La ciencia estudia usar la vacuna de la polio contra el coronavirus
La vacuna antipoliomielítica oral viva (VOP) podría tener un efecto protector contra el SARS-CoV-2, según varios expertos
La vacuna oral antipoliomielítica (VOP) podría tener un efecto protector contra el coronavirus, según varios expertos que defienden que las vacunas atenuadas ya aprobadas deberían emplearse en la lucha contra la pandemia.
Una vacuna atenuada utiliza microorganismos vivos o debilitados previamente e investigaciones científicas de las últimas décadas han ido revelando que podrían disminuir el riesgo de infección frente a más patógenos de para los que fue diseñada, lo que se conoce como efectos heterólogos.
Básicamente, «las vacunas atenuadas entrenan el sistema inmunológico innato (es decir, la primera línea de defensa) a través de cambios epigenéticos para estar más alerta contra las infecciones en general. Esta alerta puede prevenir otras infecciones o reducir su gravedad», señala Christine Stabell Benn, epidemióloga e investigadora especializada en los efectos heterólogos de las vacunas, en una entrevista con Business Insider España.
Stabell fue seleccionada en 2012 por la Fundación Nacional de Investigación de Dinamarca para establecer y dirigir un Centro de Excelencia en la investigación de vitaminas y vacunas. También es profesora Salud Global en la Universidad del Sur de Dinamarca y participa en una iniciativa de vacunas a gran escala dentro de la Red Indepth. A través de esta iniciativa, estudia los programas de vacunación y su aplicación en diferentes países de África.
La experta, que es autora de una charla TED sobre cómo funcionan las vacunas, acaba de publicar un artículo en Science junto con otros expertos en vacunas reivindicando el potencial de la VOP contra la pandemia y recomendando su uso «para mejorar no prevenir el Covid-19».
«Estudios anteriores de la OPV en adultos han demostrado una reducción de 3 a 4 veces del riesgo de gripe e infecciones respiratorias», asegura Stabell.
Los primeros indicios de los efectos heterólogos de la VOP se remontan a investigaciones de 1970 en la antigua Unión Soviética y posteriormente en países como Dinamarca. Esos estudios mostraron una reducción de las tasas de hospitalización por infecciones de las vías respiratorias inferiores en los niños que recibieron recientemente la VOP o la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SPR).
De hecho, la publicación de Science destaca también el potencial de la vacuna contra la tuberculosis (BCG), que aseguran que induce modificaciones epigenéticas en las células del sistema inmunológico innato.
La experta también señala otras vacunas atenuadas que podrían investigarse: «Definitivamente la vacuna contra el sarampión y las vacunas de la varicela, la fiebre amarilla o el rotavirus».
Sin embargo, la evidencia de las investigaciones sobre los efectos heterólogos es limitada y sobre las investigaciones recientes que han asegurado que en los países con vacunación BCG la incidencia del Covid-19 era menor, la OMS asegura que presentan numerosos sesgos que impiden sacar conclusiones.
De demostrarse la eficacia de estas vacunas contra el Covid-19, la ventaja es que ya están comercializadas en el mercado, por lo que se sabe que no son un peligro para el ser humano y la capacidad de fabricación ya está desarrollada. «Las vacunas ya están disponible, y ya se ha evaluado que son seguras», destaca Stabell.
Los expertos prefieren la vacuna de la polio antes que la de la tuberculosis
Al año, se producen más de 1.000 millones de dosis de VOP que se utilizan en más de 140 países, señala la publicación de Science.
Mientras que la fabricación de la BCG es más limitada, con solo una pequeña fracción de las dosis que se destinan a las campañas de erradicación de la polio—suspendida temporalmente por la pandemia—serían suficientes para llevar a cabo los ensayos clínicos, aseguran. De obtener resultados positivos, la fabricación podría escalarse rápidamente.
«Actualmente, hay una reserva de millones de dosis y es muy barata de fabricar», señala Stabell, que aboga por priorizar esta vacuna frente a la de la BCG.
Además, la VOP ha demostrado ser más segura que la BCG, que no debe usarse en pacientes inmunodeprimidos o infectados por VIH, explica.
En ningún caso se espera una protección completa o duradera, pero los expertos piden investigar esta vía hasta que llegue una vacuna o antivirales específicos.
Las autoridades sanitarias ya están explorando esta vía
A pesar de la evidencia y de la petición de los expertos, la posición de la Organización Mundial de la Salud es clara tanto para la VOP como para la BCG y no recomienda el uso de estas vacunas para prevenir el Covid-19.
Para cambiar el criterio de la OMS «sería necesario demostrar en un ensayo aleatorizado que la vacuna reduce el riesgo o la severidad del COVID», reconoce Christine Stabell.
La buena noticia es que esos estudios ya están en marcha. Varios ensayos clínicos han sido registrados para probar la efectividad de la BCG, especialmente para proteger a profesionales sanitarios.
Un estudio aleatorizado y controlado por placebo está probando la BCG en 1.500 profesionales sanitarios que atienden a pacientes de COVID-19 en Países Bajos y ya se encuentra en fase 3.
También en esa fase se encuentra este ensayo que incluye a más de 10.078 profesionales sanitarios de diversos hospitales elaborado por el Instituto de Investigación Infantil Murdoch en colaboración con Royal Children’s Hospital de Australia y ha recibido financiación de la Fundación Bill y Melinda Gates.
«Actualmente se está discutiendo un posible ensayo con varios socios y fabricantes de vacunas, incluyendo la FDA de Estados Unidos, cuyos resultados serán cuidadosamente evaluada para determinar su posible utilización en el contexto de la propagación del SARS-CoV2 hasta el momento en que las vacunas específicas y las terapias antivirales estén listas», señalan también desde la Iniciativa para la Erradicación de la Polio.
El organismo señala que el fundamento científico existente hasta la fecha sugiere que la vacuna podría funcionar contra el COVID-19 y deberían iniciarse los estudios clínicos «inmediatamente».
Noticia original: Business Insider
Autor: Ana Zarzalejos