Los Comuns arrebatan al PSC el triunfo de desplazar a la CUP como muleta del Govern
El partido de Ada Colau consigue romper la "mayoría del 52%" en el Parlament, dejar su huella en las cuentas catalanas, desbancar a los socialistas como alternativa a la CUP y generar una convulsión en Junts
El rechazo de las enmiendas a la totalidad con 65 votos en contra, 62 votos a favor y 8 abstenciones da alas a los Comuns, que han permitido a Aragonès salvar la legislatura y aprobar en tiempo y forma sus primeros presupuestos. De indeseables a imprescindibles en menos de una semana y haciendo valer más sus pocos diputados que los 33 de un PSC deseoso de negociar.
Una Catalunya en Comú que gana relevancia política, y que ya se ha cobrado su «preacuerdo» para permitir que las cuentas de Pere Aragonès se sigan tramitando: tener la seguridad de que los votos de ERC en Barcelona «facilitarán» los Presupuestos de Ada Colau en 2022 a costa de inmolar a Ernest Maragall y su estrategia de erigirse como alternativa.
Los Comuns también arrancan compromisos de tipo social, como los famosos 1.000M€ en vivienda pública que exigía la CUP como condición para retirar la enmienda a la totalidad, un plan nacional para impulsar el uso del ferrocarril y el tranvía como alternativa y facilitar una oficina para poder remunicipalizar la gestión del agua, entre otras cuestiones.
«El preacuerdo es un primer paso para seguir negociando», ha explicado este lunes Jéssica Albiach al exhibir el triunfo de su formación. Siguen algunos escollos compartidos con la CUP, como el Hard Rock de Tarragona, una inversión ampliamente defendida por Junts como algo imprescindible para reactivar ese territorio.
Los Comuns escenifican la ruptura «de la mayoría del 52%»
Y más allá de imprimir su sello en los Presupuestos –bajo la amenaza de que los recelos de Junts puedan torpedear el acuerdo–, la vía abierta por Cataluña en Comú consigue lo que habría querido escenificar el PSC con su voto: la ruptura de la «mayoría del 52%» de ERC, Junts y la CUP y la apertura a posibles pactos que hagan aflorar el eje ideológico.
«La mayoría de la investidura está rota, el Govern está roto», ha lamentado la portavoz del PSC en el Parlament, Alicia Romero. La socialista, molesta tras ofrecerse su partido para desbloquear los presupuestos, ha aprovechado el pleno de este lunes para votar las enmiendas a la totalidad para dibujarse como «alternativa al mercadeo la incertidumbre y la improvisación».
La carambola de los Comuns también ha conseguido sacudir los cimientos del pacto de ERC con Junts per Catalunya, un partido que se ha erigido como quintaesencia del independentismo y guardián de la mayoría parlamentaria. «No aceptamos que por la puerta de atrás se cambien los presupuestos», aseguró el presidente de Junts, Jordi Sànchez, el pasado domingo.
Giró, agradecido con el apoyo de Albiach pese a los aspavientos de Junts
Un rechazo que, sin embargo, no ha supuesto su rechazo a las cuentas al entender que el pacto entre ERC y los Comuns no suponía un cambio sustancial a los «presupuestos del conseller Giró». Eso sí, Elsa Artadi ha escenificado su teórica oposición al pedir una reunión al más alto nivel con ERC entre críticas a Aragonès.
El sobresalto de Artadi no parece haber alterado en exceso a Giró, que ha aprovechado su segunda intervención en el debate y votación de enmiendas a la ley de medidas fiscales y financieras –más conocida como ley de acompañamiento– para agradecer su abstención y permitir así que este «trámite continúe».
Aunque Junts no se ha involucrado directamente en la negociación, el equipo de los Comuns liderado por Joan Carles Gallego y Susanna Segovia sí que se reunió con el equipo negociador, formado por Jaume Cabrafiga (de Economía y de Junts), Nuria Cuenca (de Presidencia y ERC), y Marc Ramentol (coordinador interdepartamental).
Una –en terminología ‘procesista’– jugada maestra, que desactiva el papel utilitario del PSC, arrastra a ERC a desmarcarse de los planteamientos más rupturistas de Junts y la CUP, rompe la mayoría independentista como única fórmula para articular mayorías en el Parlament y convulsiona al partido de Carles Puigdemont.