Colau se reserva el comodín de Valls

Los comunes optan por la prudencia tras la oferta de Valls de cederle sus votos para garantizar

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Manuel Valls lanzó la bomba y Ada Colau optó por no mover ni una ceja. El ex primer ministro francés ofreció este miércoles votos gratis a Colau que garantizarían su investidura como alcaldesa siempre que también contara con el apoyo del PSC, que muestra una clara predisposición a avalar su continuidad al frente del Ayuntamiento de Barcelona. Pero los comunes, o, al menos, su nucleo decisorio, afrontan las dos semanas y media que quedan hasta el pleno de constitución del consistorio del 15 de junio como una larga partida de póker, y entienden que es demasiado pronto como para mostrar ya sus cartas. Ya lo dijo Colau el martes en un vídeo difundido en las redes sociales: «Abrimos un periodo tranquilo, porque quedan días para hablar tranquilamente». Y el aldabonazo de Valls no va a cambiar eso.

Así que no hubo de entrada ningún portazo. Colau insistió también en aquel vídeo que no habrá pactos «con fuerzas de derechas», categoría en la que incluye tanto a Junts per Catalunya (JpC) como a Barcelona pel Canvi, la plataforma de Valls. El truco, la astucia de este último, es que lo que propone no es ningún pacto, sino votos a fondo perdido, con lo que aceptar su oferta no le supondría a la alcaldesa faltar a ese compromiso.

Es más, en sentido estricto, y si realmente los votos de Valls son gratis, la única manera que tendría Colau de evitarlos sería que Barcelona en Comú no la votara en el pleno de investidura, sino que se abstuviera o diera su apoyo a otro alcaldable. Pero claro, y ahí radica una de las claves del asunto, es que nadie ha dicho que el PSC también vaya a votar a Colau a cambio de nada.

Los comunes tienen por delante 15 días para una negociación a dos bandas, por un lado con los socialistas y por el otro, con ERC. Y ahora la afrontan sin descartar ningún escenario y con una fuerza añadida a la hora de sentarse a la mesa con los de Ernest Maragall: la que les da la posibilidad de apretar el botón nuclear que supondría aceptar los votos de Valls y dejar a los independentistas en la oposición. En la partida de póker, Valls es ahora para Colau un comodín. 

Voces favorables a la opción Valls

Ese es el plan que se maneja en la sala de máquinas de Barcelona en Comú (BC), pese a que ya han empezado a proliferar las voces que desde sus propias filas reclaman un pacto con los socialistas y la aceptación de la oferta de Valls. Si el martes, antes incluso de que el candidato independiente lanzara la bomba, fue el diputado y exconcejal Raimundo Viejo el que abogó por un acuerdo BC-PSC con apoyo de Valls a la investidura, este miércoles fue el exlíder de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQP). Lluís Rabell, quien se sumó al llamamiento.

«Ceder el gobierno municipal a Ernest Maragall sería hoy una irresponsabilidad mayúscula, de muy graves consecuencias», escribió en su blog. Para Rabell, un antiguo líder vecinal de Barcelona con ascendente sobre Colau pero que acabó distanciado de la línea marcada por la alcaldesa en el seno de los comunes, aceptar el apoyo ofrecido por Valls «no sólo es legítimo, sino que constituye una exigencia democrática». 

Más ambivalente se mostró el exportavoz de CSQP, Joan Coscubiela, que, entrevistado en La Sexta, insistió en que Maragall sigue siendo quien tiene más opciones de ser alcalde porque la suya fue la lista más votada y consideró «torpe» el planteamiento de Valls «si con ello prentendía presionar a Colau».

Artadi lanza mensajes a Maragall y Colau

Quien sí reaccionó a la maniobra del líder de Barcelona pel Canvi fue la otra fuerza con la que negocia ERC, JpC. La número dos de la formación, Elsa Artadi, se reunió este miércoles con Maragall y ambos pactaron crear una comisión negociadora y también acudir juntos el viernes a Soto del Real para verse con el aldaldable de la formación posconvergente, Joaquim Forn.

Tras el encuentro, Artadi lanzó mensajes a Maragall y a Colau. Se dirigía al primero cuando alegó que Barcelona ha votado «renovación» y por un gobierno «100% independentista». Y a la alcaldesa en funciones le recordó que hace cuatro años reclamaba que el gobierno municipal fuera para la lista más votada, y le preguntó si estaba dispuesta a pactar con «las formaciones del 155».

Colau, en cambio, guarda silencio. En su entorno, piden discreción y prudencia mientras duren las conversaciones, cuyo resultado podría acabar siendo avalado por una consulta a las bases. Pero eso, apuntan fuentes de los comunes, se decidirá cuando toque, porque ahora, insisten, toca ir «paso a paso». Quedan dos semanas y media de margen y la bomba de Valls es una bomba de tiempo. 

 

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