El co-fundador de Twitter: “La independencia de Catalunya no tiene sentido económicamente”
Evan Henshaw-Plath, favorable a la consulta independentista, vislumbra que Madrid ganará más peso empresarial por ser la capital hispanohablante del mundo
A sus 37 años, Evan Henshaw-Plath ha levantado seis empresas e innumerables proyectos. Uno de ellos lo catapultó a la fama como creador de la arquitectura tecnológica y empresarial de Odeo, la compañía que en pocos años evolucionó a Twitter.
Desde entonces crea y analiza modelos de negocio, viabilidad empresarial y últimamente también ayuda a las start-ups a detectar sus puntos débiles para eliminarlos y alcanzar su crecimiento. Es precisamente lo que hecho esta semana en Madrid, en el Instituto Europeo para el Emprendimiento donde ha trabajado en talleres con más de 20 células empresariales que intentan buscar un modelo de negocio propio.
Sentimiento contra economía
Formado en Silicon Valley, California, casado con una uruguaya y residente en Buenos Aires, Henshaw-Plath ve con buenos ojos que los catalanes organicen un referéndum independentista. “Culturalmente lo entiendo y me parece muy bien porque Catalunya es un país dentro de otro. Pero desde el punto de vista económico, la independencia no tiene sentido”, explica el creador empresarial a Economía Digital.
El experto tecnológico considera que el peso de la historia colonial terminará favoreciendo a la capital de España. “Barcelona ha apostado por ser la capital económica de Catalunya, un país pequeño con un núcleo propio, mucha industria y un nivel socioeconómico alto, pero Madrid se ha ratificado como la capital hispanohablante del mundo. La diferencia, para atraer negocios y empresas, es muy importante”, añade Evan Henshaw-Plath.
La lengua y los negocios
Anarquista, hacker y creador de problemas, como se autodefine en su cuenta de Twitter, Henshaw-Plath es partidario de resolver democráticamente las diferencias con las naciones que desean crear un estado propio, aunque es consciente de que algunas realidades pueden dificultar la competitividad y la universalidad.
“En Irlanda se traduce todo al irlandés, aunque todos hablan inglés. En Barcelona han optado por el catalán. Podrían haberse quedado con el español pero no lo hacen y tienen sus buenas razones para tomar esa decisión”, explica el experto en negocios tecnológicos. “Pero el peso económico del español es muy claro: es la segunda lengua materna del mundo, por delante del inglés”, añade.
Pero el co-fundador de Twitter sí ve un punto en común entre los empresarios y los emprendedores españoles y catalanes: todos padecen de un exceso de miedo al fracaso que se traduce en falta de ambición y proyección internacional. Es la limitación que arrastran en todo lo que hacen.