La arenga de Sarkozy y la irrupción de Aguirre sorprenden al PP
El expresidente francés Nicolás Sarkozy aconsejó al PP que no sea "timorato" y ensanche el partido para ganar las próximas elecciones
«¡Viva España!» y «¡Viva el PP!». Así se despidió el expresidente francés Nicolas Sarkozy de la Convención Nacional que el Partido Popular celebra por varias comunidades hasta el domingo. Llegó, vio y triunfó. El ‘enfant terrible’ de la política o el presidente hiperactivo, como le llaman en Francia, acaparó todas las miradas y los corrillos por su incendiario discurso.
Como si fuera un estrella del rock, Sarkozy entró acompañado al auditorio Reina Sofía de Madrid, donde los populares celebraron su tercer día consecutivo de conferencias. El presidente del PP, Pablo Casado, lo esperaba a la entrada para acompañarle hasta el escenario y juntos mantener un coloquio para hablar sobre Europa y los actuales retos del centro-derecha.
No es la primera vez que el francés participaba en un acto del PP. Cabe recordar que en 2016, Sarkozy ya acudió al Congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en Madrid con un marcado discurso de derechas reclamando cambios en Europa y diciendo a Mariano Rajoy: «Estamos orgullosos de tener un presidente como tú».
Pero la memoria es frágil y del PP de Rajoy tan solo quedaban en el auditorio las mismas personas que los dedos de una mano. Esta vez, Sarkozy hizo memoria para decirle a Casado: «La primera vez que le vi en el Elíseo hace 11 años le dije que algún día sería presidente».
Así y con todo, el galo ‘incendió’ a los populares con un planteamiento sobre Europa más arriesgado que el que escuchamos entre los eurodiputados correligionarios. «¡Despertad, imbéciles, sin cambiar nada, se rompe todo!», fue la frase estrella.
El expresidente realizó una mordaz crítica sobre la pasividad de la Unión Europea respecto a la toma de decisiones. «Quien decide la relación que debemos tener con China, tenemos que ser nosotros y no Estados Unidos».
«Con el inmovilismo, Europa se muere», continuó Sarkozy para añadir que, en su opinión, se deben de tomar primero las decisiones y después buscar el consenso. Un consejo que más de uno aplicará en su casa, pero que en el seno de la UE existen unas normas y hasta que la decisión no se aprueba entre los 27 estados miembro, nadie mueve un dedo.
Sarkozy dejó en Francia el ‘bienquedismo’ para enmendar la plana al discurso del expresidente de la Comisión Europea y de Portugal, José Manuel Durao Barroso, quien estrenó el ciclo de conferencias este miércoles hablando sobre el futuro de la UE.
«Todavía no ha venido lo peor, amigo. Lo que vendrá, respecto a la crisis migratoria, será peor que lo que hemos visto y no podemos dejar las riendas de la política migratoria a un solo comisario europeo», criticó el francés.
Sarkozy propone crear un «gobierno político de Schengen» dentro de la UE que esté formado por los ministros del Interior de cada país para elaborar todos juntos la política migratoria y de fronteras. «Es en ellos en quienes debe recaer la responsabilidad y no en los funcionarios de la UE», añadió.
El expresidente se despidió del auditorio pidiendo a los populares que no fueran «timoratos» y se amplíen para ganar las elecciones. El auditorio irrumpió en aplausos de algunos y las caras de otros reflejadas en la pantalla grande detrás del escenario lo dijeron todo. Pero, «aquí se viene a escuchar a todo el mundo, aunque no tenga las mismas ideas que nosotros», dijeron desde la Organización.
Cabe desvelar que, seguidamente, Sarkozy almorzó con Casado y se reconcilió con Barroso con una visita cultural para admirar el Guernica de Pablo Picasso, en el Museo Reina Sofía junto al auditorio.
El francés abandona esta noche la capital pero no se va de España, ya que su mujer, Carla Bruni, dará un concierto el próximo jueves 7 de octubre en Sevilla. «Hasta entonces permanecerán visitando España como otros turistas más», señalan fuentes del entorno.
Casado cierra la herida de Aguirre
A quien sí le gustó el discurso de Sarkozy fue a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. La lideresa ocupó este miércoles el puesto de Isabel Díaz Ayuso acaparando todas las miradas y los corrillos posteriores.
“¿Ha dejado atrás su ‘guerra’ con el presidente del PP?”, le preguntaron los periodistas nada más entrar por la puerta. “Yo nunca he estado en guerra con Pablo”, contestó Aguirre tan viva como siempre.
Su presencia sorprendió a propios y a extraños. Pero más aún que Pablo Casado sacara pecho de su gestión mencionándola durante su coloquio junto a Nicolas Sarkozy. Incluso, se pudo ver a Casado y a Aguirre sentados uno al lado del otro durante las conferencias.
Pero en política nada es casualidad y lo que escondía su asistencia fue cerrar la última herida abierta entre Casado -el partido- y la expresidenta a raíz de sus críticas a la cúpula y la defensa a ultranza de Ayuso.
La expresidenta llegó a llamar «niñatos» o «chiquilicuatres» a los dirigentes que conforman la dirección nacional del partido por impedir que Ayuso tome los mandos del PP madrileño. Pero ahí estaba Almeida sonriendo y dándole la bienvenida o a Casado ensalzando su labor encima del escenario.
«Estoy ya retirada de la primera fila, pero estoy aquí apoyando a Pablo, que va a ser nuestro próximo presidente», dijo a la prensa y, en concreto, consideró «muy bueno» el discurso del expresidente francés, según detalló a Economía Digital.
«Una no va donde no le invitan», desveló la lideresa. El PP de Casado cierra así su herida con Aguirre porque Esperanza dolió menos que Cayetana.