El futuro de las vacunas del coronavirus: de una pastilla a un espray nasal
La mayor parte de las investigaciones están en fases iniciales pero su desarrollo conllevaría claras ventajas a la hora de escalar, transportar y almacenar las dosis
La llegada de las vacunas contra el COVID-19 ha traído esperanza frente al fin de la pandemia y la vuelta a una posible normalidad.
Pero tras la aparición de varias candidatas exitosas, ha quedado claro que su desarrollo era solo uno de los retos que había por delante. A este se suman, la capacidad de suministro, traslado y almacenamiento que conllevan estas inyecciones.
«La distribución segura de las vacunas contra el coronavirus será la misión del siglo para la industria aérea de carga global», previó ya en septiembre pasado Alexandre de Juniac, director general de la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo, por sus siglas en inglés). Al reto logístico de transportarla a todos los rincones del planeta se suma el desafío de mantener la cadena de frío extremo que necesitan las dosis para no perder calidad.
Y asumiendo que el futuro pasa por aprender a convivir con este nuevo coronavirus convertido en una enfermedad que no desaparecerá de la sociedad, no es de extrañar que la industria farmacéutica esté inmersa en formas más prácticas y sencillas de inmunizar a la población en los años venideros.
Más fáciles de escalar, transportar, almacenar y más cómodas de administrar
Las vacunas orales o a través de aerosoles son una opción que se está evaluando por sus múltiples ventajas.
Su diseño y requerimientos las hace más escalables, fáciles de administrar y más sencillas de distribuir. —Por no hablar del respiro que supondrá para aquellos con miedo a las agujas, omitir el desagradable pinchazo—.
Algunos expertos afirman incluso que en el caso del espray esto ofrece mayores ventajas frente a la transmisión o la evolución a casos graves.
«El problema de las vacunas sistémicas (inyecciones en el brazo) es que suelen ser muy buenas para prevenir enfermedades graves», pero no suelen ser buenas para prevenir infecciones explicó previamente a Business Insider Paul Hunter, catedrático de medicina de la Universidad de East Anglia.
La teoría tras esta opinión es que, dado que la infección se produce primero en la nariz y la garganta, las vacunas centradas en esas zonas ayudarán a detener la infección antes de que pueda evolucionar a algo peor.
Altimmune es una de las empresas que está desarrollando una vacuna COVID-19 que se administrará como un aerosol nasal.
Como explica un reportaje en Fox Business, esta vacuna usa una versión modificada de un virus inofensivo llamado adenovirus, diseñado para llevar un código genético que instruye a las células del cuerpo a producir la proteína de pico a partir del coronavirus. —Un diseño es similar a las vacunas Covid-19 inyectadas de Johnson & Johnson y AstraZeneca—.
Pero debido a que la vacuna de Altimmune se administra en forma de aerosol nasal, además de la respuesta inmune habitual también se podría inducir un tipo de respuesta inmune conocida como inmunidad de las mucosas. Lo que podría ayudar a reducir la transmisión del virus.
«Tener esta inmunidad de la mucosa, que puede bloquear la infección en su camino y también neutralizarla cuando está saliendo, podría ser muy importante desde una perspectiva de salud pública», asegura a Fox el director científico de Altimmune, Scott Roberts.
En febrero de 2021, Altimmune comenzó su ensayo clínico de fase 1 de AdCOVID, su tratamiento en espray. La compañía anticipa una lectura de datos para el segundo trimestre de 2021 y el lanzamiento de un programa de desarrollo avanzado para meses después.
No es la única vacuna basada en este sistema que se está desarrollando.
A finales del pasado año se conoció que una vacuna doble experimental para tratar la gripe y el COVID-19 en espray comenzaría a ser probada en humanos en Hong Kong.
Previamente, China también anunció estar realizando los primeros ensayos clínicos para una vacuna en aerosol nasal para el COVID-19 desarrollada conjuntamente por investigadores de la Universidad de Xiamen y la Universidad de Hong Kong, así como por el fabricante de vacunas Beijing Wantai Biological Pharmacy Enterprise.
Las pastillas contra el COVID-19 camino de ser una realidad
Los fármacos frente al COVID-19 vía oral también son otra alternativa en la que se está trabajando.
Oravax, una empresa conjunta de la firma israelí-estadounidense Oramed y la india Premas Biotech, está inmersa en el desarrollo de una vacuna del COVID-19 en forma de pastilla.
La propia Pfizer, creadora de una de las candidatas aprobadas actualmente frente a la pandemia, también está probando un tratamiento oral contra el nuevo coronavirus.
El propio CEO de Pfizer, Albert Bourla, desvelaba el pasado mes de abril que la píldora antiviral oral se podría ponerse a disposición del público a finales de este mismo año.
Según Bourla, se espera que este fármaco oral experimental sea eficaz contra múltiples variantes del virus y se utilice para tratar a los pacientes con COVID-19 al inicio de la enfermedad —mucho antes de que requieran cuidados críticos—.
A las ventajas de almacenamiento y desarrollo de este formato, se le suma que tomar una pastilla en casa podría además evitar los traslados de las personas a los centros sanitarios como sucede ahora.
La nueva generación de vacunas COVID-19 es posible que no llegue hasta 2022
Según el medio estadounidense a nivel mundial hay 277 vacunas contra el Covid-19 en desarrollo, de las cuales 93 se han sometido a pruebas en humanos. La mayoría de las vacunas en las pruebas clínicas se inyectan, pero hay dos formulaciones orales y siete formulaciones de aerosol nasal.
Vaxart Inc., una empresa con sede en California (EEUU), está desarrollando una vacuna COVID-19 que será ingerida. Pero no ha sido hasta febrero que la compañía dio a conocer los resultados de su ensayo clínico en Fase 1, con resultados esperanzadores. Ahora Vaxart planea comenzar un estudio de Fase 2 para mediados de año, según informó una fuente a Fox.
El CEO de Pfizer marcaba finales de 2021 como primera fecha de lanzamiento de su fármaco en pastillas. Mientras que los resultados del primer ensayo de Altimmune no se conocerán hasta mediados de año. La candidata de Oravax, o la vacuna oral contra el COVID-19 de la compañía ImmunityBio también se encuentran aún en fases iniciales de desarrollo.
Esto supone que en el mejor de los escenarios estas dosis de nueva generación no llegarán al mercado hasta finales de 2021 o incluso ya entrado 2022. Aunque antes deben pasar con éxito las pruebas en humanos, cuando algunas de estas empresas, ni siquiera antes habían lanzado una vacuna tradicional al mercado.
Noticia original: Business Insider
Autor: Cristina Fernández Esteban