El control horario en las empresas, en el aire (y las multas también)
Inspección del Trabajo no dispone de un reglamento sobre cómo debe ser el registro horario de los trabajadores: de momento, eso queda criterio de la empresa
El gobierno de Pedro Sánchez obliga a las empresas a poner a disposición de sus empleados un registro horario para que estos anoten cuando inician y finalizan su jornada laboral. Sin embargo, la normativa no dice nada de cómo debe ser este registro horario. De momento, eso queda a criterio de cada empresa.
Mediante un real decreto, el Gobierno modificó el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores para obligar a las empresas a implementar un registro horario. En menos de 200 palabras, esta modificación legal tan solo menciona cuatro novedades: las empresas “garantizarán” el mencionado registro, se aplicará
“sin perjuicio de la flexibilidad horaria”, se establecerá mediante un acuerdo con los trabajadores y, finalmente, los datos acumulados deberán guardarse durante cuatro años.
No se dice nada sobre cómo debe ser el registro horario. Los encargados de supervisar si se cumple la normativa y, en caso contrario, de imponer las correspondientes sanciones son los inspectores de trabajo. Sin embargo, los inspectores tampoco tienen directrices de cómo debe ser este registro.
Todavía no se ha desarrollado la normativa. Inspección de Trabajo ni siquiera dispone de protocolos al respecto. Por lo tanto, las patronales ponen en duda que puedan sancionar a las empresas a partir del próximo 12 de mayo, cuando será exigible que tengan un sistema de control horario.
Multas mínimas de 626 euros
Aunque se prevén multas de como mínimo 626 euros por infringir la normativa, Inspección de Trabajo no cuenta con suficientes funcionarios ni protocolos de actuación para lanzar una cruzada contra las empresas que no tengan un sistema de control horario para todos sus trabajadores.
Como no se ha desarrollado la normativa, estos sistemas pueden ser muy variados: desde simples hojas de papel que firmen los empleados hasta los clásicos relojes de fichar o las sofisticadas aplicaciones de telefonía móvil. No obstante, Mar Sabadell, profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya, advierte que un registro con papel es inviable: “en un mundo digital no haremos un registro manual”.
Enric Blanco, director comercial de Robotics, precisa que ofrecen a las empresas diversos software que cumplen de sobras con los posibles marcos que establezca en un futuro la administración para el registro horario. Además, estos programas informáticos o aplicaciones de móvil son actualizables.
Muchos proveedores ofrecen aplicaciones para que los empleados, desde su teléfono móvil, anoten cuando inician y finalizan su jornada laboral. Sobre esta cuestión, desde los sindicatos se exponen dudas de que se pueda exigir a los trabajadores que usen sus móviles particulares para el registro.
Sobre esta cuestión, Victoria Mínguez, de Quiva Software, indica que lo preferible o recomendable es que el empleado utilice el móvil de la empresa. Sin embargo, es posible que se use el aparato particular si hay un consentimiento por escrito. De todas formas, la empresa deberá llegar a un acuerdo con sus empleados sobre los requisitos del control horario.
Intromisión a la intimidad
Un delgado sindical de una empresa de seguridad privada que exige anonimato advierte que el uso del móvil, sea de la empresa o particular, abre la puerta a posibles “abusos” en el control de los empleados. En la actualidad, algunas empresas de seguridad saben exactamente donde se encuentran los vigilantes porque la aplicación móvil les facilita su localización. De generalizarse esta situación, la empresa podría pillar a los empleados que, cuando indicaran que iniciaban su jornada, aún estuvieran en su casa. El localizador les delataría.
Para evitar las “barreras psicológicas como el miedo a la intromisión de la intimidad” se constituyó recientemente el Consejo Español para el Registro de la Jornada (CERJ). Se trata de una asociación empresarial que fomenta el registro horario y aspira a colaborar con la elaboración de los futuros reglamentos. DSu se de está en Madrid y una de sus cabezas visibles es José Ramón Urtubi, un exdirigente de la Federación Española de Deportes de Invierno vinculado en la actualidad al sector tecnológico.