El Gobierno reactivará la mesa de diálogo en Cataluña para calmar a ERC
Moncloa activa su estrategia y estos días se sucede el desfile de dirigentes que apuestan por volver a la mesa de diálogo nada más conformarse el Govern.
Esquerra Republicana de Catalunya amenaza al Gobierno con retirarle su apoyo. La Justicia revocó este martes el tercer grado a los presos de Lledoners y Junqueras y otros seis políticos presos tendrán que volver a la cárcel. Desde la Generalitat lo ven como una «venganza» del Ejecutivo, el mismo día que el Parlamento Europeo retiró la inmunidad a Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín. El independentismo está molesto y Pedro Sánchez les ofrece volver a la mesa de diálogo para seguir negociando su futuro y el de Cataluña.
ERC advierte que es «imprescindible para la gobernabilidad» y «cansa» la falta de compromiso con una solución política: «Tanto va el cántaro a la fuente…», señaló su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. El juez de Vigilancia Penitenciaria de Lledoners decidió este martes revocar la concesión del tercer grado a los presos independentistas después de que la Fiscalía presentase un recurso ante la concesión por parte de las juntas de tratamiento a finales de diciembre.
Una por otra. Junqueras y el resto de presos políticos pudieron jalear desde la calle los actos electorales en Cataluña, pero una vez cumplido aquello, toca volver a prisión para solucionar el conflicto vía mesa de diálogo. Los socialistas ya han activado la estrategia de cara a los medios: comienza el desfile de dirigentes que apuestan por volver a sentarse.
Desfile de socialistas pidiendo la mesa de diálogo
El ministro de Política Territorial y Función Pública, Miquel Iceta, deslizó este martes la necesidad de reemprender la mesa de diálogo con Cataluña. En la agenda de Moncloa, todos los ministros rinden un papel esencial e Iceta también tendrá el suyo «más adelante», auguran fuentes socialistas.
El ministro aprovechó la sesión de control en el Senado para reafirmar el compromiso del Ejecutivo «con el reencuentro» en Cataluña emplazando a Junts a unirse a la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el Govern que salga de las negociaciones tras las elecciones del pasado 14 de febrero.
Los socialistas son conscientes del cordón sanitario contra el PSOE que pretende imponer Junts a Pere Aragonés en las negociaciones para formar gobierno. Sin embargo, ‘quitan hierro’ al asunto y dan por hecho que ERC se sentará. Los de Carles Puigdemont no vetan la mesa de diálogo aunque abogan por no renunciar a la unilateralidad si ésta encalla.
Los socialistas se mantienen a la espera de conocer los acuerdos a los que ha llegado Aragonés para intentar sujetar el Govern con el independentismo más radical. Sólo a partir de ahí podrán acordar el contenido de la esperada mesa, explican fuentes gubernamentales a ED. Mientras tanto, comienza el desfile de dirigentes por un lado, PSOE y Podemos, y por el otro, ERC, que salen a decir que el «diálogo» es la única solución.
Los socios de Pedro Sánchez fueron los primeros en salir a apoyar a ERC, votando además en contra del suplicatorio de Puigdemont. La portavoz morada, Aina Vidal, insistió este martes en que es «tiempo de diálogo» y, en consecuencia, volvió a a instar a Junts y PSOE para que «hagan aquello por lo que les han votado: dialogar y hacer política».
También desde la parte socialista del Gobierno, la portavoz y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, espera que pueda constituirse un nuevo Govern para «retomar cuanto antes la ‘mesa de diálogo». La delegada del Gobierno en Cataluña, la socialista Teresa Cunillera, ya habló hace días esperando que «el nuevo Govern tenga la misma disposición y ganas de continuar la mesa de diálogo» y espera que el Ejecutivo pueda seguir contando con el apoyo de ERC en el Congreso «al margen de cuestiones tacticistas».
Y por parte del independentismo, el propio Aragonés ya destacó que «va a ser la legislatura del diálogo». No obstante, el republicano dejó un ‘recado’ a Sánchez asegurando que la mesa de diálogo, con la que dice estar «absolutamente comprometido», no puede «eternizarse», sino que debe contar con «mecanismos de evaluación y seguimiento transparentes«.
Cabe recordar que los independentistas con el apoyo de Podemos proponen llevar al Parlament los mismos acuerdos que se celebren en la mesa de diálogo con el Gobierno. Y la estabilidad o, más bien, los apoyos con los que contará Sánchez en el Congreso devienen, precisamente, de lo que se hable en esa mesa. Estos pactos también irán en consonancia con la gran reforma de la Justicia, en la que trabaja el ministro Juan Carlos Campo y que incluye la reforma del delito de sedición y la ‘joya de la Corona’: los indultos.
Los indultos son para el verano
Al igual que la obra de teatro ‘las bicicletas son para el verano’, los indultos también son para el verano o podrían darse a partir de junio. Es el tiempo que calcula el Ejecutivo hasta que se complete su andadura jurídica. Sin embargo, esta figura no será utilizada en vano. En el PP señalan que «es la bala en la recámara del PSOE».
El Ministerio de Justicia ya trabaja en la reforma del delito de sedición. Según ha podido saber Economía Digital, los tiempos de Moncloa para aprobar esta reforma que será presentada como un ‘pack judicial’ y que englobaría la modificación de los delitos de odio, de expresión y el enaltecimiento del terrorismo, entre otros, podría aprobarse en el Congreso antes de junio y en paralelo a la mesa de diálogo. Los gestos irán en esta dirección.
Ambas iniciativas sostienen la estrategia de distensión que el Gobierno lleva meses preparando para solucionar el llamado «conflicto catalán». Tanto Iceta como el ex ministro Salvador Illa han minimizado el «coste político» que podrían llegar a tener los indultos para el Ejecutivo de coalición. Las fuentes de Podemos consultadas se muestran seguras de que los indultos llegarán antes de finalizar el año; los socialistas prefieren no adelantar acontecimientos.
Y es que todo depende de la conformación del nuevo Govern y de la política de alianzas que unos y otros mantengan. Primero la mesa de diálogo, negociar el contenido y aprobar el paquete de reformas, una apuesta personal de Sánchez para seguir sujetando a sus socios en Cataluña. La guinda podrían ser los indultos.