El Govern en funciones nombra cargos de confianza casi cada día
La conselleria de Presidencia, dirigida por Meritxell Budó, es la que más asesores y cargos está incorporando desde la inhabilitación de Quim Torra
Cataluña no tiene president, o lo tiene en funciones. Lo que no está en funciones es el Documento Oficial de la Generalitat de Cataluña —el equivalente al BOE en la comunidad catalana—, que no deja lugar a dudas sobre las plenas facultades de la administración autonómica para seguir nombrando cargos prácticamente a diario. Quim Torra ya dejó prevista una batería de designaciones antes de su inhabilitación, pero el Govern ha seguido ampliando su personal de confianza casi cada día desde la destitución del president y el inicio de la interinidad.
Un departamento en concreto, la conselleria de Presidencia que dirige Meritxell Budó, es el que más está engrosando el personal contratado a partir, sobre todo, de promocionar a cuadros de Junts per Catalunya. Lo está haciendo de tres maneras: ampliando su propio organigrama (en particular, mediante nuevos asesores), moviendo a cargos que trabajaban al servicio de Torra (el coordinador de la oficina del que era president pasó a ser jefe de gabiente de Budó) y acelerando los trámites administrativos para promocionar a funcionarios con concursos que estarán resueltos en menos de un mes y medio.
Pero la conselleria de Presidencia no es, en realidad, el único departamento de la Generalitat que ha pisado el acelerador con los nombramientos a pesar de que la legislatura ya no tiene recorrido (hay fecha para las elecciones, 14 de febrero). En los últimos veinte días, los nombramientos ya superan la treintena y en ellos hay un común denominador: las consellerias dominadas por Junts per Catalunya son las que más han recurrido al BOE catalán para ampliar sus ejércitos antes de las elecciones.
El Govern supera la treintena de nombramientos en 20 días
ERC ha optado por no hacer casus belli de estas maniobras después de alcanzar una especie de pacto de no agresión con Junts per Catalunya tras la inhabilitación de Torra. Los socios tratan de evitar así que el gobierno de coalición en funciones no acabe degollándose en una batalla campal que acabe poniendo en riesgo la mayoría independentista en las elecciones. Por eso JxCat y ERC firmaron un documento que detalla el reparto del poder entre unos y otros, e incluso el escenario que corresponde a unos y otros; algo así como un manual para una guerra sorda.
La treintena de nombramientos, por tanto, se ha llevado a cabo al margen de la guerra entre JxCat y ERC y cada departamento está reforzando su organigrama en función de su conveniencia. JxCat no ha dudado a la hora de exprimir estas posibilidades e incluso expulsó al Pdecat del Govern —a la que era consellera de Empresa, Àngels Chacon— para colocar en este espacio a un buen puñado de cuadros de su confianza.
Y así es como han entrado a formar parte de la Generalitat cargos de todo tipo en los últimos veinte días: jefes de gabinete, jefes de oficina de protocolo, asesores en comunicación, directores generales y responsables de prensa; todos ellos con salarios brutos anuales que oscilan entre los 65.000 euros y los 87.000 euros y que han propiciado que la cifra de puestos de libre designación supere los 350 y que la masa salarial por este concepto se dispare por encima de los 27 millones. (Estas cuentas no incluyen los cargos de las empresas públicas de la Generalitat, que son más de 170).
El Govern no sabe cómo cuadrar las cuentas de 2021
Todo ello en un contexto de recesión pero con una gran diferencia respecto a la crisis anterior y es que la Generalitat no piensa llevar a cabo recortes de personal ni rebajas salariales. No hay nada de todo ello sobre la mesa, a pesar de que el máximo responsable de Economía, Pere Aragonès (también vicepresidente, también president en funciones) ha admitido su preocupación respecto a cómo afrontar el año 2021 desde el punto de vista de las finanzas públicas.
A lo largo de este año de pandemia, la caída de ingresos de la Generalitat se ha contrarrestado con el fondo Covid de 16.000 millones que el Gobierno habilitó para todas las comunidades autónomas. Ahora, lo que inquieta a la Generalitat es qué medidas va a tomar el Gobierno de cara a 2021, tanto respecto al límite de déficit como respecto a su financiación.
La situación actual es muy preocupante porque la Generalitat prevé una caída del PIB en Cataluña del 10% y la redacción de nuevos presupuestos tardará mucho en iniciarse porque no va a haber negociación ni diseño de ningún tipo hasta que se conozca el gobierno resultante de las elecciones del 14 de febrero.
La única previsión que maneja la Generalitat es que en 2021 se producirá «una recuperación importante». En todo caso, este rebote no permitirá volver al nivel previo a la crisis hasta por lo menos el año 2022. Los cargos de confianza permanecen, por el momento, al margen de todo ello. Salidas keynesianas, dicen en el Govern sobre la necesidad de estimular el gasto para estimular la economía.