Duran encabezará el partido Construïm si Unió ‘cae’ en manos de los soberanistas
El partido consultará el 14 de junio a la militancia para decidir si se presenta o no con CDC en las elecciones del 27S
Los partidos políticos también tienen una vida. No son inmortales, aunque Unió Democràtica sea capaz de defender un legado que arranca desde su fundación, en 1931. La formación que lidera Josep Antoni Duran Lleida vive un momento decisivo.
Fuentes del partido aseguran que «está roto», que se presenta dividido por la cuestión soberanista, y que ha llegado la hora de afrontar el reto que el socio de federación, Convergència Democràtica, le plantea desde, por lo menos, hace dos años: ir o no a las elecciones del 27 de septiembre con un programa netamente independentista.
Duran Lleida no deja de recibir críticas internas, por sus constantes reproches al proceso soberanista. Su última pulla la ha lanzado contra el juez Santiado Vidal, por elaborar una constitución catalana, que le ha costado la expulsión de la carrera judicial.
Un partido para ensanchar el espacio democristiano
Duran aprovechó el caso para arremeter también contra el servicio exterior de la Generalitat, Diplocat, aunque luego –es el rey de los matices– se disculpara por ello. Pero a Duran se le reconoce también como el líder que ha levantado Unió, que logró que el partido democristiano estuviera presente desde la recuperación prácticamente de la Generalitat en la política catalana.
Y Duran no quiere tirar por la borda lo que ha representado. Por ello, junto con los dirigentes más veteranos del partido, entre ellos su hombre de confianza en Madrid, Josep Sánchez Llibre, ha impulsado la plataforma Construïm, que ya se ha registrado como partido.
Diferentes personalidades del mundo empresarial y jurídico se han acercado para ensanchar ese espacio, con la idea clara de presentarse a las elecciones si Unió ‘cae’ en manos soberanistas.
¿Quién se quedará las siglas de Unió?
Porque ese es ahora el debate, ¿quién se quedará las siglas de Unió, y para defender qué? Aunque la crisis es enorme también en el seno de Convergència, con una dirección que es incapaz –lo intenta tímidamente– de separarse de la figura de Jordi Pujol –se constata en cada sesión de la comisión de investigación sobre el fraude fiscal en el Parlament– en Unió se ha llegado al límite.
Esa es la consecuencia del proyecto dirigido por el President Artur Mas desde las elecciones anticipadas de noviembre de 2012, arropado por una parte importante de entidades cívicas. Las víctimas son ya numerosas: la erosión de Convergència; el desgarro de Unió, y la profunda herida en el PSC.
Los militantes deberán dirimir qué desean
El comité de gobierno de Unió, en todo caso, tomó este lunes una decisión, tras el mandato del consejo nacional del partido. Consultará a la militancia, tras las municipales, el 14 de junio, sobre qué ruta debe seguir en el futuro. La pregunta, o el planteamiento que se someterá a consulta se decidirá el 2 de junio. Será el comité de gobierno quien lo formule.
«Si la militancia decide, Unió no adoptará el camino hacia la independencia», asegura un dirigente de Unió. Sin embargo, las interpretaciones son libres. «Si hay votaciones, se demostrará que el partido ha cambiado y que las tesis de Duran están en minoría», asegura otro dirigente.
Hay algunas pruebas, aunque no son decisivas. La dirección del partido en Barcelona eligió la pasada semana los nombres que se integrarán en la lista de CiU al Ayuntamiento de la capital catalana. Y los soberanistas elaboraron una lista que consiguió el 72% de los votos.
Más fragmentación política
Duran podría utilizar el partido Construïm, que tendría el objetivo de atraer a un electorado clásico de CiU, catalanista y centrista, capaz de entenderse con otras fuerzas como el PSC, para ensanchar el espacio de Unió. Es decir, acompañaría a Unió –como hizo Ciutadans pel Canvi con el PSC en las elecciones autonómicas en 1999 y 2003– para lograr un mayor espacio político. Pero eso sólo ocurriría si la militancia avala las tesis de Duran.
En caso contrario, en el caso de que los militantes del partido decidieran caminar con Convergència, o refundarse con CDC en una fuerza política independentista –aunque Convergència diga ahora que es nacionalista– Duran ya tendría el partido dispuesto para concurrir a las elecciones y probar suerte, sumándose a un mapa político tremendamente fracturado.
Pero, ¿y si se dilata todo para que no haya consulta?
El secretario general de Unió, Ramon Espadaler, insistió este lunes en la consulta, y en que, con el resultado que surja, se negociará con Convergència. «Si encaja, perfecto, si no, ya veremos qué tenemos que hacer», señaló
La pregunta que algunos militantes y dirigentes se hacían también este lunes es si esa consulta, efectivamente, «se llegará o no a formular». Y, con el mismo escepticismo, se preguntaban si el President Mas «convocará o no las elecciones el 27 de septiembre».