El 9N provocará enormes colas en la calle: el objetivo de Mas
Los votantes podrían colapsar los 1.255 locales, por los 2.721 que se abrieron en las elecciones de 2012
¿Cuándo tiempo se necesita para votar, aunque sea en una pseudoconsulta? Los socialistas catalanes lo pasaron fatal en las elecciones primarias para elegir candidato a la alcaldía de Barcelona, antes del verano. Entre el registro, uno a uno, la comprobación del DNI, el voto, y la firma posterior, más el pago de un euro –exigido por el PSC de Barcelona para poder participar—el tiempo excedía los tres minutos. ¿Y el 9N? ¿Qué cantidad de personas se podrán incluir en los ordenadores por cada local abierto?
Los expertos consideran que el 9N habrá largas colas por las propias características del llamado “proceso participativo”. Y es que los números son muy diferentes a los de unas elecciones al Parlament de Cataluña, por ejemplo.
Pocas mesas y locales
Al 9N están convocados todos los ciudadanos de 16 a 18 años de Cataluña. Aunque acudirán los soberanistas, los que están más motivados, y quieren mostrar un acto de fuerza. En el censo, según la consellera de Governació, Joana Ortega, figurarán los 5.257.969 de las elecciones de 2012, más los jóvenes de 16 a 18 años que pueden participar en la consulta, alcanzando un total de 5,4 millones de catalanes.
Pero habrá menos locales y mesas con las cajas de cartón, a modo de urnas. Si en 2012 se dispusieron 8.114 mesas, en 2.721 colegios electorales, ahora se contará con 6.430 puntos de votación, en 1.255 locales. Eso sí, se podrá votar en casi todos los municipios de Cataluña. Sólo en seis de las 947 localidades no se podrá hacer.
¿Por tanto, cómo se podrá valorar la participación? En 2012, con ese censo de 5,2 millones, que, sumados a los que podían hacerlo desde el extranjero, alcanzó los 5,4 millones, votaron 3.657.450 millones de catalanes, el 69,56%.
Inquietud en el Gobierno
Ahora, el censo es de 5,4 millones, incluidos los jóvenes de 16 a 18 años, aunque podrían votar 1,2 millones más, que son los extranjeros comunitarios y de otras nacionalidades.
Si acude a votar sobre unos dos millones, que es el objetivo de los partidos soberanistas, ¿tendrán esos locales y mesas previstos la capacidad para que puedan votar, o se provocarán largas colas, que es la gran imagen que se pretende cara a la opinión internacional?
Eso es lo que provoca inquietud en el Gobierno, aunque ha decidido, por ahora, asumir el riesgo.