Colau sufraga 60 conciertos con lo que pretendía pagar a Roures
El Ayuntamiento de Barcelona subvenciona con 165.000 euros un ciclo de conciertos en Montjuïc para ayudar a las salas de pequeño aforo
Con el dinero que el gobierno de Ada Colau pretendía pagar a la productora de Jaume Roures, Mediapro, para realizar un «concierto desde los balcones» durante el confinamiento, el Ayuntamiento de Barcelona puede subvencionar un ciclo de en torno a 60 eventos musicales en Montjuïc. El consistorio ha anunciado que invertirá 165.000 euros en el proyecto ‘Sala Barcelona‘, que acogerá conciertos durante todo julio y agosto en la montaña barcelonesa para auxiliar a las salas de pequeño aforo de la ciudad.
Un importe inferior a los 500.000 euros que iba a costar el evento en los balcones que se iba a emitir por TV3 y Betevé el pasado 9 de mayo, que fue cancelado después de que una decena de artistas se retirasen del cartel al conocer el elevado coste de la cotización de El Terrat, la productora de Andreu Buenafuente que ahora forma parte de Mediapro. El consistorio se comprometió a pagar la mitad de ese millón de euros, pero ante la polémica rectificó y terminó por cancelar el contrato, sin dar apenas explicaciones al respecto.
Es decir, que con los 250.000 euros que Colau iba a pagar a Roures por la producción de ese evento, el Ayuntamiento puede subvencionar en torno a 60 actuaciones (hasta ahora se han anunciado 26 conciertos) y le sobra dinero. De hecho, todo el programa ‘Sala Barcelona’ —que fue presentado este pasado jueves— tendrá un coste de 250.000 euros, de los que la administración municipal sufragará en torno al 65%, proveniendo el resto de los ingresos (85.000 euros) de los patrocinios, las taquillas y las barras.
‘Sala Barcelona‘ es una colaboración del consistorio con la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña. Arrancará el 2 de julio con la actuación de la pianista y compositora Clara Peya en el patio de armas del Castell de Montjuïc. El Ayuntamiento ha afirmado que «el objetivo es traer las salas de conciertos al aire libre, con una actividad adaptada a las medidas sanitarias». El aforo máximo de cada concierto será de 400 personas, como establece en plan de desescalada del Ministerio de Sanidad.
Economía Digital contactó con el Institut de Cultura de Barcelona para preguntar por la disparidad en el coste entre el «concierto de los balcones» y el ciclo de conciertos, pero al cierre de este artículo no hubo respuesta. El Ayuntamiento ha anunciado paquetes por 5 millones de euros para ayudar al sector cultural a afrontar la crisis del coronavirus. En este caso en concreto, su objetivo es ayudar a las salas de conciertos, que cerraron en marzo y no ven viable reabrir con las restricciones que seguirán en la ‘nueva normalidad’.
El concierto que no fue
Ante el parón de todas las actividades culturales y las aglomeraciones durante el estado de alarma, desde luego que ir a conciertos ha sido impensable. De hecho, para la mayoría de los epidemiólogos (el 64%), ir a un concierto, a ver una obra de teatro o a un evento deportivo es algo que no piensan hacer durante el próximo año, según una encuesta de The New York Times realizada a finales del pasado mayo. La Organización Mundial de la Salud, por su parte, recomienda que se hagan al aire libre y respetando las distancias.
Por ello, muchos artistas alrededor del mundo han cambiado las presentaciones en directo por el streaming, e inspirándose en ese movimiento cultural-digital surgido durante el confinamiento más duro el Ayuntamiento de Barcelona anunció, a finales de abril, el evento Barcelona, ens en sortirem. La idea era celebrar un homenaje al esfuerzo de la ciudadanía para paliar la pandemia, con artistas como la citada Clara Peya o Txarango actuando desde sus terrazas y trasladando un mensaje de optimismo en tiempos oscuros.
Tras anunciarse que el concierto tendría un coste de 200.000 euros en un momento de gran incertidumbre económica (la Gaceta Municipal después desveló que en realidad habría costado 250.000 euros al erario), la oposición y parte de la ciudadanía prácticamente tumbaron la iniciativa desde Twitter. Ayudó también que la mayoría de los 30 artistas que iban a actuar (algunos de forma gratuita) se quejasen de la onerosa factura de Mediapro. Colau suspendió finalmente el concierto el 2 de mayo, tres días después de anunciarlo.
La alcaldesa no brindó explicaciones ante la oposición, pero sí lo hizo el concejal de Presidencia, Jordi Martí, que defendió que «no se ha firmado nada, no se gastará un euro público en el concierto fallido». Al no haberse realizado, no respondió cuestiones sobre el presupuesto del evento. La oposición no lo consideró suficiente y, en bloque, acusó a Ada Colau de querer darse «un homenaje», ocultar el coste real de la iniciativa, no hacer autocrítica y cerrar contratos extraños con «su amigo millonario» Jaume Roures.