El entorno de Mas se reserva la carta de la dimisión de Rigau
El ex presidente catalán maniobra para dilatar la causa del 9N: la pérdida del aforamiento de la diputada descarrilaría la instrucción para derivarla hacia un juzgado ordinario
La cúpula de Convergència se reserva la carta de la dimisión de Irene Rigau, que implicaría la devolución del acta de diputada y la pérdida, por tanto, de su aforamiento. El paso dilataría el proceso judicial sobre la consulta del 9N y Artur Mas tendría un horizonte temporal tan amplio como el que preveía su defensa si la instrucción hubiera continuado en el Tribunal Supremo.
El ex presidente de la Generalitat amaga, amparado en la clásica ambigüedad convergente, con volver, pero necesita tiempo.
En privado, fuentes convergentes reconocen que sería «preferible» que el caso de la consulta independentista del 9N se instruyese en su totalidad en el Tribunal Supremo, para darle una mayor dimensión política, ya que consideran que les aportaría réditos en cuestión de imagen, y porque alargaría el proceso.
En el entorno de Mas calculaban que, si toda la instrucción pasaba al Supremo, ésta no se cerraría hasta el próximo año y, por tanto, si se llevaba a juicio, no se fijaría hasta 2018, de manera que Mas no debía temer una hipotética inhabilitación que le impediría presentarse a les elecciones previstas para el próximo año.
¿Dimisión de Rigau?: «Quizá»
En contra de los deseos de Mas, el Tribunal Supremo ha decidido quedarse solamente con la parte de la causa que afecta al diputado Francesc Homs y devolver el resto al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
Así, Artur Mas, Irene Rigau y Joana Ortega serán juzgados en esta última instancia judicial, siempre y cuando Rigau no dimita como diputada en el Parlamento catalán porque, de ser así, la causa pasaría a un tribunal ordinario, con la consecuente dilatación temporal.
Un alto dirigente convergente, que prefiere mantener el anonimato, contestó «¿quién lo sabe?, quizá» al ser preguntado por Economía Digital sobre la posible dimisión de Rigau. En su exposición razonada, el juez instructor Joan Manuel Abril, del TSJC, argumenta que toda la causa debía pasar al Tribunal Supremo.
El abogado defensor de los inculpados, Javier Melero, también lo entendía así por una cuestión de «lógica» procesal y advertía de los peligros de trocearlo: cada instancia judicial tiene ritmos distintos e, incluso, podrían darse sentencias judiciales contradictorias.
El TSJC casi ha concluido la instrucción
El TSJC prácticamente ha finalizado la instrucción, todo lo contrario del Tribunal Supremo, que todavía no ha iniciado la de la pieza separada que corresponde al diputado Homs.
Después de las críticas recibidas por la lentitud en la instrucción, por tardar casi un año en citar a declarar a Mas y al resto de inculpados, el juez Abril se dio prisa por pasar el sumario al Tribunal Supremo. Pero le han devuelto la parte principal, la que concierne al ex presidente de la Generalitat. Ahora no puede distraerse con los trámites pendientes.
Fuentes de Convergencia critican que, en la exposición razonada que envió al Supremo, el juez Abril destacase que los inculpados actuaron con «plena conciencia» de estar desobedeciendo al Tribunal Supremo, que prohibió la consulta del 9 de noviembre de 2014 cinco días antes de su celebración.
La defensa de Mas mantiene que, para incurrir en el delito de desobediencia, debe darse el supuesto de reiteración, que no fue tal. El Tribunal Constitucional solo se dirigió una vez al gobierno de la Generalitat.