La industria de la música, en vilo por el coronavirus
La temporada de festivales inicia después de Semana Santa y el sector de promotores musicales acusa incertidumbre ante el avance del Covid-19 en España
España ya ocupa el séptimo puesto en la lista de los países con más casos positivos de coronavirus, habiendo superado el umbral del primer millar. En Europa le adelantan solo Alemania, Francia e Italia. Precisamente, los Gobiernos francés e italiano ya han prohibido todas las concentraciones de más de 1.000 personas, mientras que el Ejecutivo alemán ha puesto la idea sobre la mesa. Los tres países ya habían vetado los eventos de más de 5.000 personas, pero el avance del Covid-19 les ha obligado a tomar medidas más drásticas. Con la primavera en el horizonte y la temporada de festivales a punto de empezar, todos los ojos miran a España.
El Ministerio de Sanidad se prepara ya para pasar al segundo de los tres escenarios contemplados en su plan de acción contra el coronavirus, que –entre otras medidas– comportaría pautas de mitigación de la enfermedad como el «distanciamiento social» y la suspensión de manifestaciones, eventos y «todas las formas de reuniones en lugares públicos y privados». En vista de que los Gobiernos francés e italiano han cancelado toda la programación de conciertos (en el país transalpino solo en la parte norte, y en Francia se vetaron las concentraciones de más de 1.000 personas que no sean «útiles a la nación»), puede suceder algo parecido en España.
El coronavirus ya generaba «incertidumbre» entre los productores de actividades musicales desde finales de febrero, según declaraciones del presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), Albert Salmerón. La APM se planteaba en aquel entonces «tener conversaciones con el Gobierno para intentar que considere tener ayudas como sector estratégico y ante según qué contingencias». Pero el estado de incertidumbre se ha alargado: consultada en los últimos días al respecto por Economía Digital, la patronal del sector ha dado a entender que la inquietud reina. «Seguimos trabajando en ello pero todavía no puedo dar información», ha insistido la APM.
Según datos de 2018, la industria cultural aporta el 3,2% del PIB español, y el sector de los conciertos y festivales facturó casi 400 millones de euros en 2019, según se informó en la asamblea anual de la APM, que agrupa a los promotores responsables del 80% del volumen de negocio del sector en España. Así las cosas, la posible suspensión de eventos masivos durante un lapso sin duda tendrá repercusiones en la salud económica del país, máxime cuando muchos festivales y actividades culturales son razones de peso para la llegada de turistas no solo internacionales, sino también nacionales, que se mueven motivados en gran parte por este tipo de eventos.
Efecto dominó en la industria musical
El mundo de la música popular ya ha empezado a afrontar la avalancha de previsibles cancelaciones que supone la expansión del coronavirus. Artistas como Justin Bieber, TBS, Green Day, The National, New Order, Avril Lavigne o Foals ya han cambiado los calendarios de sus giras o directamente cancelado conciertos en países infectados por el Covid-19. Además, el multitudinario y mundialmente famoso festival de música, arte y tecnología South by Southwest (SXSW), en Austin, en el estado americano de Texas, ha sido suspendido, al igual que el Ultra Music Festival, que reúne a decenas de miles de asistentes anualmente en Miami, Florida.
Estas cancelaciones han despertado dudas sobre la realización de otros grandes festivales estadounidenses como Coachella y otros de similar o mayor tamaño en Europa. «Las últimas noticias son solo el comienzo de lo que se perfila como un verano cruel para un ya nervioso negocio de la música, que ha tratado de proyectar confianza incluso mientras la crisis se profundiza, amenazando una recuperación de toda la industria que ha estado en proceso durante años», apunta la revista Forbes. En EEUU, la parte más importante del calendario de conciertos es de junio en adelante, por lo que los promotores aún tienen esperanza de que el coronavirus se calme.
En Europa, los efectos ya empiezan a verse, no solo en los países con restricciones. Este fin de semana, se ha cancelado en Toledo el concierto de Montserrat Martí Caballé & Los Chicos del Coro de Saint Marc programado para el 13 de marzo, ante la imposibilidad de que los niños del grupo coral realicen desplazamientos fuera de Francia. De igual manera, los conciertos de la Orquesta Sinfónica de la RAI de Turín en País Vasco, Murcia, Alicante y Oviedo han sido cancelados por la misma razón; el último recital iba a ser el 15 de marzo en el Kursaal de San Sebastián, pero «como medida de prudencia» ya no se celebrará.
Este fin de semana también se encendieron todas las alarmas en Nueva Zelanda después de que se informara de la presencia en un concierto de la banda Tool de un espectador infectado por coronavirus. El Gobierno aconsejó «a todos los que estuvieran en pista que observen si presentan síntomas de Covid-19». Este tipo de anécdotas pueden acabar siendo solo anecdóticas o ir a más, pero serán sin duda factores que se tomarán en cuenta a la hora de decidir sobre el futuro a corto y medio plazo de la programación cultural en España, asunto sobre el que las autoridades aún no se han manifestado en concreto.
Si bien en breve no se celebrarán multitudinarios festivales, sí que siguen en marcha conciertos y festivales de pequeño y mediano tamaño. Los festivales más masivos suelen tener lugar en el verano o a finales de la primavera, como es el caso de Primavera Sound en Barcelona, Mad Cool en Madrid, Medusa Sunbeach en Valencia, Arenal Sound en Castellón, Viña Rock en Albacete, Rototom Sunsplash en Castellón, Dreambeach Festival en Almería, Weekend Beach Festival en Málaga, Cabo de Plata en Càdiz, el Bilbao BBK Live, y el Festival Internacional de Benicàssim en Castellón.
Entre los pocos promotores que se han manifestado está Last Tour, organizadora de Bilbao BBK Live, que ha asegurado que «todos los eventos siguen adelante y no hay ninguna previsión de cancelación por parte de las autoridades, de artistas ni del promotor», en declaraciones recogidas por Jenesaispop. Desde el San San Festival, que está programado para entre el 9 y el 11 de abril en Benicàssim, y que es uno de los primeros grandes festivales después de Semana Santa, también han indicado que todo sigue como ha sido planeado, aunque desde luego respetando cualquier decisión girada desde el Ministerio de Sanidad.
Los peligros de los actos masivos
En un informe de 2019, el Indian Journal of Medical Research explicó que las concentraciones masivas de personas «crean situaciones de proximidad humana a distancias muy cortas» y generan «desafíos» sanitarios y «considerable preocupación por la salud pública». «La transmisión de infecciones respiratorias y gastrointestinales sigue siendo una preocupación importante durante las asambleas a gran escala», y la experiencia lo ha demostrado. Por ejemplo, el brote de cólera ocurrido en el festival hinduista Kumbh Mela de 1817 generó la pandemia asiática de cólera entre 1817 y 1824 a través de los peregrinos infectados que regresaron.
Las congregaciones no tienen que ser multitudinarias para ser peligrosas. Ejemplo de ello es el funeral de este fin de semana en Vitoria que causó más de 60 infectados por el coronavirus y se convirtió en el mayor episodio de propagación del Covid-19 en España hasta el momento. Pero entre más personas estén concentradas en un mismo lugar, mayor riesgo de infección. De hecho, el coronavirus se disparó en China a mediados de enero tras un banquete popular en Wuhan que reunió a 40.000 familias para celebrar el Año Nuevo Lunar. Cinco días después, unos 60 millones de personas de la provincia de Hubei fueron aisladas.
Por estos motivos el ministro alemán de Salud, Jens Spahn, ha recomendado este fin de semana cancelar todos los actos de más de un millar de asistentes. «Después de numerosas discusiones con los responsables, exhorto expresamente a cancelar eventos con más de 1.000 participantes hasta nuevo aviso. Nuestro objetivo principal es frenar la propagación del coronavirus, porque mientras más lento se propague el virus, mejor puede manejarlo nuestro sistema de salud», ha afirmado Spahn.