Los diputados británicos alertan del ‘desastre’ de un brexit sin acuerdo
Un comité de diputados advierte que la salida sin consenso puede tener “graves consecuencias” para el Reino Unido como la UE
Si el Reino Unido sale de la Unión Europea sin un acuerdo será muy destructivo para ambas partes. Esa es la conclusión de un comité de diputados británicos, que elevaron su informe a pocos días de que el proyecto de ley del “brexit” regrese a la Cámara de los Comunes, donde los diputados deberán decidir sobre dos enmiendas aprobadas por los Lores -Cámara Alta-: una para proteger los derechos de los comunitarios y la otra para que el Parlamento pueda vetar un acuerdo final con Bruselas.
Los medios británicos barajan la posibilidad de que la primera ministra, la tory Theresa May, pueda activar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa -para iniciar formalmente este proceso negociador- el próximo martes o miércoles.
¿Hay un plan B?
Pero el comité parlamentario multipartidario de Asuntos Exteriores de los Comunes, existe una posibilidad real de que las conversaciones entre Londres y Bruselas se salden sin acuerdo. Y pese a sus “graves consecuencias”, temen que el gobierno de May no tenga un plan de contingencia, y si realmente no lo elaboraron, sería una «grave negligencia del deber».
De hecho, May había anunciado que prefiere activar el “brexit” sin el consenso de la UE que llegar “a un mal acuerdo”. Pero el comité advierte que esta alternativa representa “un resultado muy destructivo que deriva en un daño mutuo asegurado tanto para a UE como para el Reino Unido».
El panorama que presentan no es precisamente optimista: «ambas partes sufrirían pérdidas económicas y dañarían sus reputaciones internacionales. Tanto las personas como los negocios en el Reino Unido como en la UE podrían sufrir una incertidumbre personal considerable y confusión legal», indican los legisladores.
Estas advertencias intentan bajar la arrogancia de algunos miembros del Parlamento, como en la Cámara de los Lores, que consideran que si no hay acuerdo entre las partes, el Reino Unido no tiene por qué seguir obedeciendo las leyes comunitarias, y podría negarse a pagar su parte económica de la escisión.