Dueños de bares y restaurantes: “Nos han abandonado, no sabemos qué ocurrirá mañana”
Los empresarios de hostería están indignados por el cierre decretado por la Generalitat porque aseguran que no son los culpables del incremento de contagios
Los propietarios de los bares y restaurantes de Barcelona están indignados. La Generalitat les obligará a cerrar durante 15 días a partir de la noche de este jueves para frenar la pandemia de coronavirus. Se lo toman como un castigo inmerecido que les puede llevar a bajar la persiana para siempre. Insisten en que no son los culpables de que se disparen los contagios entre la población.
Solo podrán servir comida a domicilio o para llevar. En estas condiciones, la mayoría de los establecimientos consultados indican que es mejor cerrar para evitar que se disparen las pérdidas.
Este miércoles, mientras el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, estaba reunido con los representantes del sector de la hostelería, los bares y restaurantes de las calles próximas aún confiaban en que no se decretaría el cierre. La noticiales les cayó encima como un jarro de agua fría.
Wakas Anjum, empleado del restaurante Salsalada, en plena Rambla, afirmaba minutos antes de que se confirmase el cierre de establecimientos que, “si nos obligan”, no queda otra. Desde que reabrieron al público el 26 de mayo pasado, el número de clientes se ha reducido al 2% y solo trabajan 4 de los 32 empleados. Nada que ver con lo que ocurría antes de la epidemia, cuando este local de dos plantas, con acceso directo desde la Rambla y desde el interior del mercado de la Boquería, era un hervidero humano.
Lamenta que muchos barceloneses sigan creyendo que la Rambla es cara, para turistas e insegura. “Nada de eso es verdad”, asegura. Los pocos locales de este bulevar que siguen abiertos difícilmente son viables si se les obliga a cerrar la terraza y solo se les permite servir comida para llevar.
El encargado y el cocinero de San Marino, una pequeña y entrañable pizzería de la calle Ciutat, muy próxima a la plaza Sant Jaume, indican que resisten con un tercio de los clientes habituales. Más que la falta de turistas, lo que les perjudica es que los funcionarios del Ayuntamiento y de la Generalitat no acuden a su restaurante porque ahora teletrabajan en sus domicilios. Después de la orden gubernamental, solo servirán pizzas para llevar.
El encargado (i) y el cocinero (c) de la pizzería San Marino, de la calle Ciutat, conversan con Josep (d), otro cocinero del barrio. /ED
Josep es cocinero desde hace más de 30 años. Hasta el pasado marzo trabajó para una empresa de restauración de la Zona Franca. Primero se acogió a un ERTE de fuerza mayor y, desde el 15 de julio, al paro porque echaron el cierre. Indica que no ha cobrado el subsidio desde julio, que en el SEPE le aseguran que lo ingresará de “golpe” pero que pasan los días sin ver un euro. Y lo más desalentador: no hay donde ir a pedir trabajo.
Este miércoles, Josep ha paseado por bares y restaurantes de las callejuelas de detrás del Ayuntamiento de Barcelona. “Mira como está todo, más de la mitad de los locales sigue cerrado. El que mejor resiste es L’Anxova, de la calle Calella, porque sus clientes siempre han sido los vecinos del barrio”, comenta.
El sector se siente “abandonado” por la administración
Una de las terrazas que presenta mejor aspecto de Ciutat Vella es la de Les Quinze Nits, en la Plaza Real. Miriam explica que reabrieron el primer día aunque trabajan con un tercio de los clientes habituales. Sin turistas, están “fidelizando” cada vez a más barceloneses.
Miriam es una encargada del Grupo Andilana, una cadena de restauración con tres hoteles y cerca de una treintena de establecimientos en Barcelona, Madrid y las comarcas de Girona. Confiesa que en el sector de la restauración tienen la sensación de estar “abandonados” por los diversos gobiernos porque “nunca sabes cuál será la situación mañana y que te obligarán a hacer”.
Miriam insiste en que los focos de contagio no están en la restauración. Asegura que ninguno de los empleados ha dado positivo en los test que se les realizan e invita a comprobar las medidas sanitarias aplicadas. La separación entre mesas supera incluso la recomendada por las autoridades sanitarias.
Recuerda que el metro o el autobús van repletos de pasajeros en las horas punta sin posibilidad de mantener las distancias de seguridad. Sin embargo, la Generalitat actúa contra bares y restaurantes.
En el mismo sentido, el director del Gremio de Hostelería de Barcelona, Roger Pallarols, animó a la Generalitat a buscar “los verdaderos focos de contagio en otros espacios de socialización” que se escapan del control administrativo.
En España no existen estudios sanitarios sobre los ámbitos en los que se producen los contagios. En cambio, la sanidad inglesa publica cada semana un informe en el que detalla cuales son los ámbitos de más riesgo. Menos del 3% de los contagios en Inglaterra se producen en pubs, restaurantes o locales de comida. La lista está liderada por los centros escolares (44%), geriátricos (25%) y centros de trabajo (16%).
En un contacto con los periodistas en la plaza Sant Jaume después de reunirse con Pere Aragonès, Pallarols anunció que impugnarán el cierre decretado por la Generalitat por tratarse de una medida “desproporcionada” que vulnera “derechos constitucionales”.
El director general del Gremio de Restauradores de Barcelona, Roger Pallarols, habla con los medios después de reunirse este miércoles con el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Pallarols indicó que la reunión fue “muy tensa”. /JMC
Desde la patronal del sector del ocio nocturno Fecasarm, su secretario general, Joaquim Boadas, también anunció la interposición de un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por la decisión de mantener el cierre sobre discotecas y salas de fiesta. Ahora añadirán al recurso la situación del sector de la restauración.