El Congreso sube los precios de la cafetería: el menú del día cuesta 6,45 euros

La empresa adjudicataria del servicio, Cafestore, ha elevado el menú un 43% y, en menor medida, también ha encarecido el café y el desayuno

Pleno del Congreso de los Diputados. Foto: Congreso.

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El oasis de precios que suponían las cafeterías de las Cortes ya no lo son tanto desde hace unos días. A raíz de la inflación, el Congreso de los Diputados ha subido los precios tanto en sala como en autoservicio y, con la revisión actual por parte de la dirección de la Cámara Baja, el menú del día en la cantina ya no cuesta los habituales 4,50 euros, sino que ha aumentado un 43%, hasta situarse en los 6,45.

Antes un café valía 0,95 euros, ahora son 1,20. El menú en la cantina de autoservicio, a modo bufé y que incluye primero, segundo, postre, pan y bebida, era de 4,50; ahora ha pasado a 6,45. Un desayuno compuesto por un café y una tostada antes eran 1,15 euros y ahora son 1,30 euros.

La responsable del servicio es la empresa Cafestore, del grupo Sacyr, se llevó la adjudicación en 2019. En julio de 2021 tocó la renovación de la concesión y volvió a ganar por su oferta de precios. Pero, según El Periódico de España, en febrero pidió al Congreso incrementar precios ante la elevada inflación como consecuencia económica derivada de la guerra de Ucrania. Esto dejaba el margen de beneficio de la empresa en una situación muy comprometida, ante el aumento exponencial de los costes.

La historia de la cafetería del Congreso

El tener dónde comer y beber algo a precios populares durante los días de trabajo en las Cortes no es algo que se trajo con la recuperación de la democracia. No se sabe con exactitud en qué momento se decidió crear en el Palacio del Congreso de los Diputados un servicio de fondín para refrigerio de los parlamentarios, pero ya en el último tercio del siglo XIX se pueden encontrar algunos documentos en el Archivo del Congreso que atestiguan su existencia.

En la memoria de unas obras proyectadas hacía 1883 bajo la dirección del arquitecto Arturo Mélida se hace mención a la ubicación del fondín y a la necesidad de trasladarlo a un lugar más discreto ya que “presentándose en primer término al que visita la Cámara, da el aspecto de un Café de segundo orden a la Representación Nacional”. Se añade también la necesidad de evitar “que en un Salón del Congreso, tras un biombo, se establezca (como hoy existe) una hornilla con cafeteras, comprometiendo el edificio y deteriorándole visiblemente”.

Seguramente en sucesivas contratas fueron ampliándose los productos ofrecidos. Así, por ejemplo, en una propuesta presentada en 1909 vemos una amplia lista de productos, sobre todo vinos y licores, con sus precios correspondientes, comprometiéndose el proponente a “dar un servicio tan fino y esmerado como se de en los mejores establecimientos de esta Corte”, con el café, té o chocolate «completo» por 1,5 pesetas.

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