El entorno de la ANC copia a Trump y denuncia «fraude» en el voto por correo en Cataluña
La Assemblea Nacional Catalana cuestiona la fiabilidad de Correos en una campaña con datos tergiversados sobre el voto en el extranjero
Un sector del movimiento independentista se ha contagiado de la conspiranoia que marcó las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses y —al igual que hizo desde antes de esos comicios Donald Trump— siembra dudas sobre el voto por correo.
Miles de mensajes en Twitter revelan que en las últimas semanas ha cogido fuerza entre cuentas afines al separatismo la sospecha de que la promoción del voto por correo en plena pandemia de coronavirus oculta un supuesto «fraude» orquestado de cara a las elecciones catalanas. Ello, mientras Cataluña registra las cifras más elevadas de solicitudes de voto por correo a estas alturas de un proceso electoral, con más de 35.000 peticiones hasta el 12 de enero.
La campaña pasa por poner en cuestión a Correos, que a finales de 2020 alcanzó un acuerdo con la Generalitat para facilitar la votación a distancia, de forma que se pueda solicitar telemáticamente y entregar la papeleta al cartero desde la puerta de casa hasta dos días antes de las elecciones, que se aplazarán de febrero a mayo. No ha ayudado que, paralelamente, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) cuestionase la fiabilidad de Correos por el voto en el extranjero.
La entidad independentista presidida por Elisenda Paluzie no se ha sumado públicamente a la denuncia de presunto «fraude» en el voto por correo, pero sí lanzó una campaña sobre el sufragio en el extranjero asumiendo, sin pruebas, que los problemas del voto rogado afectan únicamente a independentistas que viven fuera de España. «El Estado español hace todo lo que está en sus manos para que tú, independentista, no votes«, asegura la ANC en un vídeo colgado en redes.
El entorno de la ANC alimenta la teoría de conspiración
La teoría de conspiración sobre el fraude del voto por correo ya había circulado antes de las elecciones catalanas de diciembre de 2017, y fue alimentada después de esas votaciones por personajes como el miembro de la sectorial de economía de la ANC, David Ros. En un artículo publicado en Revista de Catalunya en enero de 2018, Ros asegura que hubo «fraude electoral» el 21-D y da más crédito a los resultados del referéndum ilegal del 1-O que a esos comicios.
Al ver que su artículo ha vuelto a circular estos días, Ros ha reincidido y ha aconsejado a los independentistas a votar de forma presencial. «Independientemente de que técnicamente sea más o menos posible cometer fraude en el voto por correo, la realidad es que entre el momento de emitir el voto y su entrada en el colegio electoral no existe una intervención en la custodia por parte de los partidos, intervención que ni la Loreg ni ninguna normativa catalana prevén».
Así lo ha escrito esta semana Ros en un artículo en Unilateral, un digital que en diciembre pasado también publicó un texto de Joan Fonollosa, que presentó una candidatura a la alcaldía de Barcelona cuando la ANC celebró unas «primarias catalanas» de cara a las elecciones municipales de 2019. «¿Voto por correo? ¡No, gracias!», se titula el artículo de Fonollosa, que no se fía de Correos por ser de una empresa estatal ni de ERC por proponer en 2020 facilitar el sufragio a distancia.
«Los que creemos en la independencia no tenemos que hacer uso de las facilidades que nos dan para votar por correo. Hay que ir a pie de urna y depositar la papeleta física dentro de la urna física. Hay que ir porque este voto es mucho más difícil de manipular; hay que ir, muy protegidos, aunque esto comporte colas y frío. Estamos en un cruce decisivo y no tenemos que dejar que nos lo roben. La alternativa es retroceder veinte años», escribe Ros.
Publicaciones como estas se complementan con mensajes en las redes sociales al son de «ni un solo voto independentista por correo». Las teorías de conspiración alrededor del asunto son tantas como personas que las apoyan. Algunos dicen que en general Correos busca votos independentistas para desaparecerlos, y otros acusan a la empresa de ser más selectiva, cometiendo «fraude» solo con votos que no sean a ERC o a listas contrarias a la unilateralidad independentista.
Sin denuncias por «pucherazo» en el voto por correo
Cuentas de Twitter con lazos amarillos y demás parafernalia independentista comentan un día sí y otro también que el «fraude» de las próximas elecciones catalanas será definitivamente por correo, siendo su principal sospecha que Correos es una empresa estatal. «Voto por correo = pucherazo electoral», «el voto por correo le interesa mucho al PSC/a ERC«, «si el PSOE anima al voto por correo, hay fraude» o «el voto electrónico que España tumbó sería más seguro» son mensajes frecuentes.
Pero las dudas sobre el voto por correo son infundadas, coinciden los expertos. Nunca ha habido siquiera denuncias que apunten en esa dirección, ni mucho menos pruebas de que en España el voto a distancia a través de Correos haya tenido irregularidades; de lo contrario, habría sido un escándalo inconmensurable. Tampoco tenían argumentos fuertes los seguidores de Trump que denunciaron un falso fraude en EEUU, pero nada les ha hecho cambiar de opinión.
El politólogo Pau Vall, en declaraciones a Nació Digital, asegura que no hay evidencia que confirme que el voto por correo es más vulnerable al fraude que el voto presencial. El recuento de estas dos formas de voto se hace de forma conjunta, y cualquier problema en la custodia de los sufragios por correos conlleva penas de hasta tres años de cárcel. No pueden votar personas no registradas en el censo electoral y quienes votan así no pueden volver a hacerlo en las urnas físicas.
El director de Participación Ciudadana y Procesos Electorales de la Generalitat, Ismael Peña-López, asegura que «técnicamente es casi imposible» que haya fraude en el voto por correo. Sobre la percepción de algunos independentistas de que el Estado «controla» a los trabajadores de Correos y (todos ellos supuestamente «antiindependentistas»), este alto cargo del Govern reconoce que es «improbable» y a su vez recuerda que hay procedimientos para garantizar la fiabilidad del voto.
«Si se manipula [un sobre electoral], los interventores de todos los partidos [en la mesa electoral] verán que se ha abierto y se ha vuelto a cerrar», y pueden denunciarlo, explica Peña-López, que prevé que unos 400.000 catalanes voten de esta forma. «Para controlar el voto por Correo de forma suficiente para cambiar un escaño tendríamos que llegar a niveles de control de la URSS de Stalin o la Bielorrusia de hoy. España, con todas las críticas, ni se acerca a esos países», concluye.