El Gobierno pide a Bruselas más prebendas con el déficit
El nuevo Ejecutivo negociará con la Comisión Europea a principios de febrero un colchón mayor para poder aprobar los presupuestos
Durante el algo más de año y medio que duró el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez, el déficit fue uno de los mayores quebraderos de cabeza para Nadia Calviño. La entonces ministra de Economía fue advertida repetidamente por la Comisión Europea para llegar al objetivo del 2% del PIB en 2019, un porcentaje que, según los datos hasta noviembre, no parece que vaya a cumplirse.
Para este año, el asunto se complica. No solo por las previsiones de entidades como el Banco de España o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) -además de las instituciones europeas- sino porque supondría incumplir la Constitución.
El pasado 1 de enero entró en vigor la aplicación del artículo 135 del texto; una resolución aprobada en 2011, durante la Administración de José Luis Rodríguez Zapatero, y que impide sobrepasar el objetivo del déficit. El apartado 2 recoge que tanto el Estado como las comunidades autónomas «no podrán incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos».
Esos márgenes los dicta la Comisión Europea. La intención del Gobierno es «flexibilizar» el objetivo, y negociará en las próximas semanas con Bruselas para poder aprobar los Presupuestos Generales de 2020, según fuentes del Ministerio de Hacienda recogidas por Europa Press.
De esta forma, el nuevo Gobierno reconduciría la senda del déficit. El Estado aún mantiene los presupuestos aprobados en 2017 durante la Administración de Mariano Rajoy, que estima un límite de déficit del 0,5% del PIB. Calviño, por su parte, ya comunicó a la Comisión Europea que el desajuste podría elevarse hasta el 1,7% para este año.
La nueva vicepresidenta de Asuntos Económicos calcula que para 2021, el déficit alcanzaría el 0,4% del PIB y, un año después, se llegaría a cuadrar las cuentas. Esto es lo que persigue calviño, poder acordar con Bruselas una suerte de tregua para que de el visto bueno a los presupuestos y, de esta forma, comenzar a negociar con los distintos apoyos del Ejecutivo de Sánchez para poder aprobar el ‘techo de gasto’.
Aprobar los presupuestos, el anhelo de Calviño
Aunque las negociaciones con Bruselas fructificasen y finalmente se consiguiera esa «flexibilidad» en las cuentas, el Gobierno tendría que aprobar los presupuestos. Aquí vuelven los fantasmas del 2018, cuando Sánchez, recién llegado a la presidencia, no pudo finalmente recabar los apoyos en el Congreso para que finalmente se concediera el visto bueno a las cuentas públicas.
La estrategia del nuevo Ejecutivo es ir «paso a paso» y no prometer «nada que no se tenga atado». Con ello se tratará de conseguir la abstención de Esquerra Republicana (ERC), la formación que, a pesar de haber facilitado la investidura de Sánchez, ya ha dado muestras de que no lo pondrá tan fácil para aprobar los presupuestos.
No obstante, el primer paso de Calviño en la sinuosa senda del déficit será que las negociaciones con la Comisión Europea lleguen a buen puerto. Para ello, iniciará las conversaciones en unas semanas, a principios de febrero.
«No va a ser una legislatura fácil […] llegamos con las pilas cargadas para que en el menor plazo que podamos, presentemos unos nuevos presupuestos que puedan garantizar la legislatura», anunció ayer la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que tendrá que trabajar junto a Calviño y el resto del Ejecutivo para garantizar la estabilidad presupuestaria.