Dos millones de catalanes han ido a votar
El 20% de los participantes no respaldan la independencia
El “éxito total” de participación al que se ha referido Artur Mas para calificar la consulta tiene una cifra: 2.043.226 personas (con el 88,44% de las mesas escrutadas) han acudido a las urnas para pronunciarse sobre el futuro de Cataluña en relación a España.
Equivaldría al 32,43% del censo electoral catalán, compuesto por unos 6,3 millones de personas si se incluyen a los extranjeros y a los jóvenes de entre 16 y 18 años. Esos dos colectivos, que no pueden votar en las convocatorias normales, sí tenían la puerta abierta para pronunciarse en el proceso participativo que el Govern, varios partidos políticos y diversas instituciones sociales han puesto en marcha.
Más que en las Diadas
La cifra supera la participación de las dos últimas Diades, que han sido las de mayor asistencia popular, pero iguala el respaldo que los partidos que forman el bloque proconsulta obtuvieron en las elecciones autonómicas de 2012.
Antes de la jornada electoral existía consenso en que todo lo que fuera una participación por debajo del 25% del censo, o sea que no sobrepasase los 1,4 millones de personas, sería un fracaso.
Dos millones, la frontera
El éxito se cifraba en superar los dos millones de votantes, y se ha conseguido. Pero sólo 1.649.239 de ellos han votado por la independencia de Cataluña. Esa cifra de catalanes, el 80,72% de los que han ido a votar, quiere un Estado y además que esté separado de España.
El 10,11% de los que acudieron a votar apoyan un Estado para el país, pero que siga dentro de España. Casi 20.000 personas (el 0,98%) votaron sí a la primera pregunta, o sea, sí al Estado propio, pero dejaron en blanco la segunda.
Un 4,55% –92.939 ciudadanos– no quieren estructuras de Estado, por lo que votaron directamente “no”. En blanco lo hicieron 11.443 catalanes, el 0,56%. Y, finalmente, más de 63.000 personas, votaron, pero sus papeletas no sirvieron para el recuento por diversas razones; o sea, que el 3,09% fueron nulos.
Tanto el elevado porcentaje de “sies” y en blanco a continuación –que no era una opción de voto–, como el de nulos responde probablemente a la complejidad de la doble pregunta.