El jefe de planificación de los Mossos también señala a Puigdemont
El comisario Quevedo constata "el clima de tensión" y ratifica que la policía catalana pidió dos veces al president, Junqueras y Forn desconvocar el 1-O
El jefe de planificación de los Mossos d’Esquadra, Emili Quevedo, ha ratificado este lunes en lo fundamental la declaración del también comisario Manuel Castellví y, como él, ha remarcado que, en los días previos al 1-O, la policía catalana pidió dos veces sin éxito al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que desconvocara el referéndum por temor a los previsibles problemas de orden público y seguridad que podían producirse ese día.
Fue en dos reuniones celebradas los días 26 y 28 de septiembre, a las que por parte del gobierno catalán, asistieron Puigdemont; el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el conseller de Interior, Joaquim Forn, y en las que la cúpula policial, con el mayor Josep Lluís Trapero a la cabeza, insistieron en que los Mossos cumplirían con su papel de policía judicial en cumplimiento del auto judicial que ordenaba impedir la votación.
Quevedo, como Castellví, asistió al segundo de esos encuentros. Ambos declararon que Forn no intervino en la reunión, y que Puigdemont dijo que entendía los argumentos policiales, pero descartó renunciar al referéndum con el argumento de que tenía un «mandato» expresado en las urnas que tenia que cumplir. Y Quevedo añadió que Junqueras dijo que él creía que no iba a haber ningún tipo de resistencia en los centros de votación cuando llegara la policía.
«Clima de tensión»
El comisario de Planificación también ratificó que la cúpula policial expresó su incomodidad porque Forn y otros miembros del gobierno estaban haciendo declaraciones públicas en las que trataban el 1-O como si fuera una cita electoral normal, y en las que se «contraponían» los principios de actuación policiales con el cumplimiento del mandato judicial de impedir el referéndum.
El testigo, eso sí, midió las palabras mucho más que Castellví, que había hablado del riesgo de «una escalada de violencia», y se limitó a apuntar que se advirtió de que podía haber «problemas de orden público y de seguridad», por ejemplo, por posibles enfrentamientos entre partidarios y contrarios al referéndum.
Quevedo, que declinó la posibilidad no declarar por estar imputado en otra causa judicial relacionada con el 1-O, también admitió que fue «el clima de tensión que se vivía en Cataluña» el que motivó la activación a principios de septiembre del dispostivo Ágora, diseñado para reforzar la seguridad de autoridades y edificios oficiales».
El testigo trató de compaginar esa centrifugación de responsabilidades con una apología del operativo de la policía catalana el 1-O. Explicó que, dado el mandato judicial, el ojbetivo, que calificó de «muy ambicioso», del despliegue era tener presencia policial en todos y cada uno de los 2.300 centros de votación y así poder tener «información veraz y de ahí que se enviara una patrulla de dos o a lo sumo tres agentes a cada uno.
Si no se pudo cumplir el mandato judicial es porque lo que planteaba, que habría requerido, según los cálculos de la policía catalana, entre 30.000 40.000 agentes, muchos más de los 16.500 de los que dispone el cuerpo.
Y si los 900 antidisturbios de los Mossos no actuaron en ningún centro fue porque tuvieron que atender otras situaciones, entre las que enumeró una manifestación anarquista, otra contraria a la celebración del referéndum, algunos enfrentamientos, una concentración falangista ante el Palau de la Generalitat, el Barça-Las Palmas y una concentración «que se preveía muy mayoritaria» de la ANC para anunciar los resultados de la consulta.
Castellví matiza
Quevedo se mostró aún más nervioso y titubeante que Castellví, que antes que él se sometió a las preguntas de las defensas después de que el jueves no hubiera tiempo para completar su declaración, y que trató de matizar algunas de sus afirmaciones de entonces tras un fin de semana en que fue duramente críticado por sectores independentistas en redes y medios de comunicación.
Así, el comisario de Información aseguró que los Mossos nunca preveyeron situaciones de violencia en las reuniones de coordinación policial del 1-O, pese a haber puesto ese riesgo de violencia sobre la mesa a Puigdemont, riesgo que este lunes circunscribió a la actuación de pequeños grupos «inconexos» y que, pese a tener «capacidad de poder actuar el orden», ese día «no se constituyeron como un bloque de unidad de acción de ataque», como se temía.