Vuelta al cole: qué ha fallado y qué ha funcionado en otros países
Tanto pediatras como educadores coinciden en que la vuelta al cole presencial es necesaria y es posible garantizar que se haga de forma segura
Tanto pediatras como educadores coinciden en que la vuelta al cole presencial es necesaria y es posible garantizar que se haga de forma segura si se aplican las medidas recomendadas.
Así lo aseguraba Quique Bassat, pediatra e investigador ICREA en ISGlobal, en una entrevista anterior con Business Insider España. Ahora mismo los padres de España se mantienen en vilo mientras las comunidades autónomas deciden los protocolos sanitarios a seguir para la reapertura de las aulas, en medio de la incertidumbre por el aumento de casos y sobre el papel que juegan los niños en la propagación del coronavirus.
Aunque se ha establecido que los niños se contagian igual, también parece estar generándose consenso en torno a la teoría de que los menores contagian menos.
«Probablemente su capacidad de transmisión es menor», reconoce Bassat, que explica que de todos los brotes investigados, ninguno suele estar iniciado por un niño. Sin embargo, él mismo advierte de un sesgo en ese razonamiento: «la mayoría de los niños son asintomáticos y en un brote se identifica al paciente índice en función de cuál fue la primera persona en cursar enfermedad».
Sin embargo, un reciente estudio que ha seguido a los niños que han atendido 22 campamentos de verano del área de Barcelona revela que han mostrado una capacidad de transmitir el coronavirus más baja, hasta seis veces menor, que la población general que les rodea. El pediatra insiste: «Se pueden hacer bien las cosas. Lo que se necesita para la vuelta al colegio es tenerle respeto al virus y tomárselo en serio».
Estos son algunos de los países que ya han abierto las aulas antes que España y lo que se puede aprender de su experiencia.
Uruguay, uno de los mejores ejemplos de gestión de la pandemia
El país cerró los colegios en marzo, pero fue uno de los primeros en volver a abrir las aulas para los alumnos. En abril ya se pusieron en marcha los colegios de las zonas rurales, donde la densidad de población era menor.
En junio permitió la vuelta a clase de los estudiantes más vulnerables que no tenían fácil acceso a la educación online y a los alumnos de edad de instituto.
El resto de estudiantes, excepto en las grandes ciudades, se fueron incorporando gradualmente. Los últimos en regresar al colegio fueron los niños de la capital, Montevideo, el 29 de junio.
En general, Uruguay ha sido un caso de éxito en la gestión de la pandemia, algo que destaca especialmente al ser frontera con Brasil, uno de los países con más casos en el mundo.
Lo cierto es que Uruguay tiene tan solo 3,5 millones de habitantes, poco más que la mitad de los que tiene Madrid, pero los expertos destacan que la confianza en el Gobierno y la transparencia de las autoridades han contribuido al acatamiento de las medidas de seguridad implantadas como la obligatoriedad de las mascarillas y el distanciamiento social.
Alemania, pruebas masivas para controlar los rebrotes
Alemania ha sido uno de los países que mejor ha controlado la pandemia desde el principio, por lo que pronto volvió a abrir los colegios para permitir un modelo educativo que combinara la educación online con la presencial.
Ahora, los estudiantes han vuelto de forma definitiva y los colegios de Alemania demuestran que los niños no son inmunes a la infección, pero que los brotes pueden ser controlados con mucha planificación. Cada vez que hay un caso en un colegio, se manda a los contactos a casa, se les realiza pruebas y no pueden volver hasta haber obtenido los resultados, según recoge The New York Times.
Entre las nuevas medidas el distanciamiento social y las mascarillas son obligatorios en el centro, pero no necesariamente dentro de clase. En su lugar, los centros están apostando por ventilar las aulas y mantener a las clases separadas para que los grupos de alumnos solo interaccionen con su clase.
Sin embargo, el modelo no es perfecto según advierten los expertos a The New York Times. En ciertos aspectos, está más determinado por la falta de recursos que por la capacidad para hacer frente como convendría a la vuelta a las aulas. Por ejemplo, lamentan, el país no tiene suficientes profesores como para garantizar grupos de alumnos más reducidos.
Suecia obliga a los padres a llevar a los niños al colegio
El plan de contención de la pandemia de Suecia ha sido muy controvertido, ya que el país nunca ha declarado el confinamiento y el cierre de la economía de forma oficial y tanto el distanciamiento social como las mascarillas están recomendados, pero no son obligatorios.
Los colegios tampoco llegaron a cerrar y tan solo los alumnos de más de 16 años se pasaron a la educación online. Algunos padres han mostrado su disconformidad, especialmente aquellos que tienen menores con problemas de salud, pero el gobierno amenazó con sancionar a las familias que no llevaran a sus hijos al colegio.
Para los niños el plan ha sido seguro según se extrae de los datos, con pocos casos entre menores. Sin embargo, las autoridades de Estocolmo han admitido que no saben cómo la enfermedad pudo haber afectado a los maestros, padres y otros adultos en los colegios.
Israel, el fracaso de relajar las medidas
Quique Bassat advierte de que Israel es un ejemplo de cómo el relajamiento de las medidas pueden hacer fracasar la apertura de los colegios. Israel hizo una apertura escalonada entre el 3 y el 17 de mayo y en los colegios se redujo el número de niños por clase y se obligó a mantener el distanciamiento social y las medidas de higiene.
Sin embargo, toda la sociedad relajó las medidas pocas semanas después—en parte debido a una gran ola de calor—y algunos colegios retiraron la obligatoriedad de llevar mascarilla y sustituyeron la ventilación por el aire acondicionado.
Un mes después de haber iniciado la vuelta a las aulas, más de 2.000 alumnos dieron positivo y el Gobierno decretó el cierre de las escuelas. La directora de salud pública de Israel, Siegal Sadetski, dimitió de su cargo a principios de julio asegurando que el ministerio de Sanidad había ignorado sus advertencias sobre que era demasiado pronto.
El país mantiene la decisión de volver a abrir las escuelas el 1 de septiembre siguiendo una estrategia basada en los datos de contagio locales y en la que los alumnos, en función de su edad, podrán combinar la asistencia presencial con la educación online.
Dinamarca, otro caso de éxito desde abril
En Dinamarca, los colegios abrieron para los menores de 10 años en abril. El país tenía en aquel momento una tasa inferior a 70 casos por 100.000 habitantes y fue abriendo las aulas progresivamente al resto de rango de edades.
Bassat es cauteloso a la hora de establecer si la edad de los menores influye en su susceptibilidad al virus. «Hay varios estudios que aseguran que los menores de 10 años se contagian menos», reconoce.
En Islandia, un equipo de investigadores analizó al 6% de la población del país para detectar el coronavirus. De los más de 848 niños que respondieron a una invitación para participar en una parte del estudio, el equipo no encontró infecciones por coronavirus en niños menores de 10 años, incluso con los colegios y guarderías abiertos en ese momento.
En esta misma línea, un estudio del 80% de la población del pueblo italiano de Vó encontró que ningún niño de 10 años o menos contrajo el virus allí, aunque al menos 13 de ellos convivían con miembros de la familia infectados.
«Aunque puede tener cierta lógica en el sentido de que el cuerpo de un adolescente es más parecido al de un adulto, todavía no lo sabemos», advierte aun así Bassat. El propio médico ha participado de un estudio en Hospital Sant Joan de Déu Barcelona que investigó los contactos de casos primarios y determinó que los niños expuestos al virus tienen la misma probabilidad de contagiarse que un adulto.
Otras de las medidas adoptadas en Dinamarca consistieron en reducir las clases a no más de 12 alumnos y no permitir que tuvieran contacto con otros grupos durante el día.
Aunque se obligaba al lavado de manos cada hora y media y a la desinfección de las aulas y el material, las mascarillas no eran obligatorias. Las entradas al colegio eran escalonadas para evitar las aglomeraciones y los padres no podían entrar en el centro.
Noticia original: Business Insider
Autora: Ana Zarzalejos