Dirigentes de CDC tratan de que Mas evite «el desastre» y no convoque el 27S

El objetivo es agotar la legislatura y refundar el partido con otros liderazgos y proyectos

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Los dirigentes de todos los partidos que andan baqueteados se preguntan lo mismo: ¿Y en Convergència no se mueve nada, todos están convencidos?

En Convergència aprietan los dientes. Llegan dos semanas decisivas, con la campaña electoral de las elecciones municipales, y CDC, que mantiene la federación con Unió, sabe que será imposible mantener los resultados de 2011, donde alcanzó la hegemonía en todo el territorio.

No todos sus dirigentes ven las cosas de igual manera. Y algunos ya le han comunicado al President Artur Mas que debería rehacer el guión trazado, y tratar de agotar la legislatura, sin convocar elecciones el 27 de septiembre.

El soberanismo pierde fuerza

La ejecutiva del partido ha recuperado un cierto brío, hay voces que cuestionan el camino que se ha seguido, pero que desean que el proyecto político que ha representado CiU se pueda mantener en el futuro. Y para lograr ese objetivo se entiende que las elecciones del 27 podrían significar un «auténtico desastre». Las encuestas sobre el pulso del soberanismo les dan la razón.

¿Por qué? Por la fragmentación que experimentará el Parlament. El bloque soberanista trata de rehacerse, con mucho voluntarismo, pero el movimiento ha perdido fuerza. Mas argumenta que sólo podría volver sobre sus pasos, para negociar con otras fuerzas políticas, entre ellas Esquerra Republicana,  si Mariano Rajoy convoca elecciones también para el 27 de septiembre.

Mayoría de escaños, no de diputados

Mas ha asegurado que para él lo que será válido el 27S es una mayoría soberanista en función del número de escaños que se consiga, no en relación al número de votos. Es decir, si CiU, ERC y la CUP suman 68 diputados, seguirá en pie la hoja de ruta y se iniciará un proceso que debería ratificarse 18 meses después con un referéndum sobre una Constitución catalana.

Pero una parte significativa de miembros de la dirección de CDC y del Govern consideran que eso sería muy insuficiente, y que se debería asumir  el fin, aunque fuera momentáneo, del proceso. La consellera de Ensenyament, Irene Rigau, ha admitido que igual no se consiguen los objetivos. Y es que las dudas son enormes.

El futuro de Mas

Por ello, algunos dirigentes que suelen objetar el cómo del proceso, más que el propio proceso, entienden que lo mejor sería estudiar a fondo la situación tras las elecciones municipales, y, si es necesario, –en función de la demoscopia—justificar un cambio de decisión, e intentar alargar la legislatura.

Ahora bien, eso comportaría un problema. Mas se ha comprometido a convocar elecciones. Y si no lo hace, pondría en juego su propia candidatura en una nueva fecha electoral. Los dirigentes consultados admiten que Mas podría no ser el candidato en unos comicios a finales de 2016, que es cuando tocarían.

Convergència Democràtica tiene previsto su congreso de refundación para finales de 2015 y entre enero y febrero de 2016. Será en ese momento en el que el partido deberá decidir su futuro.

El poder territorial y Barcelona

Por ahora Mas sigue firme. Ha escuchado. Es consciente de las reflexiones que le hacen llegar desde su propio partido. Pero está decidido. Salvo que Rajoy le complique la vida –el PP descarta esa posibilidad—o que el resultado de las municipales sea especialmente malo, lo que implica principalmente la pérdida del Ayuntamiento de Barcelona.

En 2011, CiU fue la primera fuerza municipal en Cataluña, con 778.042 votos, y el 27,12% de apoyo electoral. Con una hegemonía total en la Cataluña no metropolitana, y con plazas ganadas al PSC como Barcelona o Mataró. Los socialistas quedaron segundos, con 721.443 votos, y el 25,14% de apoyo. A mucha distancia aparecía ERC, con 257.564 votos y el 8,98% de todos los sufragios.

En función de una nueva relación de poder, Mas tomará una decisión antes del verano.

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