Volar en la nueva normalidad: cámaras térmicas y sin equipaje de mano
Las líneas rojas para señalar la distancia de seguridad, el auto embarque a través de nuevas tecnologías o las mamparas van a ser habituales en aeropuertos
Los aviones presumen de ser el medio más seguro del mundo por la poca cantidad de accidentes por cada número de viajes —uno por cada 2,5 millones de vuelos, aproximadamente—. A partir de ahora, también lo harán por ser la manera más segura de viajar en época de coronavirus. Y es que, gracias a los filtros HEPA, se puede renovar continuamente el aire en el interior del aparato, lo que es capaz de matar partículas del tamaño del patógeno más temido del mundo.
A parte de esta novedad, otras muchas se sucederán a la hora de coger un vuelo a partir del próximo lunes, cuando se podrá volar internamente en España. Además, desde el 1 de julio también se podrá hacer hacia el exterior del país.
Las medidas en las que el sector aéreo lleva trabajando meses ya se están empezando a implantar desde esta semana, cuando han llegado los primeros turistas a Mallorca. Al llegar la terminal del aeropuerto, el personal de seguridad pide las tarjetas de embarque de los que van a volar, sin permitir que vayan acompañados de otras personas.
No se podrá despedir, por lo tanto, a los familiares ni amigos que vayan a emprender un viaje durante la nueva normalidad. Una vez dentro del aeropuerto, se destacan las líneas rojas por todos los lugares, destinadas a ayudar a mantener la distancia obligada de seguridad. Se pueden ver desde en los mostradores de facturación hasta en las colas para pasar los controles.
A la hora de embarcar, se promueven las tecnologías de autoembarque, tales como puertas automáticas, lectores de tarjeta, pantallas LCD con instrucciones para pasajeros y dispositivos de auto escáner de documentos para identificar al pasajero.
Al llegar al mostrador —tras pasar por la cola más larga de lo habitual por la distancia de seguridad entre viajeros— se pueden ver mostradores y áreas de información con altas mamparas. Por el momento, al personal de la tripulación encargado de controlar las tarjetas de embarque se une un agente que pregunta a los pasajeros el motivo de su viaje.
En cuanto al equipaje de mano, se recomienda no llevarlo y facturar lo necesario. En caso de llevar equipaje de mano, el pasajero tendrá que introducirlo él mismo en los compartimentos, sin ayuda de otros pasajeros (aunque sí de los tripulantes).
Una vez en el avión, se podrá acceder a los asientos contiguos aunque con mascarilla obligatoria durante todo el vuelo, además del aeropuerto. Algunas aerolíneas se encargan de repartirlas a todos sus clientes, junto a toallitas desinfectantes, como Air Europa.
Los servicios a bordo quedarán reducidos, eso sí. La prensa se suprime, los menús se convierten en digitales y los vuelos cortos se quedan sin venta de productos. Los menús se empaquetan en bolsas individuales, así como las mantas y almohadas. No será posible entretenerse con revistas.
Los trabajadores durante el vuelo estarán siempre dotados de EPIs y el obligado uso de mascarillas médicas, tanto en el embarque como durante el vuelo.
Al llegar al aeropuerto de destino, el pasajero deberá entregar un documento mediante una aplicación en la que se detalla el origen y destino del viaje y si ha presentado síntomas de coronavirus, según explica El Mundo.
De esta manera, se rastreará a los posibles sospechosos de contagio. En la salida del avión es cuando se toma también la temperatura a través de cámaras a todos los pasajeros. En esta ocasión, tampoco los familiares podrán entrar a recibir a los viajeros, aunque esta norma podría cambiar en las próximas semanas, según la red aeroportuaria de Aena.
Una limpieza exhaustiva diaria en los aviones
Tras cada vuelo, las compañías realizan una limpieza de las superficies más expuestas —como las bandejas o los apoyabrazos—. Además, se realiza una desinfección extra como mínimo una vez cada 24 horas, según las recomendaciones de AESA.
En la desinfección (mediante filtros HEPA) se pulverizan todos los rincones, también en cabina, “con productos específicos de grado hospitalario”. De esta manera, se elimina cualquier posible rastro del Covid en las superficies del aparato.
Iberia es una de las compañías que los tiene instalados en sus aviones. Desde la aerolína han confirmado que la continua renovación del aire de las cabinas permite «que este sea de una pureza similar a la de un quirófano», acabando con el 99,9% de los virus y bacterias.