Crisis en Cataluña: el ciclo electoral complica el matrimonio ERC-PSC tras la espantada de Junts
Los republicanos marcan distancias con otras fuerzas políticas: "Iremos solos; semana a semana", aseguran desde la dirección del partido a Economía Digital
El terremoto gubernamental tras la decisión de Junts de abandonar el Govern catalán no tiene una fácil solución, y el ahora único partido que conforma el Ejecutivo autonómico, Esquerra Republicana (ERC), lo sabe. El president, Pere Aragonès, lo dejó claro en su declaración institucional en la tarde del viernes, nada más conocerse los resultados de la consulta de su ya exsocio: sabe que tiene que contar con nuevos consellers que representen «los consensos del 80% del país y Cataluña en su plenitud», pero sin especificar de si se trata de políticos de otros partidos. Aunque todas las miradas apuntan al Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC).
Miembros de la dirección de ERC, en conversación con Economía Digital, tratan de marcar distancias con otras fuerzas políticas: «Iremos solos. Y veremos semana a semana», aseguran. «Pero antagónicos al PSC», resaltan. Aunque desde el Parlament catalán políticos de diverso signo, consultados por este diario, lo ven como inevitable dada la situación de correlación de fuerzas en Cataluña y en el Gobierno de España.
Lo que sí está claro tras el maremágnum es que el calendario electoral, con unos comicios municipales [y autonómicos, aunque no en Cataluña] en mayo, a la vuelta de la esquina, donde se juegan muchas plazas relevantes precisamente en el cuerpo a cuerpo con los socialistas catalanes, comenzando por el Ayuntamiento de Barcelona, no facilita esta opción, a la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado su beneplácito velado, al asegurar que aboga «por la estabilidad».
El PSC irá «viendo»
Fuentes del PSC muestran su disposición a «ir viendo» antes de las municipales, pero también reconocen lo «poco probable» de esa opción. «Antes de las elecciones municipales, imposible salvo sorpresa enorme», insisten en su charla con este periódico. «ERC querrá Govern en solitario [como ya dejó claro Pere Aragonès en su mensaje en la tarde del viernes] y, pasado elecciones municipales, evaluar resultados y expectativas y en base a eso decidir si siguen o si hay anticipadas.
«Podrían intentarlo con los Comuns, pero eso no les soluciona nada. Aún hay una parte de ERC que no quiere a ver al PSC ni en pintura, así que intentarán sacar presupuestos [autonómicos, cuyo proyecto estaba a punto de caramelo]e ir aguantando tanto como puedan», elucubran.
Así, y oficialmente, los socialistas catalanes esperarán que pase el fin de semana para mostrar sus cartas. «Hasta el lunes no valoraremos la situación. Hemos convocado por la mañana a una ejecutiva extraordinaria», indica un miembro de la dirección del PSC a Economía Digital.
El encaje con la política de Moncloa
La coyuntura, y la normalización de las relaciones entre Cataluña y el resto de España, no es fácil. Lo sabe ERC, lo sabe Junts; lo saben los Comunes, el PSC y también el PSOE. Las elecciones municipales y autonómicas se celebran en el resto del país y los barones socialistas se juegan su renovación de mandato. El propio Pedro Sánchez tiene pendiente aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) en el Congreso, donde ERC es una pieza fundamental. De hecho, es el objetivo principal de Moncloa, tal y como informó Economía Digital.
Pero no son relaciones fáciles, sobre todo dado el atasco de la Mesa de Diálogo y Negociación entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat, congeladas desde el verano, a pesar de los últimos acuerdos.
«Se trata de que quien gane sea el país y la ciudadanía de Cataluña», recalcó Aragonès durante su mensaje, en respuesta a la presidenta de JxCat, Laura Borràs, que había afirmado minutos antes que, con los resultados de la consulta de su partido, «Junts gana y Pere Aragonès pierde».
También replicó el presidente catalán que él trabajará «tendiendo la mano y llegando a acuerdos». «Y a partir de aquí, cada uno toma sus decisiones. Yo no tomaré una decisión irresponsable, ante el sufrimiento de la ciudadanía. No tomaré ninguna decisión que suponga una renuncia a las ambiciones colectivas del país».