¿Qué se conoce de las secuelas y la inmunidad al coronavirus?
Las transmisión por el aire, los contagios a partir de los asintomáticos, las secuelas posteriores a la enfermedad o la inmunidad están todavía en debate
Después de poco más de medio año de circulación del coronavirus en el mundo, los científicos han avanzado en tiempo récord para descubrir todos los enigmas que presentaba una enfermedad sin cura y si fronteras. Tratar de destapar su modo de contagio, los tratamientos más eficaces para combatirlo o las medidas de seguridad más efectivas no ha sido fácil con la presión de las más de 567.000 muertes en el mundo que se han ido sucediendo.
Sin embargo, todavía quedan preguntas a debatir. Más allá de que todavía no existe una vacuna, se desconocen otros aspectos básicos sobre su transmisión, inmunidad y secuelas.
La transmisión por el aire
Si el coronavirus es capaz de contagiar a través del aire y hasta qué punto es una cuestión que quita el sueño a los expertos. Hasta hace poco se daba por hecho que el contagio por aerosoles generados en ciertas maniobras médicas con personas enfermas era posible.
Sin embargo, esta semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que el virus también se puede transmitir por el aire en situaciones concretas y lugares cerrados. Ahora, toda la comunidad científica está tratando de concretar las características exactas que se deben dar para que la enfermedad se transmita de este modo.
Mientras tanto, la OMS mantiene que la principal vía de transmisión es el contacto cercano entre personas, cuando un infectado expulsa gotitas o tras el contacto con zonas donde han caído estas gotas. Aunque tampoco se sabe exactamente cuál es la incidencia real de esta última vía de transmisión.
La capacidad de contagio de las personas asintomáticas
En los inicios de la enfermedad, uno de los factores que facilitó la propagación del virus fue el ignorar la cantidad de personas asintomáticas que eran capaces igualmente de transmitir el virus. Ahora se investigan los detalles.
María del Mar Tomás, microbióloga de la Sociedad Española Enfermedades Infecciosas y Microbiología, explica a El País que hay que diferenciar entre personas con el virus que nunca llegan a desarrollar síntomas y aquellas que no los tienen, pero están en una fase previa.
Los segundos pueden contagiar desde dos o tres días antes del desarrollo de síntomas, sin embargo, de los primeros todavía no se ha aclarado si ocurre lo mismo. “La transmisión de la Covid-19 también puede ocurrir justo antes de que se desarrollen los síntomas. Y, si bien alguien que nunca desarrolla síntomas también puede transmitir el virus a otros, aún no está claro en qué medida ocurre”, asegura la OMS. La carga viral parece ser un factor clave en esto.
La inmunidad al superar la enfermedad
“Sobre esto queda por saberlo todo”, reconoce Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) en referencia a la inmunidad. Según ocurre con otros virus e indica la teoría, un organismo que ha generado anticuerpos puede protegerse a sí mismo frente a segundas infecciones. Si bien en un principio se esperaba encontrar entre uno y tres años de inmunidad, los test de seroprevalencia en España indican que un 14% de las personas a las que se le había detectado esta respuesta inmune ya no la tenían dos meses más tarde.
Pero esto no implica que ya no se tenga protección, dado que el sistema inmunitario puede generar una memoria que le haga producir esos anticuerpos cuando sean necesarios. Otro tema interesante es que una persona puede estar protegida solo por haber tenido contacto con otros virus similares.
En resumen, no se sabe si todos los que pasan la enfermedad generan anticuerpos, cuánto duran, cuánto les protegen, si están protegidos sin ellos y si personas que nunca la pasaron pueden tener también inmunidad.
Las secuelas a corto y largo plazo
La corta vida del coronavirus no da pie a conocer las secuelas a largo plazo, sin embargo ha habido múltiples estudios sobre los efectos a medio plazo. Fibrosis pulmonar, trombos sanguíneos, problemas cardíacos y neurológicos son los más habituales entre personas que han pasado la enfermedad.
Dependerá de la edad del paciente, sus patologías previas y la virulencia con la que le haya atacado el coronavirus. Aunque tampoco exiten conclusiones sólidas sobre este aspecto a día de hoy.