El secesionismo celebra diez años después la caída del Estatut
Artur Mas celebra que la sentencia fue una "oportunidad" para el independentismo y Aragonès (ERC) aplaude que el texto impulsó sus tesis republicanas
Este domingo se han cumplido diez años de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut d’Autonomia de Catalunya del 2006. A pesar de que la resolución supuso una enmienda parcial del texto, el dictamen fue utilizado por parte de la clase política catalana para adentrar a España en uno de sus peores conflictos internos en décadas: el desafío independentista. Diez años después, los políticos independentistas han celebrado su recuerdo como la mecha que les permitió iniciar su pulso al Estado.
Pere Aragonès ha expresado a través de su cuenta de Twitter que «hoy hace diez años de la sentencia del TC contra el Estatuto. Allí nos dieron la razón a aquellos que siempre hemos defendido la independencia como única salida para nuestro país. Hoy tenemos más razón y razones que nunca».
Avui fa 10 de la sentència del TC contra l’Estatut. Allà ens van donar la raó a aquells que sempre hem defensat la independència com a única sortida pel nostre país. Avui tenim més raó i raons que mai.
— Pere Aragonès 🎗 (@perearagones) June 28, 2020
“Fue un desastre, pero al mismo tiempo abrió una oportunidad que aun no se ha concretado en un buen final”, resume Artur Mas, expresidente de la Generalitat y entonces presidente de CiU al periódico La Vanguardia. “Es obvio que Cataluña está lejos de ser un país independiente, pero también lo es la certificación de que el marco autonómico ha quedado totalmente superado”, añade.
Quim Torra ha celebrado la sentencia expresando que «hoy hace 10 años de una sentencia que cambió muchas cosas. Desde ese día sabemos que la independencia es irreversible y que la conseguiremos sin renunciar a nada, democráticamente, pacíficamente y con la desobediencia civil».
Joan Ridao, letrado mayor del Parlament y uno de los ponentes de la reforma del Estatut en nombre de ERC, también considera que “en Cataluña la sentencia fue el punto de ignición de una nueva etapa”. Y reconoce que “el texto aprobado por el Parlament, que fijaba un horizonte colectivo ilusionador, en gran parte era un espejismo, porque el Gobierno del Estado ya había dicho que excedía de aquello que podía asumir”.
Desde las fila socialistas han buscado también empatizar con los partidos nacionalistas y justificar la reacción nacionalista contra la sentencia. Miquel Iceta, primer secretario del PSC, cree que “se produjo una reacción de disgusto y de rechazo amplio no tanto por el contenido de la sentencia como por el hecho de que modificaba una ley sometida a referéndum”.
José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español y líder del PSOE en el momento de la sentencia, también destaca que, “a partir de ella, y junto a otros factores que aparecen o se acrecientan con el cambio de Gobierno en Madrid, se abre un doloroso alejamiento que da paso a la indeseable situación que hemos vivido hace unos pocos años y cuyas consecuencias aún padecemos”.
La sentencia
La sentencia declaró inconstitucionales 14 artículos del texto del Estatut. Entre los artículos anulados estaban el uso preferente del catalán en la Administración; que las decisiones del Consejo de Garantías Estatutarias fueran vinculantes; que el Síndic de Greuges tuviera competencias exclusivas; la capacidad normativa de la Generalitat para los tributos locales o la creación de un Consejo de Justicia de Cataluña que pretendía descentralizar el poder judicial.
Los socialistas han sido los que más han reivindicado el Estatut y José Luis Rodríguez Zapatero lo hizo justo después de emitirse la sentencia y también en 2016. Meses antes del referéndum ilegal del 1 de Octubre, el PSC y el PSOE aprobaron la Declaración de Barcelona, que planteaba rescatar artículos anulados. Pero esa propuesta nunca salió adelante.