El banquero de 24 años que quiere resolver la crisis mundial del agua
Hamza Farrukh, analista de Goldman Sachs de 24 años, impulsa una ONG que busca revolucionar el acceso a agua potable en todo el mundo
Para la mayoría de personas trabajar en la prestigiosa división de valores de Goldman Sachs sería suficiente estrés y carga de trabajo. Pero para Hamza Farrukh, no lo es. Además de su trabajo diario, Farrukh dirige Bondh-E-Shams, la organización benéfica que él mismo ha fundado, que se dedica a entregar agua limpia en áreas que anteriormente no tenían acceso.
La semana pasada, Farrukh y un equipo de sus colegas en Goldman, obtuvieron una subvención de 150.000 dólares (más de 125.000 euros) de la fundación benéfica del prestigioso banco, como parte de su competencia Analyst Impact Fund, un concurso anual donde los equipos de personal junior de Goldman compiten por una gran inversión de la entidad en una obra benéfica en la que estén involucrados.
El concurso es juzgado por el comité de asociación del banco y el CEO, Lloyd Blankfein. «Es un proyecto en el que he estado involucrado durante tres o cuatro años, y ver este tipo de apoyo interno de la empresa, y de un alto nivel del liderazgo, es muy esperanzador y alentador», declara Farrukh, de 24 años, a Business Insider vía telefónica desde Pakistán.
Farrukh: «Ver este apoyo de la empresa es muy esperanzador y alentador»
«Cuando tratas de impactar, saber que tu empresa te respalda al tratar de estar realmente en el suelo y cambiar vidas, esa es una sensación poderosa». Bondh-E-Shams ha logrado superar al resto de propuestas del personal de Goldman Sachs en todo el mundo para ganar la beca.
La competencia incluía un equipo de Nueva York que organizó una obra de caridad utilizando tecnología de impresión 3D para construir viviendas en zonas empobrecidas de América Central y del Sur, y otra de San Francisco que capacita a los sobrevivientes de la trata de personas para convertirse en profesionales del software.
El objetivo de Bondh-E-Shams —que significa gotas de luz solar— es utilizar energía solar para impulsar bombas de agua que aprovechan los acuíferos de las comunidades rurales, eliminando la necesidad de que los lugareños viajen largas distancias para acceder al agua necesaria para beber y lavar.
El banquero trabaja en Pakistán y Bangladesh, centrado en los refugiados que huyen de Myanmar
Actualmente está trabajando en Pakistán y Bangladesh, con un enfoque particular en los refugiados Rohingya que huyen de su Myanmar natal. Sin embargo, Farrukh afirma que su objetivo final es «proponer una solución rentable, sostenible y libre de mantenimiento para la crisis mundial del agua».
«Hoy en día sabemos que a nivel mundial hay 1.200 millones de personas que carecen de acceso a agua potable, por lo que nuestro número será tan grande como ese», explica. «Cualquier esfuerzo debe comenzar con un objetivo loco y enorme. Esto puede resultar algo idealista en el presente, pero al mismo tiempo, estamos comprometidos con la causa», añade.
Durante el desafío del Analyst Impact Fund, Farrukh y sus colegas de Goldman, Pascal Barget, Jude Fernando y Gloria Setordjie, argumentaron que cuando acceder al agua potable es difícil, todas las otras facetas de la vida se vuelven secundarias.
Bondh-E-Shams proporcionará agua al 1% del coste del agua embotellada
Después señalaron el ejemplo de los niños en Etiopía que se ven obligados a caminar durante varias horas para acceder al agua potable, consumir la mayoría de sus días y robarles la posibilidad de asistir a la escuela. «Entendemos que al final del día, si no tienes acceso a agua potable, el resto del día tratas continuamente de encontrar la manera de obtener esa agua», dijo Farrukh.
Tradicionalmente, la forma en que las organizaciones benéficas brindan agua limpia a las comunidades que carecen del recurso es enviar cargamentos de agua embotellada a sus asentamientos. Bondh-E-Shams, afirma Farrukh, puede proporcionar agua limpia al 1% del coste que implica el agua embotellada.
Posible expansión a África
«Es renovable, sostenible y muy rentable. Cada bomba proporciona más de 20 años de agua segura una vez que la instalamos, y solo cuesta entre 5.000 dólares (más de 4.000 euros) y 7.000 dólares (más de 6.000 euros). Si la descompone, por cada 100 dólares estamos brindando 40.000 vasos de agua cada año «, explicó.
«A modo de comparación, es 100 veces más económico que proporcionar agua embotellada. Sin mencionar los residuos de plástico y las ineficiencias que conlleva el transporte de ese agua». En el futuro, afirma Farrukh, la organización benéfica podría expandirse a África, con discusiones en curso sobre proyectos en Ghana, Tanzania y posiblemente en la República Democrática del Congo. «Tenemos un gran enfoque, estamos viendo grandes números, y queremos tener un gran impacto», sentenció.
Noticia original de Business Insider España. Autor: Will Martin