Dos diputados de Cs en la Asamblea de Madrid abandonan a Arrimadas
Acusan a la formación de conspirar para hacer una moción de censura en Madrid y alegan pérdida de confianza en la dirección del partido
Los diputados de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid Sergio Brabezo y Marta Marbán han anunciado este martes que dejan el partido ante la «deriva» de la formación naranja tras acusar al exvicepresidente, Ignacio Aguado, de «presionar» al grupo parlamentario para firmar una moción de censura contra Isabel Díaz Ayuso que lo proponía como sustituto.
Brabezo ha denunciado a través de su cuenta de Twitter que la formación naranja en Madrid «no solo intentó frenar la convocatoria de elecciones de forma torticera aliándose con el sanchismo, sino que a los diputados naranjas se nos presionó para firmar una moción de censura contra Ayuso», con el objetivo de proponer a Aguado como candidato a la Comunidad.
También le critica a Aguado las formas, y es que el exparlamentario ha cargado contra el que fue su líder: «ha abandonado el centro y la moderación para empezar a tuitear de un modo radical», e «insultar personalmente» a la presidenta, «una compañera de Gobierno», ha dicho.
«Ignacio Aguado no puede ser candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid»
Brabezo ha acusado, además, a la actual líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, de cerrar «en falso» la crisis en el seno de la formación «sin ninguna autocrítica» y la ha acusado transformas a Ciudadanos en «costaleros del sanchismo, y por ende de ERC y Bildu».
Ni ilusión ni confianza en el partido
Por su parte, Marta Marbán también ha anunciado a través de su cuenta en la red social que deja a los ‘naranjas’ porque no se identifica «con lo que está pasando dentro de Ciudadanos y lo que no se comprende no se defiende». También ha añadido que se trata de «una decisión difícil, pero meditada, personal e individual», además de «consensuada» con su familia y sus amigos.
Además, Marbán ha reconocido que lleva un año «vaciándose» y que no le queda ni «ilusión» ni «confianza» en la directiva, a la que ha acusado de no aceptar «ni una pequeña representación de un pensamiento diferente, unas voces distintas, unos cambios necesarios y constructivos».