El desamparo del Covid persistente: «Ya no cobro nada y no puedo trabajar»
Los afectados del Covid persistente manifiestan un "abandono institucional increíble" por la falta de codificación de esta enfermedad en España
Mario Bravo acaba de cumplir 41 años pero en un año su vida ha cambiado radicalmente. Trabajaba en el sector de la limpieza pero ahora es incapaz de hacer un mínimo de esfuerzo físico y eso ha repercutido en su trabajo, al que ha tenido que renunciar a pesar de estar obligado a reincorporarse.
«Con las secuelas que tengo no puedo trabajar. Estuve desde el 17 de marzo de 2020 con la baja laboral, pero al cumplir el año ya estoy obligado a incorporarme a mi puesto de trabajo», comenta Mario sobre la decisión del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).
Mario se contagió de Covid-19 en marzo de 2020, cuando se estaba empezando a hacer patente la presencia del virus en España. Desde entonces, sigue manteniendo síntomas que le impiden realizar actividades cotidianas. Uno de los síntomas persistentes que mantiene desde hace 16 meses es la tos, la cual le ha provocado dos hernias inguinales.
«Me tienen que operar en septiembre. A raíz del Covid me detectaron a los meses una neumonía pulmonar, además, tengo asma, fatiga, tos y una larga lista de síntomas. Ahora, súmale dos hernias. ¿Cómo quieres que trabaje así? Con todo esto, a mí no me han dado la prueba de 6 meses para ver si me recuperaba o no. Esta claro que hay limitaciones en conceder estas prórrogas», denuncia Mario sobre la situación de desamparo laboral que sufre.
Y es que, si la incapacidad temporal supera los 12 meses, al igual que en otros supuestos, el INSS podrá conceder una prórroga de 6 meses si considera que en ese plazo se puede conseguir el restablecimiento de la salud y en caso contrario se iniciará el expediente para el acceso a una incapacidad permanente.
Justo al año se debe evaluar a la persona y valorar si hay prórroga o no de la baja. «La mayoría de los casos no se está haciendo ni presencial, directamente se reside el alta del INSS y eso implica la incorporación en el trabajo pero la gente no está en condiciones de reincorporarse y menos sin haber sido evaluado correctamente», afirma Mario.
«Yo soy aútonomo, no trabajo para una empresa, y si no trabajo no facturo», asegura. «Yo ya no cobro nada y no puedo trabajar pero tengo que seguir comiendo y viviendo aunque esté enfermo«. Es por ello que Mario, debido al esfuerzo físico que requería su profesión, ha tomado la decisión de estudiar las oposiciones de Administrativo del Estado y de la Comunidad de Madrid a pesar de sufrir problemas de memoria y concentración como consecuencia del Covid persistente.
«Yo quiero seguir trabajando y volver a mi vida pero como no puedo me tengo que buscar otro tipo de trabajo. O te buscas la vida de otra manera o estas perdido, y eso es muy frustante porque hay personas que se han preparado durante muchos años para su trabajo y ahora lo tienen que dejar porque no pueden trabajar en estas circustancias», descataca Mario.
También existe un abandono sanitario
Rosa Cendan y su hijo de 9 años, Noah, cumplen también con el perfil de enfermo de Covid persistente identificado por la Sociedad Española de Médico Generales y de Familia (SEMG). «Desde que nos contagiamos en marzo de 2020 he llegado a tener más de 60 síntomas diferentes, y mi hijo entre 20 y 30», recalca Rosa.
Todo empezó «con fatiga, disnea, tos seca y cansancio extremo». Luego, en lugar de mejorar a los 15 días, vinieron más síntomas. «He tenido tres faringitis crónicas, dos infecciones de orina, diarrea, se me han caído piezas dentales, tengo pérdidas de cabello, etc. Lo bueno es que todos los síntomas que tenía Noah los pasaba yo antes», relata Rosa con un hilo de voz debido al cansancio notorio por el Covid persistente.
El marido de Rosi no puede cogerse una baja laboral porque es el único ingreso de la familia. «Cada vez que vamos alguno de los dos al médico, que es muchas veces, tiene que pedir el día libre porque hay que ir a Guadalajara y nosotros vivimos en Pozo de Guadalajara, a una distancia de 19 km de un hospital de urgencias. Un día vale, pero son muchas veces», se queja Rosi.
Además, si se habla poco del Covid persistente menos se habla en los casos de los niños, una realidad que perjudica gravemente pues se trata de una época vital para el desarrollo cognitivo, físico y social. Esa es la situación de Noah, quien ha tenido que faltar la mayoría de los días a clase por la cantidad de síntomas que arrastra desde hace más de un año.
«Mi hijo ha faltado bastante al colegio por las citas médicas o con algún síntoma más fuerte. Como consecuencia del Covid, tiene un problema urinario y tiene que ir cada 10 min al baño. Tiene que estar constantemente interrumpiendo la clase. El sangrado de nariz es otra, puede sangrar hasta 10 o 12 veces al día, y al llevar la mascarilla es más recurrente. Al final todo afecta», cuenta su madre Rosi.
Sin embargo, tanto Rosi como su hijo padecen además un cierto abandono sanitario. «Hay médicos que te dicen enseguida que eres mujer, 46 años, pre menopáusica y estás con estrés y ansiedad, y encima como mi hijo es autista e hiperactivo ya se desentienden. Esto me lo dijeron en mayo de 2020 que aún no se sabía, pero ahora que se sabe algo más me siguen diciendo lo mismo».
«Me llegaron a decir que todas las sintomatologías que yo tenía no se atribuía a ninguna enfermedad existente y que seguramente estaría en mi cabeza. Es un abandono y una incomprensión total«, comenta con desesperación. «Mi médico de cabecera nunca me ha dicho que esto es Covid persistente cuando ya hay una guía elaborada por SEMG y el colectivo Long Covid Acts».
La guía del Covid persistente
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció este cuadro sintomático en septiembre del año pasado, sin embargo, el Covid persistente aún no está codificado como enfermedad propia. En cambio, todo el ámbito científico, incluida la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), sí lo ha reconocido como enfermedad con entidad propia.
De hecho, Lorenzo Armenteros, portavoz Covid-19 de SEMG, junto a Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la sociedad, han coordinado e impulsado una guía del Covid persistente avalada por 50 sociedades científicas y asociaciones. «Es un proyecto pionero en España y esto les da una herramienta a los sanitarios que no conocían la enfermedad para que sepan cómo actuar ante pacientes que puedan surgir», explicar el doctor Armenteros.
«Por otro lado, tampoco se reconoce como accidente laboral. Es importante que se considere enfermedad profesional. Considerar al Covid persistente, donde los síntomas persisten un año o más, enfermedad profesional ante las consecuencias laborales que pudiera tener sería importante. Si alguien se infecta durante el trabajo y esa persona ha prestado su salud por un servicio al menos que no se le castigue», destaca Lorenzo Armenteros.
Desde mayo de 2020, SEMG apoya al colectivo Long Covid Acts, un grupo amplio de afectados por Covid persistente, con representación en Madrid, Aragón, Castilla y León, País Vasco, Canarias y Murcia. «Nuestro apoyo no puede ser más que prestarle nuestra compresión y ayuda pero no tenemos capacidad de negociar nada con el Ministerio de Sanidad porque no está dentro de nuestra competencia», aclara el doctor.
Sanitaria con Covid persistente
Hay otros sanitarios que conocen esta enfermedad de primera mano, como es el caso de Uge, enfermera en el Hospital 12 de Octubre en Madrid. «Me contagié en marzo del 2020 y estuve un mes en aislamiento hasta que mi PCR dio negativo y ahí es cuando empezó mi pesadilla porque, cuando deberían irse los síntomas y recuperarte, empezaron a salir más», señala Uge.
«He contabilizado hasta 32 síntomas diferentes. No te recuperas y no entiendes porqué sigues así. Además, como no estoy bien alterno bajas por enfermedad común porque no hay una codificicación por parte del INSS«, afirma la sanitaria.
Uge se siente una persona privilegiada pues tiene un puesto fijo en el hospital, sin embargo, asegura que siente un abandono total. «Yo tengo mis oposiciones aprobadas y mi puesto de trabajo no peligra pero sí que hay gente a la que se le puede llegar a considerar no apta para su puesto de trabajo. Estaríamos ante un posible caso de despido procedente».
«Estás en un limbo legal. No hay enfermedad, no hay patologías, entonces podemos trabajar porque una vez que tu PCR es negativa, no se tiene bajas por Covid porque ya no eres positivo activo. Son muchos trabajos los que están en el aire y hay un abandono institucional increíble. Yo creo que no es justo para todos los que nos infectamos», subraya Uge.
Uge asegura que para ella trabajar ahora es agotador. «El esfuerzo físico y mental a veces se lleva fatal». Sin embargo, ante la situación de desamparo ha sacado fuerzas para ser portavoz del colectivo Long Covid Acts.
«Yo conocí al colectivo en mayo de 2020 porque yo vi que aquello no era tan psicológico como a mí me querían hacer entender. Fue mi salvación encontrar a más personas que contaban lo mismo que yo. Cada vez se ha unido más gente y ya no me siento ni sola ni loca», cuenta la sanitaria, que al poco tiempo de conocer al grupo empezó a trabajar de forma activa como portavoz.
Desde el colectivo han escrito a varias instituciones, entre ellas el INSS, pero «de momento no hay respuestas de porqué no se está codificando esto ni con qué criterios se está dando el alta con este tipo de patologías, que aunque no esté codificada existe. La enfermedad existe y está reconocida pero en España no se ha puesto en vigor esta codificación«, afirma Uge.
«Queremos que se nos oiga y que se investigue el Covid persistente«, finaliza.