que, ante la elección de una sola plaza, apuestan por Madrid. 

Las fuentes consultadas coinciden en que Barcelona no ha perdido todo su potencial, pero requiere de ayudas. Tanto públicas como de los privados.

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