De Sánchez a Casado: los líderes nacionales se la juegan en Andalucía
Todas las grandes formaciones políticas tienen muchas fichas en juego en las elecciones de este domingo en Andalucía, con repercusiones en toda España
Susana Díaz corre un peligro en las elecciones de este domingo que no se vislumbra a primera vista. Ser la favorita para ganar por menos votos y escaños que en las elecciones anteriores, demuestra una erosión de partida que hay que tener en cuenta. Salir de ganadora indiscutible, cargando con el estigma de haber perdido magia, puede deparar alguna pequeña sorpresa.
Esa certeza de ganar por menos puede ser un mal presagio. Por una parte, falta de entusiasmo y cambio de voto o tránsito a la abstención de miles de andaluces que le votaron en un universo de más del 25% de votos indecisos. Por otra, todos sus intentos de que la campaña fuera exclusivamente andaluza han fallado.
La incursión de la política nacional ha sido una constante en las dos semanas de campaña. Quizá lo que más temía Díaz. El ruido provocado por la excepcionalidad de la política nacional puede afectar al sentido de voto de muchos andaluces.
El reflejo de un gobierno precario, con 84 diputados, que no parece tener la fuerza siquiera para presentar unos presupuestos generales y la mácula confirmada por muchos gestos de la dependencia de Pedro Sánchez para todo del apoyo de los partidos secesionistas.
Una autonómicas que abarcan todo el territorio español
La presencia constante de Pablo Casado y Albert Rivera certifica el esfuerzo que han hecho Ciudadanos y PP para que el ángulo de la fotografía abarcara todo el territorio español.
Díaz fue favorita clara en las elecciones primarias del PSOE y perdió claramente frente a Sánchez. Se refugió en Andalucía y desapareció de la política nacional. Andalucía es su límite; no tiene ninguna imagen de poder crecer más allá de Despeñaperros. El desgaste de aquella pérdida sin duda le ha dejado en algo marcada. Se lo juega todo para seguir en la política en estas elecciones andaluzas. Una apuesta a cara o cruz.
Además, se produce el aparente contrasentido de que si gana ampliamente reforzará a Sánchez, con quien tiene poca empatía. Si gana por poco o si pierde, lo que parece imposible ahora mismo, sería un lastre para el calendario y las aspiraciones de Sánchez en las próximas elecciones generales.
Superar todos los síntomas de cansancio que tienen que producir casi 40 años de monopolio socialista en el gobierno de Andalucía es algo que puede marcar más allá de las encuestas. Por último, si al PP le sacó del gobierno la corrupción, la imagen del juicio que se celebra ahora mismo de los ERE no es una estampa alentadora.
Elecciones andaluzas, tan complicadas como la negociación posterior
Convendría analizar otras consideraciones. La primera, la repercusión que tendrá en la política nacional el resultado de casi todos los candidatos.
En primer lugar, aunque algo ya se ha apuntado en estas líneas, el estado de salud del PSOE y si son ciertos los indicios que señalan un PSOE ascendente dirigido por Sánchez. Factor determinante para que el presidente considere agrupar las generales con todas las que están previstas entre marzo y mayo. Unos malos resultados del PSOE en Andalucía invitarían a Sánchez a atornillarse a cualquier precio en la Moncloa.
En segundo lugar, la disputa por la hegemonía de la derecha. Por primera vez, está en juego quien podría ser desde el lunes el nuevo líder in pectore de la oposición. Existe por primera vez en unas elecciones en España la posibilidad de que Ciudadanos de el sorpasso al Partido Popular. Un factor que apuntala el final definitivo del bipartidismo en España y consolida la división del centro derecha.
Asistiremos a la complicada negociación para formar un gobierno que tendría transcendencia en la política nacional
En tercer lugar, el resultado que obtenga Vox determinará la instalación a medio plazo de un partido de derecha extrema por primera vez en la transición española. Si éramos la excepción en una Europa amenaza por populismos de derechas, podríamos perder ese importante privilegio.
En cuarto lugar, asistiremos, si no hay sorpresas, a la complicada negociación para formar un gobierno en Andalucía que tendría transcendencia en la política nacional. Quien sea socio de gobierno o apoyo de Susana Díaz podría influir en los equilibrios de poder de Sánchez en el Congreso de los Diputados.
Todo indica que Díaz se sentirá más cómoda intentando el apoyo de Ciudadanos que el de la franquicia andaluza de Podemos. Y la manifiesta animadversión mutua que se profesan la presidenta de la Junta y la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, motiva a pensar que esa elección no será fácil. También hay que tener en cuenta las grietas que existen en la relación de Pablo Iglesias y Rodríguez.
Atención a los resultados de Vox en Andalucía
En quinto lugar, hay que dedicar unos párrafos a la trascendencia de los resultados de Vox. Medirán el daño que puede promover en el futuro al PP, amenazándolo por el franco derecho y completando su debilitamiento con el que promueve Cs por su lado izquierdo.
Hay encuestas que vaticinan un buen resultado para Vox. Su campaña ha congregado a muchos de sus seguidores en sus mítines. Y cuenta a su favor con la tradicional fuerza con la que emergen los populistas en un nuevo escenario político.
Es difícil encontrar unas elecciones cuyos resultados sean tan poliédricos, con muchos matices que afectan a todos los partidos que concurren de forma determinante. Cuando cierren los colegios en la comunidad más poblada de España habrá que estar atentos a todos los algoritmos que motiven en análisis de los resultados.
Por mucho que se haya empeñado históricamente el PSOE en que las elecciones andaluzas sean un universo aparte de la política española, las de hoy están condenadas a ser muy trascendentes en el conjunto de la política nacional.