La contradicción del PSOE: Collboni quiere echar el freno con los cruceros pero el Gobierno presume de su apuesta
Mientras que el Gobierno elogia el impacto positivo de este tipo de turismo en la economía, el turismo y el empleo, el alcalde de la capital catalana se muestra partidario de poner coto a algunas modalidades
La gestión política de los asuntos que conciernen al turismo de cruceros es un tema espinoso en el PSOE. Mientras que tanto el Gobierno, como el organismo público Puertos del Estado, defienden de forma clara el turismo de cruceros y reconocen su impacto positivo en la economía, el turismo y el empleo, el alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, es partidario de apostar solo por algunas de sus modalidades.
Y es que, la postura del primer edil de la capital catalana, quien se decanta por echar el freno al turismo de cruceros a excepción de los cruceros de base, choca frontalmente con la expresada en distintos comunicados por el organismo que gestiona las infraestructuras portuarias del país y el Ejecutivo, que presume de este tipo de turismo y lo considera un motor económico.
La importancia «indiscutible» del turismo de cruceros
Para Puertos del Estado, el «compromiso» del país con el turismo de cruceros es evidente, tal y como deja bien claro en una nota de prensa difundida hace unos meses. De la misma manera, en otro comunicado, lejos de hacer alusión a la necesidad de frenar los cruceros, tilda de «indiscutible» la importancia de este tipo de turismo como «elemento dinamizador» de la actividad económica española.
Un planteamiento con el que coincide el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Héctor Gómez, quien defendió que el turismo de cruceros brinda al país «un plus y un valor» como destino turístico.»Es una línea que potencia la actividad económica y el turismo en España», enfatizó. A su parecer, el país puede «presumir» de tener un sector turístico «que no genera tensión y sí riqueza«, por lo que recalcó que el objetivo del Ejecutivo era continuar trabajando para mejorar su calidad. «No nos limitamos a contar turistas, sino que queremos un turismo que esté a la vanguardia», insistió.
Los puertos españoles reciben 6,1 millones de cruceristas
No es para menos. Según los últimos datos publicados por Puertos del Estado, el turismo de cruceros está pasando por uno de sus mejores momentos. Entre enero y julio de este año, las infraestructuras portuarias del país han recibido a 6,1 millones de cruceristas, una cifra que no solo supera los resultados de 2019, previos al estallido de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid, sino que también reflejan que el auge que está experimentando este tipo de turismo, que se ha disparado un 74,8% en comparación con los datos registrados durante el mismo periodo del año pasado.
Barcelona, el puerto español que recibe más cruceros
Si se pone el foco sobre el puerto de la ciudad condal, se pone de relieve el peso que tiene dentro de la red portuaria del país. Pues, la infraestructura de la capital catalana se sitúa a la cabeza entre las ciudades que han recibido un mayor número de cruceros, con la llegada de 424 embarcaciones de este tipo, si bien también figuran lugares eminentemente turísticos como Las Palmas o Santa Cruz de Tenerife, donde han atracado 371, y 303 cruceros.
De hecho, Barcelona también se corona como la ciudad que ha acogido a un mayor número de cruceristas, concretamente 1,8 millones. Si seguimos descendiendo por el listado elaborado con datos de Puertos del Estado, encontramos que la segunda posición la ocupan los puertos situados en las Islas Baleares, que han recibido 1,2 millones de viajeros que han optado por el crucero.
Collboni quiere potenciar los cruceros de base
Ante este contexto, el posicionamiento de la entonces primera edil Ada Colau fue apostar por limitar el número de cruceros en la ciudad. «Los cruceros generan contaminación y el modelo de cruceros sin límite que ha habido hasta ahora no es sostenible y, por tanto, se debe regular», argumentó para después zanjar: «Son miles de personas que llegan y la mayoría están pocas horas y se concentran mucho en la zona del centro y, de golpe, generan sensación de colapso».
Lejos de situarse en la defensa férrea de este tipo de turismo, como sí han hecho otros miembros del Gobierno, la postura del actual alcalde de la ciudad condal se sitúa en la línea de la expresada por su antecesora al frente del consistorio. Y es que, el socialista se ha mostrado partidario de rebajar las escalas de los barcos que solo permiten visitas de horas a la ciudad, una iniciativa a través de la que se propone incrementar la calidad de las visitas de los cruceristas, según apuntó.
Consecuentemente, la idea del primer edil del Ayuntamiento de Barcelona es que la capital catalana se convierta en base de cruceros, para lo que sería necesario enfocarse únicamente en los cruceros de base, que son aquellos que inician o acaban sus travesías en la ciudad y los que generan más dinero a la economía local, un planteamiento que dista considerablemente de la apuesta total por el turismo de cruceros expresada en el seno del PSOE.