El casero de Junqueras boicotea el logo de la Hacienda catalana

El dueño de la nueva sede de la Hacienda de la Generalitat impide a la consejería colgar su logo y la bandera catalana

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Perdone, ¿sabe dónde está la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC)? Es la pregunta que le hizo ayer un contribuyente preocupado a un inspector fiscal que aprovechaba una pausa matinal para fumarse un pitillo. Estaban ambos delante de la puerta principal del número 46 del Paseo de la Zona Franca, la nueva sede de la ATC, donde el Departamento de Hacienda de la Generalitat ha colocado a los funcionarios que ocupaban el viejo edificio neoclásico de la calle Fontanella. «¿Pero aquí no dice nada de Hacienda? ¿Está seguro de que es aquí?», insistió el contribuyente antes de cruzar el dintel, ante la entidad que gestiona la solidaridad del Estado del Bienestar.

La Generalitat no ha podido colocar en el inmueble el logo de la Agencia ni las dos banderas preceptivas, la catalana y la española.  «No hemos podido poner el distintivo ni las banderas porque el propietario del edificio no lo ha permitido», afirman fuentes titubeantes de la misma ATC.

Situación surrealista

El Departamento de Economía y Hacienda de la Generalitat ha alquilado este edificio a un grupo financiero sin pactar con el casero que, al tratarse de una sede pública abierta al contribuyente, el edificio debe estar abanderado por el logo de la ATC. Insólito. Es como si el edificio de la Plaza Letamendi de Barcelona, donde está la Agencia Tributaria del Estado, no consignara visiblemente su función de sede y organismo recaudador.

El pasado lunes 18, el vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía y Hacienda, Oriol Junqueras, visitó oficialmente la nueva sede de la ATC en Zona Franca. Pasó revista a las tropas y saludó, uno por uno en sus despachos, a los 15 inspectores fiscales que tiene la Hacienda catalana, gente brillante, prietas las filas, pero magra representación del nivel más alto de la función pública.

Al finalizar la visita, Junqueras ofreció un canutazo a la prensa, al estilo Montoro, en la misma puerta desnuda de Paseo de la Zona Franca. A la espalda ancha del consejero, figuraban dos bandas magenta y fucsia en el lugar del logo y los estandartes. Junqueras, un político germánico pero de latitud meridional, volvió a referirse a la ATC como estructura fundamental del futuro Estado catalán, obviando el pequeño detalle de los fondos para su funcionamiento. También anunció el fichaje estrella de otros 40 gestores tributarios, olvidando referirse a los pírricos contratos laborales del testarudo presente continuo.

Dónde encontrar la ATC

La ATC tiene un total de 350 empleados entre funcionarios (subinspectores) y contratados (gestores tributarios). De este total, unos 250 trabajan en la nueva sede y el centenar restante se reparte entre las delegaciones de Girona, Tarragona y Lleida.  

Si alguien tiene la urgencia de conocer su impuesto de Transmisiones Patrimoniales, Sucesiones o Donaciones, los impuestos cedidos, puede guiarse por el largo paseo en dirección Litoral, junto a un edificio de servicios de Agbar y más allá del centro comercial Bauhaus. Como sabrán, la gestión de estos tributos, el 5% del total de la carga fiscal catalana, le corresponde a la ATC, aunque quién realmente liquida los impuestos son los Registros de la Propiedad, vinculados al Ministerio de Justicia. El laberinto tributario catalán tiene ya su nuevo unicornio desnudo: Paseo de la Zona Franca 46.   

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