Duran Lleida, contra las cuerdas
Toda la oposición, Esquerra y dirigentes de Convergència piden su dimisión por el 'caso Pallerols'
De viaje a Chile. Este miércoles Josep Antoni Duran Lleida partió hacia Chile en un viaje programado para participar en unas jornadas internacionales de la democracia cristiana. A su vuelta, la presión, quizá, ya no será la misma. Y el conjunto de la oposición estará enfrascada en otro asunto. Podría ser, sin embargo, una interpretación errónea. Se verá. A la espera de cómo reaccione el propio Duran.
La cuestión es que el conjunto de los partidos políticos catalanes, y la dirección nacional del PP, han reclamado con contundencia la dimisión de Duran, después de conocer el acuerdo judicial alcanzado por todas las partes, que ha evitado el juicio por el ‘caso Pallerols’, y que obliga a Unió a devolver 388.000 euros a la Generalitat como compensación por financiarse de forma irregular con dinero público procedente de la Unión Europea después de que varios ex militantes y dirigentes del partido hayan reconocido el delito.
‘Tomadura de pelo’
El hecho es que el propio Duran se pronunció, en su momento, en noviembre del 2000, asegurando que dimitiría de su cargo en el caso de que se demostrara que Unió se hubiera financiado de forma irregular a través de los fondos dedicados a cursos de formación. Pero para Unió lo ocurrido, finalmente, no es exactamente así. Y, aunque los matices son siempre importantes, para la opinión pública, que asiste atónita ante un sinfín de casos de corrupción y de despilfarro de dinero público, el ‘caso Pallerols’ no deja lugar a dudas.
El portavoz del PSC, Jaume Collboni, reclamó la dimisión de Duran, con el argumento de que lo mejor que podría hacer el líder de Unió es “hacer honor a sus palabras”. Según Collboni, las explicaciones de Unió “son una tomadura del pelo y una indecencia”. Para la portavoz de ICV, Dolors Camats, debería ser el propio president Artur Mas quien “lo cesara de todos sus cargos”, lamentando que no se celebrara el juicio, que hubiera sido “un ejemplo de higiene democrática”. También Esquerra Republicana, el socio de CiU, pidió la dimisión de Duran. Su presidente, Oriol Junqueras, reclamó que «en lugar de acuerdos con la Fiscalía, debería haber sentencias judiciales».
‘Incoherente y frívolo’
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, aseguró que Duran debería dimitir de su cargo como presidente de la comisión de exteriores del Congreso, tras considerar “muy grave” el pacto alcanzado. “Por primera vez en la historia una formación política reconoce que se ha financiado irregularmente”, afirmó. Y la CUP llegó a afirmar que este caso supone “un insulto a toda la sociedad a la hora de eludir responsabilidades”. Ciutadans también pidió la dimisión de Duran, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, llegó a calificar a Duran de “incoherente y frívolo”.
El argumento de Unió, expuesto por su portavoz, Marta Llorens, es que el partido democristiano, como tal, “no ha sido imputado ni condenado por financiación irregular”, y, por tanto, Duran no debe dimitir. Unió, en todo caso, como ha admitido Llorens, sí se benefició de unos recursos conseguidos de forma irregular por los dirigentes acusados, que se utilizaron para la compra de mobiliario y el alquiler de sedes del partido. Unió, por tanto, ha quedado como responsable civil subsidiaria de la cantidad pactada, la indemnización de 388.000 euros.
Perfecto. Pero si las peticiones de dimisión llegan desde dentro de la federación nacionalista, y por un conseller, la cuestión se complica.
Fuentes de Unió admiten que eso es lo más preocupante. Primero, las acusaciones del PP, que, por un lado, anima a Duran a que establezca un puente con el Gobierno de Mariano Rajoy, y trate de reconducir el proyecto soberanista de Artur Mas, pero se muestra ahora más contundente que nadie. Precisamente porque la dirección del PP en Madrid esperaba de él algún gesto más atrevido en Barcelona como respuesta al proyecto de Mas.
La sorpresa de Santi Vila
Y luego la petición de asumir “responsabilidades políticas”, que no se entiende de otra manera que como una reclamación de dimisión, por parte del conseller convergente de Territori i Sostenibilitat, Santi Vila, que quiere mantener su perfil político propio. La preocupación también ha llegado después de que el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, reclamara una “reflexión”, aunque trató de no entrar en la polémica.
Dirigentes de Unió recuerdan que el partido democristiano ha mantenido un perfil muy discreto con otras situaciones complicadas para el socio de federación, como el ‘cas Palau’, que ha afectado directamente a Convergència, o el de las ITV, que ha salpicado a Oriol Pujol.
¿Qué está pasando, por tanto? Duran se encuentra en una situación difícil. Políticamente, no comparte el acuerdo de CiU con Esquerra Republicana. Ni es partido de aumentar la tensión con el Gobierno central, con la convicción de que el camino emprendido por Artur Mas puede chocar contra un muro. Pero no tiene mucho margen de maniobra. Los dos socios que conforman CiU tienen una experiencia acumulada que les garantiza la continuidad. Y Duran es, tal vez, el político más hábil de España a la hora de gestionar malentendidos, roces y declaraciones altisonantes, con un conocimiento de los medios de comunicación muy superior a la media de los políticos catalanes y españoles.
Presión de Duran en el Govern
Por ahora ha tratado de presionar en el Govern, para que Unió recupere la fuerza histórica del partido en los tiempos de Jordi Pujol. Y, al margen de gestionar tres departamentos, Agricultura, Interior, y la vicepresidencia del Govern, ha buscado cargos para democristianos en áreas como Habitatge, Família, Ocupació o Universitats, que dependen de diferentes departamentos. A cambio, Unió asume cargos convergentes en algunos de los suyos. Es la cultura de siempre de CiU.
Internamente, además, Duran tiene un gran argumento. La presión fuera de la sede de Unió, se mantendrá, quizá. Pero de puertas hacia adentro, Duran puede esgrimir que fue, precisamente, Vicenç Gavaldà, uno de los acusados por el ‘cas Pallerols’, quien se enfrentó a él en calidad de secretario de organización. Entonces, Duran lo expulsó del partido. E, internamente, no se acabó de entender. Ahora Duran puede exhibir aquella decisión. Y el que fuera delegado territorial de Treball en Girona, Enric Millo, de Unió, no relacionado directamente con el caso, es ahora la mano derecha de Sánchez-Camacho en el PP catalán.
¿Proyecto conjunto con Mas?
Por tanto, el problema de Duran se sitúa en la calle Còrsega, en la sede de Convergència. Y en la voluntad de Mas y Duran de mantener un proyecto político que vaya en una determinada dirección. Para el líder democristiano, es, en estos momentos, equivocada.
El otro problema es Madrid. Si los ataques a Duran desde la sede del PP en la calle Génova se mantienen, no le quedarán al líder de Unió muchos argumentos para defender sus tesis y buscar un acercamiento con el Gobierno de Mariano Rajoy.
A corto plazo, y mientras permanece en Chile, la lluvia se intensifica en Barcelona. Pero a Duran siempre le han gustado los buenos paraguas, hasta que amaine.