El declive de Podemos en 7 años: la participación en las primarias se desploma
La caída de la participación en las elecciones primarias, respecto a los inicios del partido, en 2015, es más de la mitad
La marca Podemos se diluye. El partido que acabó con el bipartidismo en España hace siete años ha ido perdiendo a sus caras principales y, con ellas, el entusiasmo inicial de los inscritos para cooperar en la toma de decisiones políticas. Ni Pablo Iglesias, ni Íñigo Errejón, ni Juan Carlos Monedero, ni Carolina Bescansa, ni Teresa Rodriguez continúan en la formación. El ideario con el que nació Podemos en 2014, a cargo de este grupo de personas, entre otras, supuso una reivindicación de la participación política directa. Y así quedó establecido en sus estatutos, aunque cada vez va perdiendo más fuerza.
“Sin participación real y efectiva la democracia se vacía de su verdadero potencial transformador. Bajo esta premisa hemos abierto el campo político al desborde ciudadano consolidando, a la vez, una lógica política participativa sin precedentes”, señalaba la normativa del partido. Sin embargo, siete años más tarde, el interés de los afiliados se desvanece y la participación en este tipo de procesos decae.
Las asambleas ciudadanas, el máximo órgano de decisión de Podemos, se han ido deshinchando. En 2017, cuando se celebró Vistalegre II que enfrentó en unas primarias a Iglesias y Errejón, participaron 155.275 personas, cifra récord. Y desde ahí el camino ha sido cuesta abajo. Vistalegre III, en 2019, consiguió 59.201 votos, y en 2021, cuando se proclamó a Ione Belarra secretaria general tras la marcha de Iglesias, participaron 53.000 militantes.
Podemos deja de dar cifras de inscritos, por lo que no se puede calcular el porcentaje de participación en los procesos internos
Lo que no queda claro es cuál era el censo. En aquel momento, la formación explicó que fueron convocados alrededor de 139.000 inscritos, los que habían verificado su identidad antes de votar. No obstante, contando también a los no verificados, el número de personas supera las 500.000. Ahora, Podemos ha dejado de dar cifras de gente en sus filas, por lo que no se puede calcular el porcentaje de participación en los procesos internos.
Golpe en las primarias para las elecciones de mayo
Podemos publicó este viernes los resultados de la elección de candidatos en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y supusieron un jarro de agua fría para los morados. En primer lugar, porque la la candidata del sector crítico con la dirección, Covadonga Tomé, se ha impuesto en Asturias y, en segundo, porque los niveles de participación caen en la mayoría de comunidades autónomas.
Tan solo depositaron su voto 35.110 personas
Sin embargo, no hay comparación posible exacta con años anteriores. En esta ocasión, el voto ha sido conjunto -se elegía a la vez candidatos para las locales y las regionales-, mientras que anteriormente, tanto en 2015 como en 2019, estos procesos estaban separados.
En las elecciones municipales del 5 de enero de 2015 votaron 86.046 afiliados de los 248.507 inscritos. En las autonómicas, que tuvieron lugar el 1 de abril, la participación bajó a 48.023 personas, un 20,18% de los 237.929 que eran entonces. Mientras que, el partido que lidera Ione Belarra informó este viernes que, en total, sumando las elecciones municipales y autonómicas, tan solo 35.110 personas depositaron su voto.
La participación cae más de la mitad
No hay comparación posible sin conocer si todos los afiliados han votado esta vez tanto a su candidato en las municipales como en las regionales. Es decir, si han participado en ambos procesos. De hecho, tras conocerse la cifra, desde Podemos quisieron señalar que no se podía equiparar con los últimos comicios internos, los de 2019, precisamente porque en ese caso solo se eligió a los líderes autonómicos sin incluir a los de los municipios. Se contabilizaron entonces 29.546 papeletas.
Pero, en el mejor de los casos, teniendo en cuenta que todas las personas que han participado han emitidos dos votos -uno para las regionales y otro para las autonómicas-, la caída de la participación en las elecciones primarias, respecto a los inicios del partido, en 2015, es más de la mitad.
Pérdida de inscritos… y de votos
La caída de la participación en los procesos internos también va unido a la pérdida de votos. Podemos llegó a las instituciones pisando fuerte y se hizo en las elecciones generales de 2015 con el 20,66% de las papeletas, lo que se tradujo en 69 escaños y más de cinco millones de votos. En 2019 su popularidad cayó, perdió en torno a dos millones de votos y se quedó en 35 escaños.
El camino que sigue es descendente. Según los datos del macrobarómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado este viernes, Unidas Podemos obtendría un 11,5% de los sufragios, aunque superaría a Vox y recuperaría su puesto de tercera fuerza política. Una cosa está clara: el multipartidismo, igual que la participación interna en Podemos, se diluye.