Por qué la inmunidad de rebaño podría acabar con la pandemia
Cuando gran parte de la población ha superado la enfermedad, se han vuelto inmunes a ella y no pueden contagiarse ni ser contagiados, frenando así los casos
Desde que empezó la pandemia de coronavirus, el concepto de inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva se presentó como una posible solución para ponerle freno a la enfermedad.
Existen 2 vías para que una sociedad esté inmunizada contra un virus: vacunar a la población o que gran parte de ella se contagie para desarrolle sus propios anticuerpos.
La inmunidad de rebaño se consigue cuando al menos un 70% de la población se ha curado de la enfermedad. Al suceder esto, la infección se propaga con mucha lentitud y dificultad, porque no hay portadores suficientes para extender el virus.
Sin embargo, cuando no existe vacuna y se deja que la población se vaya infectando, esto se convierte en una estrategia arriesgada. Puede traducirse en la muerte de más personas y el colapso del sistema sanitario. Además, al no haber espacio en los centros sanitarios morirían personas con otras afecciones, ya que no podrían ser atendidas por falta de recursos, tal y como explica CNN Health.
Este es el motivo por el que casi todos los países del mundo han optado por poner en marcha las medidas de confinamiento. Se ralentiza la llegada a la inmunidad colectiva, pero se consigue que no todo el mundo enferme al mismo tiempo, evitando el colapso de los hospitales.
A continuación, se muestran qué países han buscado la inmunidad de rebaño frente al Covid-19, y cómo ha funcionado su estrategia.
La gestión de la crisis en Suecia y en Reino Unido
En Suecia las medidas de confinamiento han sido casi inexistentes, manteniendo abiertos bares y restaurantes, los colegios y gimnasios, y permitiendo reuniones al aire libre. El Gobierno tan solo ha apelado a los valores cívicos y ha ofrecido consejos de salud, pero sin imposiciones ni restricciones.
Según detalla El Economista, las cifras de muertos y de contagiados ponen en duda este método. La tasa de letalidad del COVID-19 en Suecia es 9 veces mayor que en Finlancia y 5 veces superior a Noruega, países con los que comparte frontera donde sí se han puesto en marcha medidas de confinamiento.
Con el paso de las semanas, Suecia ha tenido que prohibir las reuniones de más de 50 personas y las visitas a residencias de ancianos. Aunque siguen manteniendo la esperanza de aplanar pronto la curva y que la pandemia no afecte demasiado a la economía. Todavía es pronto para obtener conclusiones del método sueco.
La primera decisión de Reino Unido para hacer frente a la pandemia fue buscar la inmunidad colectiva. El Gobierno se negó a cerrar escuelas, restaurantes y pubs, y permitió las reuniones públicas.
Sin embargo, apenas unas semanas después, tuvieron que rectificar ante la oleada de casos que golpeaba a la población. El primer ministro, Boris Johnson, emitió una orden para cerrar todos los negocios no esenciales y prohibió las reuniones públicas, confinando a la gente en sus hogares. Él mismo llegó a contraer el coronavirus y pasó 3 noches en la UCI, aunque ya ha recibido el alta.
A día de hoy, 25 de abril, Reino Unido supera la cifra de 20.000 fallecidos por coronavirus.
Generar anticuerpos no asegura ser inmune al coronavirus
Hay que tener en cuenta que el COVID-19 es todavía un virus bastante desconocido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alberga ciertas dudas, y afirma que haber desarrollado anticuerpos no significa necesariamente ser inmune a la enfermedad. Esto daría al traste con la idea de alcanzar la inmunidad colectiva, ya que aquellos que han superado el virus podrían volver a ser infectados.
Y aunque la inmunidad sí que fuese posible, la cantidad de población que la ha desarrollado parece todavía insuficiente para llegar a la inmunidad de rebaño. “La información preliminar que nos llega en este momento sugiere que un porcentaje bastante bajo de la población ha generado anticuerpos”, explicó el doctor Mike Ryan, director ejecutivo del programa de emergencias de la OMS, en una rueda de prensa.
Además, poco se sabe del tipo de inmunidad que puede ofrecer el COVID-19. Ya que algunos anticuerpos protegen durante decádas, como es el caso de la tos ferina, que duran 20 años, o incluso durante toda la vida, como la varicela.
Otros coronavirus, como el SARS, generan una inmunidad de hasta 2 y 3 años en aquellos pacientes que se han recuperado. Si el COVID-19 se comporta de esta forma, llegar a la inmunidad de grupo sería más que posible con una vacuna, también con el método de Suecia o el que planteaba en un principio Reino Unido, aunque en estos casos acabando con la vida de miles de personas.
Noticia original: Business Insider
Autor: Enrique Fernández