El historial de los Mossos resta credibilidad a su versión sobre la muerte del mantero senegalés
La policía autonómica enfrenta un nuevo caso que se podría sumar al de Esther Quintana, Andrés Benítez y las agresiones en la comisaría de Les Corts
El caso de Mor, el mantero senegalés que supuestamente se lanzó al vacío cuando la policía autonómica catalana entró en su casa para requisar el material que vendía en Salou, ha disparado de nuevo las dudas sobre la actuación de los Mossos d’Esquadra.
La versión oficial de que el hombre de 50 años se lanzó por el balcón, sin mediar palabra, no tiene credibilidad según la colonia de senegaleses de Salou, que protestó este martes por la muerte de su compañero, y los sindicatos policiales más críticos.
La policía autonómica no ha querido contestar si en el allanamiento de la vivienda del senegalés los equipos grabaron la actuación con cámaras de video, tal y como es habitual. Ni los agentes ni el cuerpo de policía han aportado motivos convincentes en un caso que ha levantado de nuevo la polémica sobre el comportamiento de los agentes de la Generalitat.
El intendente de los Mossos d’Esquadra, Xavier Gámez, declara que el hombre saltó la baranda del balcón e intentó aferrarse a un toldo cuando se percató de que los Mossos entraban para inspeccionar su casa por orden judicial. Gámez dice que «no había constancia» de que el hombre haya hablado con la policía ni que haya habido contacto físico.
Es decir, según los Mossos, el mantero, que tenía permiso de residencia en España, corrió asustado y saltó al vacío por cuenta propia. «No tiene ningún sentido hacer eso cuando la policía tiene todos tus datos y sabes dónde vives», ha explicado uno de los manteros amigos de Mor a los medios locales. El hermano del fallecido ha asegurado este miércoles que nada de esto hubiese sucedido si en el caso hubiese actuado la Guardia Civil o la Policía Naciona y no de los Mossos d’Esquadra.
Los Mossos han tenido que defenderse al asegurar que hay vecinos que vieron al senegalés lanzarse solo.
Los precedentes
Las dudas sobre las versiones policiales surgieron con los maltratos a los detenidos en la comisaría de Les Corts. Los Mossos siempre negaron que en el recinto se maltratara a los detenidos, tal y como habían asegurado varias denuncias. Pero la versión fue desmentida gracias a la instalación de las cámaras de seguridad que ordenó el propio consejero de Interior, Joan Saura, que dudaba de la versión de sus subalternos.
Las grabaciones dejaron en evidencia a unos agentes que golpeaban en el cuerpo y en la cara a varios detenidos, hombres y mujeres. La merma en la credibilidad del cuerpo policial aumentó con el caso de Esther Quintana, una mujer que perdió un ojo por el disparo de pelotas de goma en una manifestación durante la huelga general de 2012.
Quintana denunció desde un primer momento que había sido víctima de una pelota de goma lanzada por los antidisturbios, pero los Mossos negaron de forma rotunda la utilización de ese tipo material, que también había dejado sin un ojo a un ciudadano italiano durante la celebración del Mundial de 2010. El propio consejero Felip Puig insinuó que los manifestantes habían causado la herida de Quintana.
El mes pasado, la defensa de los Mossos reconoció por primera vez que utilizaron pelotas de goma el día que Quintana perdió un ojo, el 14 de noviembre de 2012. Los denunciantes aseguran que al menos siete personas han quedado tuertas por las pelotas de goma.
Obstrucción a la justicia
El 5 de octubre de 2013 una actuación «desproporcionada», según los abogados defensores, terminó con la vida de Juan Andrés Benítez, un empresario que había discutido en la calle con otro vecino y que le ocasionó heridas leves. La policía catalana llegó cuando Benítez ya estaba calmado pero lo redujeron entre varios agentes y lo golpearon hasta causarle la muerte.
La paliza en cuerpo y cara continuó incluso después de que Benítez quedara inconsciente y dejara de gritar. La juez que investiga el caso ha acusado a los agentes de obstrucción de la justicia por haber exigido a una vecina que borrara las imagenes que había captado desde su balcón y por haber limpiado con agua de forma deliberada la sangre derramada.
Este martes, un grupo de 150 senegaleses cortaron la circulación del tren y causaron importantes destrozos pen Salou por la muerte de su compatriota. Ninguno de ellos cree la versión de los Mossos, un cuerpo de seguridad al que el historial de actuaciones y varapalos legales se le gira en contra.