De 2019 a 2021: las siete diferencias entre las dos ‘fotos de Colón’
El PP ha confirmado su presencia el 13 de junio en Colón, aunque Casado prefiere marcar distancias ahora con Abascal. Ciudadanos, presente en 2019, duda si acudir a la nueva protesta
El contexto y los motivos recuerdan a aquella concentración de Colón en febrero de 2019, pero los protagonistas de la protesta convocada en la misma plaza el próximo 13 de junio han cambiado mucho en dos años y medio. Las perspectivas del Gobierno también son muy diferentes a las de entonces: ahora, el objetivo es retrasar la cita con las urnas todo lo posible.
Cuando Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal unieron fuerzas en Colón aquel 11 de febrero de hace dos años, en Moncloa se daba por hecho que los Presupuestos no saldrían adelante y se preparaban para culpar a ERC.
La negociación con Esquerra, de hecho, fue el principal argumento de los convocantes contra el Gobierno, al que exigían elecciones inmediatas.
Apenas 52 meses después, la imagen que se verá en Colón el próximo 13 de junio será muy diferente a aquella famosa ‘foto’ de los tres principales líderes del centro-derecha en España. La nueva instantánea que inmortalice esta nueva concentración tendrá, como los habituales dibujos de los pasatiempos, siete grandes diferencias. Son las siguientes:
1.) El adiós a la política de Albert Rivera
Es la diferencia más evidente. Ciudadanos aún no ha confirmado la presencia de ningún representante a la concentración de dentro de dos semanas pero, de acudir su líder, esa será Inés Arrimadas, y no Albert Rivera.
El ex presidente de Cs abandonó el cargo tras la debacle electoral del 10 de noviembre de 2019 y, desde entonces, ha decidido mantenerse al margen de las cuestiones del partido. Su entorno insiste, una y otra vez, que su carrera política ha terminado, pero lo cierto es que Rivera no ha ‘desconectado’ del todo.
Prueba de ello son sus trabajos para el PP al frente del despacho Martínez-Echevarría & Rivera Abogados, el bufete que ha preparado los recursos de los de Pablo Casado contra la ley catalana de alquileres y la Ley Celaá.
2.) Ciudadanos, de 57 escaños a 10
La dimisión de Albert Rivera se produjo un día después de que su partido se dejara, en apenas siete meses, 3 millones de votos y 47 escaños, pasando de 57 a 10. Las perspectivas electorales actuales de Ciudadanos, a día de hoy, son todavía peores y la pérdida de representación en el Congreso de los Diputados es una amenaza real.
El escenario en febrero de 2019 era totalmente diferente. Tras formar gobierno con el PP en la Junta de Andalucía, la formación naranja aspiraba a superar la barrera de los 50 escaños en las generales. Unas previsiones que se cumplieron en los comicios del 28 de abril de ese año.
3.) La caída de Aguado y el ascenso de Villacís
Otro dirigente de Ciudadanos que tuvo un lugar de honor en la foto de Colón de 2019, y que también ha abandonado la primera línea política, es Ignacio Aguado.
El ya ex líder de Cs en la Comunidad de Madrid dimitió de su cargo orgánico tras las elecciones regionales del 4 de mayo. Los comicios, a los que ya no se presentó como candidato, supusieron la desaparición de la formación naranja en la Asamblea de Madrid.
La actual vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís, se ha puesto al frente del partido en la región para tratar de revertir la situación.
4.) Distanciamiento entre Casado y Abascal
Pablo Casado y Santiago Abascal nunca han ocultado su amistad en la etapa en la que ambos coincidieron en el PP. La sintonía entre los dos quedó patente en la concentración de Colón en 2019, apenas dos meses después del ascenso de Vox en Andalucía y del apoyo de sus diputados a Juanma Moreno para convertirlo en presidente.
El escenario, ahora, es totalmente diferente. El discurso de Casado en la moción de censura contra Sánchez presentado por Vox supuso un punto de inflexión en su relación con Santiago Abascal.
En Andalucía, Vox ya ha amenazado con retirar el apoyo al PP y la interlocución entre los dos líderes nacionales es nula. Pese a ello, en Génova se asume que, de dar los números para formar una mayoría que permita dealojar a Sánchez de La Moncloa, el entendimiento con Abascal será inevitable.
5.) El Gobierno no va a romper ahora con los independentistas…
Si la situación de los partidos que apoyaron la concentración de Colón en 2019 ha cambiado, la hoja de ruta del Gobierno de Sánchez también ha protagonizado un giro de 180 grados.
Hace dos años, en el Ejecutivo se asumía el rechazo de Esquerra Republicana a los Presupuestos y el gabinete de Sánchez ya preparaba el argumentario para escenificar una ruptura con los independentistas.
Ahora, sin embargo, el Gobierno quiere blindar el apoyo de ERC lo que resta de legislatura y, para ello, ha activado la puesta en marcha de los indultos a los presos del ‘procés’. Una decisión que, de hecho, ha provocado la nueva protesta en Colón el próximo 13 de junio.
6.) … ni a adelantar elecciones
La ‘foto de Colón’ de febrero de 2019 fue el acicate final para justificar un adelanto electoral que permitió a Sánchez su primer triunfo en unas generales desde su llegada a la secretaría general del PSOE.
Entonces, Moncloa buscaba argumentos para forzar una disolución de las Cortes beneficiosa para los intereses de Sánchez. El escenario actual es totalmente el contrario: con todas las encuestas en contra tras la debacle del PSOE el 4-M en Madrid, y con un PP al alza, el objetivo es agotar la legislatura para retrasar, lo máximo posible, la cita con las urnas.
7.) La «alerta antifascita» de Moncloa ya no funciona
De las elecciones a la Comunidad Moncloa y Ferraz han extraido muchas conclusiones. Una de ellas es que, a diferencia de lo que ocurría en 2019, la llamada «alerta antifascita» ya no moviliza al electorado de izquierdas.
Tras la ‘foto de Colón’ de 2019, Sánchez y todo el PSOE agitaron el miedo a un gobierno de extrema derecha en España a través de un pacto de PP y Vox.
De cara al 4-M trataron de repetir estrategia aprovechando las amenazas recibidas por parte de Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y Reyes Maroto. El lema oficialista «fascismo o democracia» no funcionó como sí lo hizo la «alerta antifascista» de 2019.