Colau suspende la segunda fase del ‘porta a porta’ de Sant Andreu de forma indefinida
El Ayuntamiento recula tras la presión vecinal contra el polémico sistema de recogida de basuras
El Ayuntamiento de Barcelona ha decidido suspender la fase dos el polémico sistema de recogida de basuras ‘porta a porta’ en el barrio de Sant Andreu. El concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, ha justificado la decisión en dedicar los esfuerzos para consolidar la fase 1 del proyecto.
El polémica sistema de recogida de basuras debía empezar a aplicarse en Sant Andreu en las zonas donde todavía no se aplicaba tenía que empezar sus andanzas a partir del 18 de octubre. Badía ha explicado que está en conversaciones con ERC, Junts y la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB) para desarrollar un nuevo proyecto desde el consenso.
Badía trabaja ahora «sin calendario fijo»
La reculada del consistorio se debe a la fuerte presión vecinal ejercida sobre este sistema de recogida de basuras. Los vecinos se han movilizado en repetidas ocasiones contra este sistema. «Cuando esté consolidado, seguiremos. No venimos a imponer un calendario a los vecinos», ha explicado.
El proyecto ya había decaído de otros barrios de la ciudad. El primer teniente de alcaldía, el socialista Jaume Collboni, ya había avanzado la suspensión del ‘porta a porta’ en el barrio de Horta. Badia, que contaba con la oposición del PSC a este proyecto de recogida de basuras, asegura que el Ayuntamiento trabaja «sin calendario fijo» para extender el proyecto a toda la ciudad.
El fracaso del ‘porta a porta’
La fase 1 del ‘porta a porta’ ha sido un auténtico desastre que ha provocado la ira vecinal. El sistema obliga a los vecinos a bajar distintos residuos en diferentes días a la semana en horas concretas. La falta de planificación y el descontrol se traducen en bolsas de basura amontonadas en las calles toda la noche.
Los problemas de salubridad son importantes. Los vecinos de Sant Andreu se quejan de que la basura amontonada en las calles ha sido un hervidero de plagas, como ratas o cucarachas. También, se quejan de la insalubridad que supone tener residuos en las calles, y la falta de planificación del ayuntamiento con residuos sanitarios textiles, como pañales, compresas o tampones.
Otra de las aristas del puerta a puerta son las dudas sobre violación de la privacidad. Las bolsas traslúcidas van identificadas con microchip, lo que permite al ayuntamiento –que no al operario de residuos– saber quién recicla bien y quién no. Además, si el basurero considera que el contenido de la bolsa es incorrecto, dejan la bolsa en el suelo con una pegatina.