Cuota en la comunidad de vecinos: qué es y cómo funciona
Te explicamos qué es la cuota comunitaria y cómo funciona
La cuota comunitaria es un pago que deben hacer frente todas aquellas personas que sean propietarias de una vivienda en una comunidad de vecinos para pagar los gastos comunes, como pueden ser la luz o las tareas de mantenimiento para la conservación del edificio.
Tal y como se recoge en la Ley de Propiedad Horizontal, la obligación del pago de la cuota comunitaria es de los propietarios del inmueble. Por ello, en el caso de los alquileres, los inquilinos no deberán asumir esta cuota, puesto que no son propietario y, por lo tanto, no deben asumir los gastos de mantenimiento del edificio.
No obstante, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite que un propietario que tenga su vivienda en alquiler, le cobre al inquilino ciertos gastos para el mantenimiento de la vivienda, como los gastos de la comunidad, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o la tasa de basura, entre otros, aunque no es lo más común, tal y como informa el portal inmobiliario Idealista en su blog.
Así se calcula
Para fijar la cuota de la comunidad se calcula el coeficiente de participación, es decir, el porcentaje que determina la participación de los propietarios. Para calcular dicha cuota hay que tener en cuenta los siguientes puntos:
- Superficie útil del piso o local.
- El uso que se prevé hacer de ciertos elementos comunes.
- Gastos que no se imputan por igual a los propietarios.
- Exención de vecinos que votaron en contra de algunas mejoras.
Hay que tener en cuenta que cuota de la comunidad podría modificarse si los vecinos lo desean, es decir, podría cambiar la forma en la que se reparten los gastos del inmueble siempre y cuando se decida por unanimidad mediante el voto en una Junta de Propietarios.
Entre los gastos más comunes y que se contemplan en el presupuesto anual se encuentran los gastos de mantenimiento de los servicios habituales (limpieza, garaje, jardinería, entre otros); los gastos de zonas comunes como la piscina; los fondos de reserva y las obras necesarias para el mantenimiento y conservación del edificio.
También existen gastos extraordinarios que no están contemplados en el presupuesto anual de la comunidad, que deben acordarse en una junta extraordinaria entre todos los vecinos.