El error de Mas que Madrid no quiere perdonarle
Un estudio de Esade sobre el liderazgo del President le reprocha un mal diagnóstico de la situación catalana que ha derivado en grave conflicto político
«Él sabe que se ha equivocado, y que ahora es muy difícil salir, y el Gobierno español no sabe qué hacer”.
Es una frase, que con algunas variaciones, la pronuncian de forma invariable dirigentes del PP en Madrid, ex responsables del Gobierno del PP y del PSOE, y ex dirigentes de CiU. Artur Mas apretó el acelerador cuando no tocaba, interpretó mal una manifestación en la Diada de 2012, y fue quemando etapas en sólo unos pocos meses hasta provocar un conflicto político que tiene una difícil situación si no se quiere caer en una profunda y dolorosa frustración para una gran parte de la sociedad catalana.
¿Para qué sirve un líder?
Esa es la tesis de lo que se conoce de forma genérica como Madrid, ese círculo de poder político y financiero, que engloba a las cúpulas tanto del PP como del PSOE. La visión contraria es la de algunos dirigentes de CiU, y de ERC, y del movimiento independentista que representa la Assemblea Nacional Catalana, que insiste en recordar que la apuesta soberanista no es sólo de Mas, y que el President actúa ahora como catalizador y acompañante de un movimiento social mayoritario.
¿Pero, para qué están los líderes? ¿Para qué sirven? El análisis académico también le reprocha a Mas su error en el diagnóstico de la situación catalana, y su precipitada gestión del tiempo político, que ha llevado a su propia fuerza política, CiU, a una caída electoral sin parangón.
Mas, todavía no políticamente muerto
Un estudio que firma Ángel Castiñeira, de la cátedra de Liderazgos y Gobernanza Democrática de Esade, y publicado en el último número de la revista VIA, de la Fundación Jordi Pujol, deja claro que el liderazgo de Artur Mas “se ha debilitado, aunque no está muerto políticamente”.
El Govern de Artur Mas insiste en que el proceso soberanista se aceleró cuando el President recibió un no rotundo por parte del Presidente Mariano Rajoy en su entrevista en la Moncloa sobre el pacto fiscal. “Si hubiera dado una pequeña posibilidad, una comisión de estudio sobre el pacto fiscal, Mas estaba dispuesto a estudiarlo y aceptarlo”, aseguran fuentes del Govern. El propio Mas ha señalado que él no le pidió a Rajoy más dinero de forma inmediata, sino el compromiso de estudiar la cuestión. ¿Pero, fue así exactamente?
La excusa de la reunión con Rajoy
Castiñeira rechaza ese argumento. Si la Diada de 2012 se organizó para reclamar el pacto fiscal, el día después, el 12 de septiembre, Mas entiende que ya tiene otro mandato por parte de la ciudadanía catalana. Y que en la entrevista del día 20 de septiembre con Rajoy las cosas ya han cambiado por completo. En todo caso, es la interpretación que hace Mas de aquella manifestación, que le hace saltar de pantalla, como se argumenta ahora de forma coloquial, en muy pocos días.
Y añade Castiñeira, en referencia a ese encuentro en la Moncloa: “Artur Mas era ya plenamente consciente de vivir un momento diferente de los otros, excepcional, en el que no tenía sentido jugar a ganar tiempo o quedarse en una posición estrictamente institucional, cómoda”. Y en entrevistas periodísticas previas, Mas ya había adelantado que podía entrar en “terreno desconocido”.
Mas no es Iniesta
El análisis sobre el liderazgo de Mas parte de esa necesaria “lectura del partido”. Y en este caso, y sin ánimo de frivolizar, Mas no estuvo a la altura de un buen centrocampista, como Xavi o Iniesta, o Xabi Alonso. “Las tareas implícitas en el ejercicio estratégico del liderazgo político son básicamente las de diagnóstico, diseño y ejecución, o si lo prefieren, las de observar, interpretar, planificar e intervenir sobre la realidad. La mayor parte de los errores cometidos derivan de una mala gestión de esas labores”, señala Castiñeira.
Y afirma que, tras los resultados de las elecciones del 25N, que decidió anticipar Artur Mas, el liderazgo del President “falló parcialmente en el diagnóstico, y, como consecuencia, falló en la precipitación de la propuesta”. El gráfico que acompaña esta información explica ese descenso en el liderazgo a medida que Mas se precipita en el proceso soberanista.
Triple salto mortal
El relato sería muy sorprendente, si no fuera porque algunos actores interesados en Catalunya han comenzado a pensar que todo es producto de un proceso casi natural. Pero vamos, de la mano de Castiñeira: “El problema es que entre el 12 de septiembre de 2012 y el 25 de noviembre se comete un triple salto mortal. Se pasa de la propuesta del pacto fiscal a la propuesta de la consulta, de la propuesta de la consulta a la discusión del estado propio y, como consecuencia del mismo debate electoral, se indentifica estado propio e independencia, por lo que se acaba hablando sólo de independencia”.
Y todo ello deja a mucha gente en el camino, incapaz de asumir y deglutir todo lo que se le ha lanzado en menos de tres meses, y, particularmente los electores de CiU, que no entienden nada.
¿Malos líderes, o malos seguidores?
El profesor de Esade se pregunta si los pueblos no se equivocan nunca. Es decir, que para que hayan líderes, debe haber seguidores, y que, a veces, los seguidores no están a la altura de las circunstancias. Mas sigue creyendo eso, igual que el conseller de Presidència, Francesc Homs. Era el momento, defienden, para que los catalanes entendieran la circunstancia histórica y apostaran sólo y claramente por Artur Mas. Pero no sucedió.
La interpretación posterior se basa en un temor atávico de los catalanes por un exceso de poder. Ello les lleva a repartirlo, a recelar de quien lo desea en exclusiva. Y en el 25N se pudo comprobar, con el ascenso de ERC, pero también de Ciutadans, o la CUP.
La hora de rectificar
En cualquier caso, Mas tiene una enorme responsabilidad en la actual situación política. Entre otras cosas, CiU se derrite, y el PSC está en cuidados intensivos. El Gobierno del PP se lo recuerda cada día. Y dirigentes de CiU también lo ven así, aunque, por ahora, las aguas siguen calmadas.
El hecho es que Mas dio alas a un movimiento que, pese a las conexiones evidentes con CiU y ERC, podría caminar solo, como es el caso de la ANC.
Después de las elecciones europeas, Mas podría tener alguna oportunidad de encauzar la situación, como le ha sugerido Mariano Rajoy, con su siempre enigmática oratoria: “Todavía está a tiempo de rectificar”.